La decisión de dejar a Ren atrás aún a costa de que se mantuviera en pie lo suficiente, la estaba matando de culpa y solo parecía que cualquier cosa que hiciera iba a ser una mala elección. Esa discusión que mantuvo por largo tiempo con él se había prolongado y había tenido menos sentido con cada palabra que salía de sus bocas. Fué muy bueno que al final Zem intermediaria para irse lo más pronto posible.
La mansión nunca había estado tan silenciosa y a decir verdad era molesto porque tenía ese presentimiento que cosas malas estaban por pasar. Cosas que no podría controlar. Por más que caminaban con tanta indiscreción nadie se apareció en nombre de Erema o peor aún, de Erisce, si es que estaba viva. Suspiró agradecida de no tener ese peso en sus hombros y esa presión en su pecho.
Cuando rompió la cuerda sintió dolor, eso podía recordarlo con claridad, pero también la felicidad al no estar cargando a cuestas a nadie más. Al sentir todo eso no llegó a pensar que de nuevo estaría al borde de la muerte. Su acción había sido contraproducente y gracias a Izard no llegó al peor de los casos.
Pero una parte de ella se arrepentía profundamente al darse cuenta que quizá por eso el deceso de su padre se había adelantado de una forma tan voraz. Y mucho menos pudo disfrutar un poco más de tiempo a su lado.
Así que... si ella no hubiera tirado de la cuerda las cosas hubieran seguido su curso.
Habría ayudado a esas personas aunque se mantendría lo más lejos posible y Erema se hubiera marchado junto con su manada de dónde sea que vinieron o... tal vez habría matado a cada uno de ellos. En fin, todo dependería de como estaba de ánimos.
¿Y él Gobierno? ¿Qué hubiera echo con ellos? A esos que se la pasaban vigilando a las dos, cuando eran gemelas, lo más obvio es que cortaría cualquier lazo y repudiar esa autoridad del pueblo. Claro, si supiera como hacer todo eso sin provocar más desastres.
O tal vez al ser libre se iría a cualquier... parte... cierto, no podía hacerlo. Ya nunca podría ir a cualquier lado por mucho tiempo y cada vez que se alejara de estas tierras la mansión la llamaría incesantemente hasta que ella volviera. Se necesitaría más que fuerza de voluntad estar fuera y soportar el llamado que apostaba no era tan simple como sonaba.
Volvió a suspirar con la desesperación subiendo por todo su cuerpo.
Si todo hubiera seguido su curso no estarían en esta situación.
Si todo...
Si todo...
Tus hilos tienen color.
Eres una chica sin líneas.
Frunció el ceño cuando esas vagas palabras llegaron a ella. Habían tenido su importancia en ese momento pero las había olvidado y no era posible, ella no solía olvidar cosas importantes así de fácil. Ren muchas veces la había dicho que no podía ver nada sobre ella y esa solo fue una de las principales razones por las que su amistad se consolidó hasta convertirse en una hermandad.
Hilos.
Líneas.
¡Es lo mismo!
De verdad tiene que ser lo mismo porque ambos se referían a mi destino.
Pero... ¿cual fue la acción que lo cambió todo?
—Has estado muy callada que ni siquiera te has dado cuenta que ya salimos de la mansión —comentó Zem sacándola brevemente de sus pensamientos—. Has estado siguiéndome y ya, Nixten, es extraño cuando las veces que te visto siempre estas alerta aunque no lo parezca.
¿Tal vez sea él?
Ren no me había mencionado nada desde... y solo lo hizo cuando lo conocí.
Cuando él irrumpió en mi vida.
¿Pero será solo eso?
Él hace parte de mi destino aunque se suponía que el mío no existía y aún así también soy parte del mismo.
Nuestros destinos están compartidos. Invadimos el del otro porque pertenecemos a ese también, pero aún así, fuera del medio de esa colisión está todo lo demás y que nos lleva hasta el centro que es nuestro mundo.
¿Y si no era yo?
¿Y si este cambio sucedió porque hice mis elecciones?
¿Y si todo este tiempo era Zem el que no me permitía alcanzarlo?
Él lo dijo. El miedo en su voz cuando pensó que no era real.
Él me lo había dicho y no presté atención, no la suficiente.
Así como cuando su padre se lo dijo.
Así como cuando Ren se lo dijo.
Así como cuando Gatek se lo dijo.
Si hubiera prestado más atención no estaría así de perdida nuevamente.
El rostro de Zem estaba enmarcado en la preocupación cuando ella se concentró en él, así que sin pensarlo dos veces se abalanzó sobre él y lo obligó a fundirse en un abrazo que le repararía un poco el alma.
Estaba metida en su pecho con sus brazo correspondiéndole y sintiendo como su corazón se aceleraba bruscamente para después reposar con tranquilidad. Pasó las manos por su espalda y metió los dedos en su cabello al llegar hasta arriba. Su cabeza se hundió más en su pecho para esconder su cara.