Luke llegó a casa de Rebecca enfurecido, no se podía creer lo que había escuchado. Sabía que en el instituto insultaban y pegaban a Rebecca, él había recibido más de un golpe alguna vez defendiéndola, pero lo que le había contado Amanda le parecía algo desorbitado. Las posibles imágenes de Katherine llorando en el suelo asustada y sangrando no se le iban de la mente y le ponían cada vez más y más furioso, por lo que comenzó a llamar y aporrear la puerta de forma frenética hasta que Rebecca le abrió la puerta de su pequeño apartamento.
_ Hola cariño, qué pronto has llegado -dijo mientras Luke entraba y pegaba un portazo, por lo que Rebecca se quedó blanca, no era la forma en la que se solía comportar el médico-.
_ ¿Cómo pudiste hacerle eso? No lo entiendo -preguntó con rabia y tristeza a la vez-.
_ ¿A qué te refieres?
_ Le desnudaste, pegaste y humillaste, hiciste que lo viera todo el pueblo, la dejaste al borde de la hipotermia congelándose y desangrándose durante horas, ¡casi la matas!
_ Luke, por favor, hace mucho de eso -dijo mientras bufaba y hacia un gesto con la mano intentando quitarle importancia-.
_ ¿Cómo cojones puedes seguir mirándole a la cara? ¿Cómo podías mirarme a mí a la cara y decirme que simplemente te tenía envidia? ¿Cómo narices has podido seguir con tu vida como si tal cosa después de haber hecho eso?
_ Cariño, de eso hace ya mucho, eran juegos de niños.
_ ¿Juegos de niños? Casi muere, casi la matas de la paliza. Le arruinaste la vida, y lo peor es que ni siquiera te arrepientes, no te sientes culpable. ¡Lo que hiciste esta penado con la cárcel!
_ No me voy a poner a llorar porque Katherine la rara hullera del pueblo, que se fuera fue lo mejor que le ha pasado a este sitio.
_ ¿Por qué? ¿Por qué le hiciste eso? Ella nunca te hizo nada, nunca te hablaba, nunca se metía contigo, ¿por qué le hiciste la vida imposible?
_ Por ti, porque veía como la seguías, tú eres mío -remarcó las palabras-, sin embargo siempre estabas con ella, acompañándola a casa en coche, mirándola con esa mirada de enamorado, riéndote de cada estúpida palabra que decía.
_ No puedes ir en serio, ¿todo por celos?, ¿destruiste la vida de una persona por celos?
Luke se giró, ya no quería escuchar nada más, estaba cansado de todo. Cuando fue a salir de la casa notó un tirón en su brazo, Rebecca le estaba sujetando encolerizada.
_ ¿A dónde te crees que vas? En menos de media hora empieza la cena de compromiso y necesito que me ayudes.
_ ¿En serio te crees que me voy a quedar después de enterarme de esto?
_ Tú no te vas a ningún sitio, por si no lo recuerdas soy tu prometida.
_ No, tú y yo hemos acabado, no eres la persona que yo creía, además, si te soy sincero, en realidad nunca te he amado.
_ Me da igual lo que sientas, yo te quiero y te vas a casar conmigo.
_ ¿Cómo?
Luke la miró sin entender nada, le había dicho que nunca la había querido y aún así ella seguía pensando en casarse, no lo entendía.
_ Rebecca, nunca te voy a querer, en este mismo momento me das asco, jamás podré sentir otra cosa por ti que no sea desprecio y odio, siempre fuiste el segundo plato.
_ Me da igual, tú me pediste matrimonio, me diste tu palabra y la tienes que cumplir, no voy a quedar en ridículo delante de todas esas personas.
_ ¿Eso es lo único que te importa? Katherine llevaba razón, este pueblo da asco, mejor dicho, tú das asco, haces que me de asco el pensar en todas las veces que nos hemos besado o acostado, me dan ganas de vomitar. Además, yo nunca te pedí matrimonio, fuisteis tú y tus padres los que me metisteis en este lío, yo nunca he querido casarme contigo, compartir mi vida contigo me parecía una tortura.
_ ¿Y nuestro hijo? Ya te lo dije, si me dejas pienso abortar.
_ ¿Qué hijo? Ryan me lo ha contado todo, sé que no estás embarazada, que todo era mentira. No lo entiendo, ¿cómo has podido caer tan bajo?, explícamelo porque no consigo entenderlo. Sabía que eras una niña mimada, que eras egoísta, egocéntrica... ¿pero esto?, mentir sobre un hijo, decirme que estabas embarazada para que luego fuera todo mentira. ¿En algún momentos pensaste en cómo me sentiría cuando me dijeras que habías tenido un aborto?, ¿pensaste en el daño que me harías?
_ Luke, tenía miedo, veía que te perdía, te ibas con ella, otra vez.
Luke salió de la casa para ir directo al restaurante donde iba a ser la cena, le iba a explicar a todo el mundo todo, por fin iban a saber con quién estaban tratando e iban a escuchar lo que deberían de haber oído hace muchos años, cuando parece que todo un maldito pueblo se unió para sabotear la vida de una pobre joven que lo único que había hecho era destacar sin siquiera proponérselo.
_ Luke, como sigas andando te juro que tu vida va a ser un infierno.
_ Si me quedo contigo sí que lo será.
_ ¡Jamás dejaré que gane la rara, me has oído, yo soy Rebecca Lawson, yo fui la reina del baile, la jefa de animadoras, yo soy la que va a ganar, nunca lo hará ella!
Llegó al restaurante donde iba a celebrarse la cena, todo el mundo había llegado ya, nada más verles todos empezaron a aplaudir pero al ver la cara de ambos se quedaron callados, se notaba que algo malo pasaba, Luke estaba rojo de rabia y Rebecca detrás llorando.
_ Luke hijo, ¿ocurre algo? –le preguntó el señor Lawson preocupado-.
_ No me vuelva a llamar así, jamás se atreva a volverme a dirigir la palabra.
_ ¿Qué ocurre hija? –le preguntó preocupado-.
_ Quiere anular la boda -dijo llorando nada más entrar en el restaurante-.
_ ¿Cómo? Luke, hiciste una promesa y la debes cumplir.
_ Una promesa –no pudo evitar que se le escapara una risotada al escucharlo-. ¿La misma promesa que hizo usted al jurar proteger al pueblo y a todos los que viven en él, o la misma que hizo el señor alcalde? Seguro que está aquí, ¡Vamos señor Hudson, tenga el par de huevos de levantarse y dar la cara! Aunque de qué me sorprendo, en este pueblo de mierda tenemos lo que nos merecemos.