A la mañana siguiente desperté con un buen ánimo, me sentía muy bien, ya que el colchón era muy cómodo y las sábanas estaban calientes, me sentía como todo un multimillonario.
Como de costumbre me dirigí hacia el baño, me cepille los dientes y como tenía hambre baje a desayunar. Las escaleras se veían más desgastadas que ayer y en verdad me pareció bastante extraño, pero luego pensé que seguramente fue por la emoción de ver la casa y todo lo nuevo.
Bajé y me sumergí en la inmensa cocina, en donde al parecer no había ni una gota de comida en la despensa. Fui a la nevera y... ¡sorpresa! Estaba igual, era de esperar, la casa estaba un tanto desolada.
Así que tenía que vestirme y caminar una hora hasta el centro del pueblo soportando el hambre que hacía y él retumbe de mis tripas cada diez minutos, supongo que ya lo veía venir, solo a mí se me ocurriría ir a una casa totalmente vacía y encontrar comida.
La verdad, eso me hizo enfurecer un poco, pero era una hermosa mañana como para que la tirara por la borda con mis tontos enfados alimenticios, así que me dije a mi mismo mientras subía por las escaleras - Todo estará bien.-
Me quité el pijama y me puse la ropa lo más rápido que pude, ya que hacía bastante frío. Lastimosamente la calefacción le tomaba un tiempo abrumador poder calentar como es debido. Luego de ponerme la chaqueta, volví a bajar las escaleras, fui al comedor, en donde había dejado mis botas, me senté en una de las sillas de madera y me las puse.
Después cogí las llaves de la casa y me percate de que todo estuviera cerrado, de paso le eche comida a Maggie, ya que, la pobre no tenía comida desde ayer. Más tarde, Salí de mi casa, cerré la puerta y comencé a caminar hasta el pueblo.
Mientras iba caminando, sentía, como si alguien me estuviera observando, pero, cada vez que volteaba, miraba u ojeaba por los lados, no podía ver nada. Era difícil poder visualizar algo, ya que el bosque era denso. Por lo tanto, como soy un poco cobarde, lo primero que hice fue coger una rama larga que se encontraba delante de mí y la sostuve conmigo a lo largo del camino.
Mientras caminaba sentía como a cada paso que daba el miedo dominaba mi cuerpo, era muy desagradable -!Soy un adulto¡- dije en voz alta, para aliviar un poco el miedo, gracias a Dios resultó...o al menos los primeros cinco minutos.
La mitad del viaje, me la pasé corriendo por el pánico, era un milagro que aún no me hubiera desmayado, el hambre que tenía era lo suficientemente fuerte como para comerme una vaca gorda completa, y tenía tanto miedo que mis manos no paraban de temblar, bueno, no sé si era miedo, o por culpa de la baja temperatura que hacía.
Cuando llegué al pueblo me sentí lo suficientemente contento como para agradecer a Dios, intenté disimular mi sofoco de correr, ya que quería guardar las apariencias con las personas que caminaban por las calles de Vórtex. Caminé por unos diez minutos hasta que por fin pude ver el supermercado, entré y compré lo necesario ya saben las cosas típicas como; pan, queso, jamón, un poco de zumo de melocotón y un sin número de cosas más. Luego de pagar, salí lo más rápido, siempre intentando no llamar la atención de los pueblerinos, a paso veloz fui adentrándome en el bosque otra vez, sin embargo esta vez el temor fue mayor al volver, porque aún el sentimiento de alguien estar vigilándome seguía palpable y el bosque denso no ayudaba a que el miedo desapareciera de mi cuerpo.
Mientras caminaba, la brisa era bastante fuerte, los árboles se movían y las ramas crujían, el bosque era lo bastante denso como para no dejar pasar ni un rayo de luz por entre las ramas, así que le daba un aura aún más tenebrosa. Ustedes también estuvieran asustados si lo hubieran vivido conmigo.
Cuanto más oscuro se ponía el camino, más rápido corría, no era fácil correr con bolsas del supermercado, pero no me detendría hasta sentirme a salvo. Cuando estaba casi llegando a mi casa, vi una sombra, la cual se movió con bastante rapidez por delante de mí, cuando vi semejante barbaridad, me di una bofetada y grite con todas mis fuerzas"!Corre Héctor!".
Mientras corría despavorido escuchaba como si alguien estuviera siguiendo mis pasos, de repente algunas ramas comenzaron a caer en frente de mí, como si algún ente las estuviera dejando caer encima de mí, normalmente no corría y mucho menos con bolsas en mis manos, pero creo que la adrenalina y el éxtasis combinados, hicieron una mezcla, que me permitió correr como un leopardo.
Un par de metros corriendo después, pude visualizar mi amada casa, claro que aun así...no me detuve, cuando estaba cerca los pasos que sentía detrás cesaron, pero ahora lo que sentía era una respiración en mi cuello, como si alguien estuviera descansando en mi espalda y tratará de recuperar el aliento.
Esto hizo que me asustara tanto que pude sentir como mi corazón palpitaba tan rápido que parecía como saldría disparado por mi boca, mi cuerpo comenzó a sentirse frío por no entender que estaba ocurriendo. Ya cuando entre en terreno abierto, sentí como la respiración en mi cuello desapareció, cuando entré a la casa miré por la ventana pude admirar aquello que me perseguía, fue escalofriante lo que vi. Había una sombra al lado de uno de los árboles, era grande y con los ojos azules oscuros, no podía ver su cara aunque fuese de día.
Me quedé mirándola por unos segundos, mi cerebro no sabía lo que estaba contemplando y mi cuerpo no sabía cómo reaccionar ante la situación, miré mi mano y entre el nerviosismo, pude ver como se me ponía la piel de gallina.