Capítulo 26

Narrador Omnisciente:

— Parecían lo suficientemente buenos, pero estaba listo para irme. Acabábamos de llegar, pero, ¡demonios! era hora de irse. Cuando les conté sobre Washington hubo un guiño y asentimiento del idiota al mando, sacaron sus armas y de vuelta volvimos a nuestra regular lluvia de balas —Abraham

Contaban como llegaron aquí, como se volvieron a encontrar.

— Antes de que te pusieran aquí, ¿viste a Tyreese? —preguntó Sasha.

— No —Rick.

— Bien.

— Un auto negro con una cruz Blanca atrás. Traté de seguirlo. Traté.

— ¿Pero está viva? —Maggie.

— Está viva —contestó Daryl— ¿Supieron algo de Dominique?

— Ella dijo que corriéramos a las vías —Dijo Glenn— pero jamás la encontré.

— ¿Creen que sobrevivió? ella no estaba bien. —Sasha.

— Se metió en líos —siguió Rick— mató personas para seguir con vida, las mismas personas con las que me metí. Ella está viva y la siguieron por la vías, pero me encontraron primero, a nosotros. Ya no están.

— Nos encontrará —dijo muy firme Eduardo.

Daryl asintió confiado, no volvería a dudar.

— ¿Judith?

Negaron. No era como si no se lo esperaran.

Todos ya se encontraban listos, formaron armas con partes del vagón y las hebillas de los cinturones, no se dejarían agarrar tan fácil.

— Cuatro de ellos vienen hacia aquí. —aviso Daryl quien vigilaba.

— Muy bien, ya saben que hacer, primero a los ojos. Después a la garganta.

— ¡Apoyen la espalda en el otro lado de la pared del coche! —gritó Gareth desde el exterior.

Esperaron en la puerta listos para atacar, pero nunca la abrieron, al contrario. Se abrió la escotilla del techo y cayó un objeto en el interior.

— ¡Al suelo! —gritó Abraham.

Era una granada de humo.

Del interior a la fuerza sacaron a Rick, Daryl, Glenn y Bob, los arrastraron y empujaron hasta arrodillarlos frente un conducto de drenaje.

Daryl fue el que más luchó, el único que no quedó inconsciente por el golpe. Estaba enojado, muy enojado.

— De acuerdo.

Un hombre con un bate empezó a dirigirse al principio de la fila. Era tanto el shock que solo Rick notó lo particular de ese instrumento. Estaba lleno de clavos de metal.

Fueron por el primero.

Un golpe a la nuca bastó para matarlo y el otro sujeto rasgó su garganta para que la sangre corriera por el drenaje.

Lo que a Rick más le impresionó fue que conocía al primer chico.

— ¡Basta! —trato de gritar Glenn, pero la mordaza no ayudaba.

Uno por uno. Hasta que vieron a Gareth aparecer como si nada por una de las puertas.

— Oigan ¿Contaron las balas de ellos?

— 38 —respondió el del bate.

Gareth anotó en su libreta.

Le tocaba a Glenn, cuando estuvo a punto de golpearlo Gareth nuevamente habló deteniéndolos.

— ¡Hey! ¿contaste?

— No, lo siento, lo olvidé. Era mi primera vez. —contestó el que se encargaba de cortar gargantas.

— Cuando termines aquí regresa y cuenta los casquillos. Kaily recién los recogerá mañana.

Bob empezó a gritar con la mordaza en la boca.

— ¡Hey! ¡quiero hablar contigo!

— 4 de la A, ¿4 de la b? —Gareth siguió con sus anotaciones ignorando al moreno.

— Sí.

— ¡Déjame hablar contigo! —volvió a insistir— ¡quiero hablar contigo!

Gareth rodó los ojos y le quitó la mordaza.

— ¿Qué?

— No lo hagas, hay otras opciones.

— No, no las hay —respondió con simpleza haciendo el amague de volverle a poner la mordaza.

— ¡No tienes que hacerlo! Podemos arreglar este desastre. Solo debes arriesgarte —Bob miró a sus compañeros a su lado— uno de los nuestros tiene una cura —el Moreno respiraba muy agitado— Solo debe llegar a Washington. Esto no es necesario, haremos que el mundo vuelva a ser lo de antes.

— No se puede Bob.

Gareth le puso la mordaza de nuevo ignorando lo que le decía, pero le quitó la suya a Rick.

— Entraste al bosque con un bolso, y volviste sin él. Mis hombres no pudieron buscarlo todavía ¿Qué tenía? La ocultaste ¿no? —Daryl lo observaba como si quisiera matarlo con la mirada— por si se ponía feo, —Gareth miró a Daryl— hiciste bien. La vamos a encontrar, pero sería riesgoso salir ahora ¿Que había? Soy curioso y era grande a lo que vi.

— Vamos a buscarlo. Yo te guío —contestó Rick casi sonriendo.

— No es conveniente. Esto si —hizo una seña a uno de sus hombres y la puerta a sus espaldas se abrió.

Daryl intentó pararse, pero lo sujetaron contra el metal, intentó luchar pero no funcionó.

Gareth sujetó a la chica que tenía atadas las manos y amordazada la boca, estaba igual que ellos, pero a ella se le sumaban muchos golpes y cortadas.

— No me digas que es tu chica campesino, aunque claro que ya lo sabía —murmuró burlándose de Daryl— Debo reconocer que es muy buena en la cama amigo, aunque veo que no te importa mucho ¿no es así? Digo, no sé como no ha muerto allá afuera con esa herida en el vientre. Entonces a lo que yo sé —luego de dejarla arrodillada frente a ellos se enderezó— si un hombre no cuida lo suyo otro tiene el derecho a tomarlo, y pues... —pasó suavemente la mano por el mentón de la chica justo por encima de sus pequeñas cortadas— apuesto a que estará mucho mejor cuidada conmigo —de un rudo movimiento la jaló hacia él, pero por la reacción del cazador terminó soltándola bruscamente.