Vuelta a los orígenes

Cap. 30

Luke miró la mesa nervioso, hoy tenía una cita en su casa con Rebecca y sentía como los nervios afloraban en su estómago. Sacó la comida del horno y la dejó encima de la mesa, arregló todavía más la mesa y se quitó el delantal que llevaba para no mancharse la camisa y el pantalón vaquero. 

_ Vale Luke, lo que vas a hacer no está bien, lo sabes -se dijo a si mismo-, pero no puedes seguir con esto, no es justo para ninguno de los dos, no quieres a Rebecca y no debes seguir jugando con ella de esta forma.

Se peinó el pelo con los dedos y se sentó simplemente a esperar a que su prometida llegara, esta noche pensaba cortar su relación con ella. Desde hacía varios meses su noviazgo no era como antes, sentía que no le importaba lo más mínimo a Rebecca, en muchas ocasiones creía que simplemente le utilizaba, no notaba ningún tipo de cariño verdadero por parte de ella desde que se prometieron. En un primer momento lo achacó al nerviosismo, Rebecca y su madre iban como locas organizándolo todo para que fuera la boda más sonada de Tracy Springs, por lo que no le dio importancia, pero todo había cambiado. Desde la boda de Amanda y Graham notaba que volvían a florecer los sentimiento que siempre había negado, al volver a ver a su amor de adolescencia notó que nunca la había olvidado, que Rebecca era un simple parche para negar sus verdaderos sentimientos.

En un primer momento intentó negarlo, Katherine Marie era su amiga e intentaba que su relación fuera una sencilla y sana amistad, nada más, pero todo cambió cuando estuvieron solos en la casa del bosque. Estaban paseando en el caballo y no podía dejar de mirarla, el sol le daba en sus cabellos dorados haciendo que brillaran, los ojos azules desprendían viveza, sus movimientos eran elegantes, su sonría era la cosa más dulce que había visto en años... Pero no fue eso lo que le hizo plantearse todo lo que estaba haciendo, fue una cosa que le dijo Kate:

«En lo que llevamos de día no has dicho ni una sola palabra buena hacia ella, no sé qué haces con ella, no entiendo cómo puedes plantearte pasar el resto de tu vida con una persona que no tiene nada que ver contigo, que no comparte tus inquietudes, que no ve la vida de la misma manera que tú. Sencillamente, no entiendo qué narices haces con ella.»

Luke estuvo pensando días sobre eso, llevaba razón, no solo no conseguía ya ver nada positivo de su prometida, sino que encima iba a pasar su vida con alguien con la que no compartía nada... Desde ese día estuvo planteándose una y mil veces lo que estaba haciendo, hasta que habló con Amanda y le quedó todo claro, la vida que iba a tomar no era la que quería.

El timbre de su casa sonó y eso hizo que se levantara corriendo para abrir a su ahora prometida, nada más hacerlo Rebecca entró y sin decir ninguna palabra fue directa a la mesa.

_ ¡Qué buena pinta tiene esto amor! -dijo refiriéndose a las patas de cordero que había preparado con patatas y ciruelas-. Tengo una cosa muy importante que decirte, pero primero vamos a cenar, me muero de hambre, últimamente tengo un apetito que ni me reconozco.

La cena pasó en silencio, a ambos se les notaba incómodos, simplemente comían sin decir ninguna palabra, salvo algún "está muy bueno" o "¿quieres más pan?". El ambiente era tenso, los dos lo notaban y no podían hacer nada al respecto, se les notaba nerviosos. Tras acabar de cenar Luke decidió dar el paso, no podía seguir alargando más del momento.

_ Rebecca, tengo que hablar contigo.

_ Yo también mi amor, pero tú primero.

Puso cara de dolor al escuchar el apelativo con el que le había llamado, odiaba esto, nunca le habían gustado las rupturas, sencillamente es que se le hacía insufrible hacer daño a otras personas.

_ Habras notado que últimamente lo nuestro ha cambiado.

_ Lo sé, y lo siento, sé que todo es por los preparativos de la boda -le interrumpió Rebecca-, pero ya no queda casi para que seamos el señor y la señora Scott.

_ Esto no funciona, no sentimos el uno por le otro lo que hay que sentir, por lo menos yo ya no lo siento. Siento mucho decirte esto, pero es la verdad, no puedo estar engañándote. 

_ Luke, tú y yo estamos prometidos -le dijo quedándose blanca como un fantasma-.

_ Rebecca, yo... ya lo sé, pero no aguanto más, esto no puede seguir así, no podemos seguir.

_ ¿Estás rompiendo conmigo? -le preguntó con los ojos llenos de lágrimas-.

_ Lo siento, de verdad que lo siento mucho, sé que te hiciste ilusiones y que fue por mi culpa.

_ ¿Qué me hice ilusiones? Me diste un maldito anillo -le dijo mostrándole el dedo.

_ Lo sé, no es tu culpa...

_ No me vengas con el "no eres tú, soy yo", -le volvió a interrumpir- estamos prometidos, ¿qué eso no significa nada para ti?

_ Por supuesto que sí, pero creo que no seríamos felices, somos demasiado diferentes, buscamos cosas distintas en la vida.

Luke se levantó de la silla y Rebecca le imitó para acercarse a él y coger su rostro con sus manos para así hacer que le mirara a los ojos mientras le suplicaba entre lágrimas, le llevó al sofá y consiguió que se sentara a su lado para poder tenerle cerca.

_ Yo solo te busco a ti, por favor Luke, no me puedes dejar, eres el único hombre al que he querido en toda mi vida, llevo enamorada de ti desde que tengo uso de razón.

_ Lo siento. 

_ Recuerda los buenos momentos, cuando empezábamos a salir e íbamos al lago a hacer picnics, cuando íbamos a la ciudad a bailar hasta tarde... en esa época éramos muy felices, podemos volver a serlo.

_ Rebecca...

_ Sé que he estado un poco distante estos meses con los preparativos de la boda, pero es porque me hacía tanta ilusión... quería que todo fuese perfecto y que recordáramos ese día por el resto de nuestras vida.

_ Rebecca, una boda se recuerda sea como sea, no hace falta tanto.

Al ver que no estaba consiguiendo que cambiara de opinión Rebecca decidió cambiar de táctica y probar suerte dándole pena, sabía que Luke tenía un corazón de oro y no aguantaba ver a la gente llorar o verla triste.




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