De nuevo estábamos alrededor de una fogata, ésta vez solo una. Andrea y Amy al final tuvieron una buena pesca y todos estaban felices por eso.
Gracias a eso ayudé a cocinar a fuego aquellas delicias y sinceramente hace mucho que no comía así de bien, hasta pudimos darnos el lujo de repetir porción.
— Pásame el pescado por favor —Amy.
Hice que Josh comiera temprano y vaya a dormir mientras todos nos quedábamos a conversar y a terminar de comer.
Andrea estaba de espaldas a la caravana y yo en frente de ella.
— Aquí tienes.
— Por Dios hombre, está bueno —Morales.
Asentí.
— Como extrañaba esto. —miré a Andrea y a Amy— Creo que las amo.
— Tengo que preguntarte, me está volviendo loco —habló Morales.
— ¿Qué? —sonrió Dale.
— Ese reloj.
— ¿Qué tiene mi reloj?
— Te veo, todos los días, a la misma hora dándole cuerda igual que un cura dando misa —ríe.
— Me preguntaba lo mismo —Jacqui.
— Si, a mí también me llamó la atención —apoyé— y eso que no llegué hace mucho.
— No entiendo cuál es la pregunta —dijo con una sonrisa, Dale es de las mejores personas de éste lugar.
— Hasta donde yo entendí, el mundo está llegando a su fin. Estará detenido por un tiempo —habló Jacqui.
Levanté mi botella de cerveza y la apunte con ella antes de beber.
— Pero tú estás ahí todos los días dándole cuerda a ese estúpido reloj —siguió Morales.
— El tiempo, es importante para llevar la cuenta —contestó— los días al menos, ¿no es cierto Andrea?, apóyame ésta vez —pero Andrea hizo como si estuviera bebiendo de su botella.
— Yo estoy de acuerdo, solo por el hecho de que me recuerdas que todo no puede ser tan malo —hablé— Josh necesita esa clase de recuerdo.
Dale me miró como si fuera mi mismísimo padre y habló.
— Me gusta lo que dijo un padre al darle a su hijo un reloj. Un reloj que pasó de generación en generación, dijo: "te doy el mausoleo de toda esperanza, y deseo que te sirva para todo lo que necesites igual que me sirvió a mí y a mi padre antes que a ti. Te lo doy, no para que recuerdes el tiempo, sino para que consigas olvidarlo de vez en cuando por un momento, y no malgastes todo tu aliento intentando conquistarlo"
— Debo decirte que después de Rick, eres el mejor dando discursos Dale —lo dije con toda la seriedad que tenía.
— ¡Diablos Dale! hiciste que Dominique dejara la ironía de lado —comentó Morales.
Todos se rieron, estábamos pasando un momento bastante bonito.
— ¿Recuerdas cuando me preguntaste si era militar? —Amy asintió— seguramente esa pregunta vagó por la cabeza de todos más que todo cuando vieron mi ropa —varios asintieron— pues lamento decirles que solo es mi indumentaria de caza.
— Lo sabía —contestó Shane— por eso sobrevivieron tan bien tú y Josh.
Asentí.
— Daryl no tiene ropa que parece de militar —habla Carl— ¿Por qué necesitas una así?
— No es obligatorio ser cazador y tener ésta ropa —conteste— solo es una ventaja para camuflarse por el bosque.
Después de eso salió una interesante conversación de cacería entre todos, debatiendo de los mejores métodos, aunque todos decían que el mejor del campamento en eso era Daryl.
— ¿A dónde vas?
— Debo ir al baño. Dios Andrea, quería ser discreta.
Todos nos reímos.
— Oh y Amy —volteó a mirarme— ¿Podrías por favor ver si Josh está bien? —asintió con una sonrisa.
— Tus cambios de humor me hacen doler la cabeza.
— ¿Mis cambios de humor? —reí.
— Creo que lo que Andrea quiere decir... —miré a Dale— es que la Dominique del mundo de antes es la que habla con Josh, y la de éste mundo nuevo es la que nos habla a nosotros.
Mi sonrisa se borró por un instante, pues tiene razón, éste mundo de mierda me ha cambiado demasiado.
— La que habla con nosotros es una loca —miré a Shane y reí nuevamente.
— No es cierto.
— Dice la que noqueó a los hermanos Dixon de un golpe.
Nos reímos.
— ¿Como encontraste a Rick? —con esa pregunta tuve toda la atención de Lori.
Suspiré.
— Él me encontró a mi —corregí— estaba en una casa con Josh y Mus. Después de lo que pasó con mi hermano siento... —no sabia como expresarlo— siento que cambié, fue mi punto de quiebre porque me encontré con personas horrible y tuve que ser fuerte por mi hermano pequeño y... Rick llegó con un bote de gasolina —carcajeé— a estas alturas nadie es tan estúpido como para buscar casa por casa sin al menos imaginarte con qué te encontrarás.
— Pero no lo atacaste.
Negué con la cabeza y miré a Carl.
— Le apunté con un arma.
Escuché la puerta de la caravana abrirse, pero no levanté la mirada.
— ¿No hay más papel sanitario? —y luego un grito— AAH.
Levanté la mirada y el resto se volteo.
Un errante había mordido a Amy desprevenidamente, pude ver la cara de Andrea desfigurándose por el horror.
— ¡Mamá! —Carl estaba nervioso y llamaba a su madre.
— ¡Lori al suelo! —Shane por la única persona que se preocupaba era ella.