Kate se alisó un poco la falda que llevaba y llamó a la puerta, nada más hacerlo se encontró a los padres de Luke con una sonrisa radiante en la cara. Ambos se acercaron contentos y le dieron un fuerte abrazo, la verdad es que todos se alegraban de ese reencuentro, se habían extrañado mucho.
_ He traído un plato -dijo Kate inspirando con fuerza para no emocionarse todavía más con la situación-, no es nada del otro mundo, solo una sencilla tarta de manzana, pero es que sabía que no iba a poder competir con ninguno de vuestros platos.
_ Joe cariño, -le dijo Caroline a su marido-, lleva el maravilloso postre a la cocina ya que vas para allá. Katherine, no tenías que haberte molestado, mi obligación aquí ya que no está tu madre es hacer que comas.
La diseñadora se rió por el comentario mientras entraban a la casa, Joe entró a la cocina y las dos mujeres se quedaron en el salón sentadas en uno de los mullidos sofás tapizados con flores.
_ Esto está igual que siempre -dijo Kate contenta-.
_ Ya sabes que en este pueblo las cosas no suelen cambiar.
_ Lo sé, pero me alegro que en este caso sea así, me gusta la casa tal y como la recordaba.
_ ¿No te parece desfasada y fuera de moda?
_ Me parece que es la misma casa con la que jugaba con Luke de pequeña, seguro que si lo busco aún estarán en los marcos de las puertas las marcas que nos hacíamos para que viéramos lo que íbamos creciendo-.
_ Por supuesto que están, quién me iba a decir a mí que creceríais tanto lo dos y os haríais tan altos y guapos...
Ambas se rieron y estuvieron bebiendo un té helado mientras esperaban que Luke llegara del trabajo y que Joe acabara la cena, se ve que había hecho su famoso cordero asado, según él porque era una ocasión especial.
_ Gracias por la invitación Caroline.
_ No digas tonterías, sabes que esta es tu casa, para mí siempre has sido como una hija.
_ Bueno, ahora vas a tener una, no sabía que Luke se iba a casar.
_ Ya lo sé, pero bueno, será mi nuera, no mi hija.
_ Caroline...
_ Mi hijo se habrá olvidado de cómo era, pero yo no, hay cosas que no se perdonan, yo te veía volver cada día y te veía llorar prácticamente todos, una madre nunca olvida.
_ Caroline, no te preocupes por eso, todo eso me lo hizo mí, deja que sea yo quien guarde el rencor y olvidado tú, no es justo, tu hijo se va a casar con ella y se merece ser feliz, y no lo será su nota que su madre no acepta a su esposa.
_ ¿Ves? Después de todos estos años encima dices estas cosas, ella no se lo merece. No podría estar más orgullosa de ti.
_ ¿Por qué?
_ Por lo buena persona que eres, eso es lo más importante al fin y al cabo, no tu impresionante trabajo o lo guapísima que eres, aunque tú tienes el completo mi niña.
Kate abrazó a Caroline con cariño, que le correspondió ese abrazo encantada. La mujer no pudo evitar suspirar, quería a la diseñadora como a una hija y el tenerla entre sus brazos le traía muchos recuerdos, había sido así desde que era bebé. Las imágenes pasaron por su mente, ella con la pequeña Kate quedándose dormida en su regazo siendo niña, cuando de vez en cuando la sostenía para darle algún que otro biberón de bebé, cuando siendo muy pequeña aprendía a nadar en su piscina y se abrazaba a su pecho porque tenía miedo de que la soltara y ahogarse... pero no pudo evitar recordar las múltiples veces que encontraba a Kate escondida en el jardín llorando desconsolada de adolescente, Caroline siempre despejaba su casa de gente y la invitaba a entrar para que su madre no la viera así y se preocupara todavía más de lo que ya estaba, y sí, todas esas tardes en las que Kate lloraba angustiada habían sido provocadas por Rebecca, esa misma chica con la que su hijo se iba a casar. Recordó como la humillaba, las cosas que le decía simplemente para herirla, sin ningún otro motivo, incluso las veces que le había tenido que curar alguna herida porque la había pegado, por lo que su madre y ella misma habían ido a hablar con el director del centro, pero nunca nada funcionó, seguían haciéndole la vida imposible.
Luke entró a la casa con su llave, aunque ya hacía tiempo que no vivía ahí todavía tenía su copia. Ambas se separaron al escucharlo, no querían que notara que estaban así, era algo muy íntimo. Nada más llegar se pusieron a cenar todos en la mesa del comedor, en el centro estaba el enorme cordero asado y alrededor todo tipo de verduras y acompañamientos para éste, Caroline y su esposo se habían esforzado mucho en la cena.
_ Todo está buenísimo, echaba de menos vuestras cenas.
_ Muchas gracias, nosotros también hemos echado de menos celebrarlas toda la familia junta, prométeme que cuando vuelvan tus padres te quedarás aunque sea unos días para que podamos cenar los seis juntos.
Luke puso una mueca de desagrado al escuchar eso, aunque la borró antes de que alguien se diera cuenta, le dolía que su madre hablara de familia y no pensara en su prometida, y más aún, le dolía que no se acordara que nada más volver los padres de Kate sería su boda, ¿qué madre no le da casi importancia a la boda de su único hijo?
_ Mamá, ahora en la familia somos siete -dijo sin apartar al vista del plato para que no pudieran ver sus ojos de desilusión-.
_ Sí, lo siento hijo, no quería ofender, como a Rebecca no le suele gustar comer aquí...
_ Pero no está de más invitarla aunque sea.
_ ¿Y crees que es lo más correcto que Katherine y ella estén juntas en la misma mesa?
_ Mamá, por favor, ya no somos críos y ella es mi futura esposa, Rebecca va a ser de la familia de verdad.
_ Aún así, no creo que ella quiera compartir la mesa conmigo, ni yo con ella, sinceramente -dijo Kate un poco enfadada, lo de que la excluyera de la familia le había dolido, puede que no fueran familia de sangre, pero habían lazos que unían más que eso-.