Voracidad

04. Siempre hay algo que debes saber.

El amanecer la alcanzó en el balcón de su habitación, dónde ella al fin pudo conciliar el sueño, Nix estaba acostada en un enorme mueble lleno de cogines. Parecía tranquila, en paz y extrañamente tenía una leve sonrisa plasmada en el rostro afligido; daba la sensación de que estaba inmersa en un hermoso sueño que pronto iba a terminar.

Un nuevo día comenzaba en Witeeler y quiénes lo regían y estaban involucrados en política o una vida propia tenían mucho por hacer a diferencia de Nix que sólo mataba a las Nebulosas.

Erema y Nazareth Anglus hacían lo posible por tener todo en orden y que nada se les saliera de control porque aunque Witeeler pareciera ser un pueblo de lo más tranquilo, lo cierto era que también escondía sus secretos.

La única verdad de Witeeler; es que todos ahí tenían algo que esconder y tal vez harían hasta lo imposible porque permaneciera así.

Mientras los demás se quejaban por la duración de las horas, para Nix el paso de éstas fue nada, tan solo un instante y en todo el día nadie se atrevió a despertarla debido a lo poco que podía dormir; esa era una consecuencia más que debía afrontar y que Erema, su madre, se negaba en aceptar.

Perdida entre sueños y realidad, Nix se encontraba navegando tratando de hayar el camino de vuelta a... casa.

Se despertaba tan solo unos instantes en su cama y al intentar levantarse caía de nuevo en ella luchando para no dormirse, pero el sueño le ganaba y cerraba los ojos solo para volverlos a abrir en la nada; un cielo lleno de nubes arriba y otro de igual manera abajo, la neblina rodeaba todo en varios metros y era como un tobogán porque no le permitía ver más allá de los dos cielos. Nunca terminaba de caer y ella llegaba al punto de que hacía hasta lo imposible por despertarse a penas se daba cuenta de que estaba en un sueño.

Y entonces el ciclo se repetía.

Una y otra y otra vez...

No fue hasta quién sabe cuántos despertares después que cayó en cuenta de que estaba atrapada en un sueño dentro de otro sueño, porque ella no dormía en su cama desde hacía mucho tiempo. Volvió a caer rendida en la cama y sus flamantes ojos vieron de nuevo ese cielo azul que estaba tan claro como si fuera un día de verano.

No miró hacia abajo y solo se concentró en seguir viendo el cielo de arriba, pero si lo hubiera hecho habría notado como mientras caía su cuerpo se había reflejado y ahora parecía solo un espejo esperando a que ella se repicara contra el.

La sorpresa de sentir como suavemente su cuerpo tocó algo gelatinoso no duró mucho porque al instante siguiente ya estaba siendo absorbida por esa sustancia que parecía ser un mar de gelatina.

¡No, no, no, no quiero morir tragada por una gelatina en un sueño o lo que sea que es ésto!

¡No debí dejar de luchar hasta poder despertarme!

¿Y si...?

¡No y no! Tengo que poder salir de aquí con mis propios medios.

Cuando salió de esa sustancia sintió que fue dejada en una superficie blanda, suave y consistente, abrío los ojos a la vez que levantaba su cuerpo y cuando sus ojos se adaptaron a la luz que los lastimó por unos instantes se encontró con el panorama del sol en lo alto, un cielo con grandes nubes y el extenso jardín de esculturas que estaba al frente de su balcón.

¿Qué? ¿Sólo necesitaba dejarme caer para poder salir?

Se levantó lentamente para después estirarse y bostezar, a continuación revisó su cuerpo en busca de algo inusual, pero no había nada, todo estaba bien exepto por una sensación...

Por favor, por favor, por favor...

Se adentró en la habitación con el corazón en la mano, fue directo hasta donde estaba un espejo de cuerpo completo en la pared y se quitó la parte de abajo del pijama para ver el costado exterior de su muslo izquierdo; lo que era parecido a un tatuaje intrincado empezaba desde unos centímetros arriba de su rodilla y entre ondulaciones conectadas entre si llegaba hasta el hueso que sobresalía en su cadera.

Se acercó al espejo con los bien abiertos viendo sin pestañear cada una de las líneas que eran del color de sus ojos, milímetro a milímetro, ese tatuaje fue hecho con la más grande dedicación y Nix se negaba a creer que algo o alguien sea capaz de causarle siquiera el más diminuto rasguño.

No siento nada, no me siento diferente y mi percepción es la misma... sí, todo está bien.

No pasa nada. No pasa nada.

Aún siendo incapaz de soltar el aire cierra los ojos y deja caer su dedo anular en una de las puntas del tatuaje, al hacerlo una corriente eléctrica viaja desde su dedo hasta sacudirla por completo.

Maldición.

Con la mandíbula tensa deja que el tatuaje sepa que es ella y cuando lo hace su dedo con vida propia recorre esa figura intrincada que está completamente unida, es un sondeo para asegurarse de que todo está perfectamente bien.

¡Uff! Todo marcha bien, al menos eso se encuentra en su lugar.

Tremendamente aliviada se vuelve a colocar la parte baja de su pijama largo, al menos antes nunca había sido fan de ir mostrando las piernas por ahí y el hecho de que no lo hiciera ahora no era extraño. Moviendo las grandes cortinas que separan su balcón de la habitación sale para observar el sol que le indica que ya es tarde y que ha pasado sumida en una jugarreta de su mente más de lo que alguna vez admitiría.

—Nix, ¿ya estás despierta?

Con el entrecejo fruncido no se mueve de dónde está y ahora si escucha los pasos pesados de su hermana que se acerca hasta dónde ella está.

—¿Qué hora es? —pregunta sin dejar de ver el jardín de las estatuas.

—Falta poco para irnos, deberías empezar a prepararte —Erisce se acerca hasta estar a su lado y con una sonrisa le ofrece la bandeja que trae entre las manos—, pero antes come, que no has probado bocado en todo el día y debes estar hambrienta.

¿Traía comida? Pero si no huele a nada.



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En el texto hay: fantasia, romance, magia

Editado: 22.06.2023

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