“Me pregunto si las estrellas se iluminan con el fin de que algún día, cada uno pueda encontrar la suya”. El principito.
Seguía en mi cama recostada viendo directamente a la ventana recordando como fue mi noche con el modelito, de lo extraña que me sentía cuando él hablaba de ese modo o cuando me regresaba la mirada. Elida me había dicho que estaba enamorada y que eso que yo denominaba como malestar general eran los clásicos síntomas del amor, eso que tanto leía en mis libros.
Se que él me olvidará, que seguirá con su vida como hasta ahora, que borrará de su mente a aquella chica de cabellos azules con quién cantó la pasada noche.
Y me convertiré para él un recuerdo, un bonito pero efímero recuerdo.
Tenía una semana de reposo por parte de la universidad ya que últimamente no me he sentido bien, he tenido mis valores un poco bajos y debía mejorarme antes de regresar a mi rutina. Elida como toda noche antes de ir a su trabajo me deja sobre el mesón mi sopa de verduras y un zumo de naranjada natural, dentro de refrigerador encuentro fresas licuadas para que pueda comerlas y subir mis niveles.
Vuelvo a mi asiento en el balcón del edificio donde miro la ciudad con admiración, al caer la noche encienden todas las luces, los edificios se iluminan con los últimos rayos del sol y todo aparenta estar bien, aún cuando no. Extrañaba hablar con el modelito, escuchar su linda voz, escucharlo cantar y sentirme tímida a su lado y bajó su penetrante mirada. Extraño sentirme bien junto a él.
Algo hizo Click en mi cabeza y es que él me había dicho que campañas de ropa masculina lo habían contratado para que sea la imagen de la empresa, de ser así entonces puedo buscar varias de esas campañas por internet y dar con su correo y saber de él sin la necesidad de vernos. ¡Si, haré eso! Salto de mi asiento para correr al interior de la casa e ir en busca de mi laptop, regreso al balcón y comienzo con mi exhaustiva búsqueda al modelito.
Jajaja, modelito.
En la página de inicio aparecen muchas campañas, habían mucha para ropa masculina por lo que creo que esto me llevará toda la noche.
Tendría al menos unas cuatro horas sentada delante de la computadora sin dar con él o con su empresa, entre tantas campañas y páginas no daba con la que él había firmado, y ahora que recuerdo nunca le pregunté por el nombre de su empresa.
Estaba realmente triste por lo que me recosté en el sofá dejando que las lágrimas corran por mis mejillas, que los hipidos si quieren suenen por toda la sala.
Elida abre la puerta y entra a nuestro hogar, de inmediato viene a mi cuando me ve llorar.
—Sienna…
Sorbo mi nariz entre lágrimas.
—Estaré bien. —. Mi voz suena mal, ronca.
—¿Si tanto te gusta por qué lo evitas? Es evidente que se gustan mutuamente.
—¡Porque yo sé que está interesado en mi! ¡En la Sienna sana que le he hecho saber que soy! Él no sabe quién soy realmente, no sabe que estoy enferma. — Mi dolor no era comprendido por nadie, nadie más que yo entiende que tan mal me siento, nadie nunca entenderá como me duele no ser igual al resto. Estudiar en el día como las personas normales, salir a alguna playa con amigos, tener un cabello normal y enamorarme sin miedo al rechazo.
—Creí que él sabía… —. Dice, perdida en su mente.
—Elida si sabe de mi enfermedad yo misma me desapareceré de su vida, es tan perfecto que no merece querer a alguien que está enferma, que no es normal y nunca lo será.
—Basta, Sienna. —. Ella me toma de los cachetes haciendo que la mire directamente a los ojos— Sufres de Vitíligo, eres una chica que a pesar de no tener una vida normal y común como el resto es fantástica, eres demasiado inteligente Sienna y muy hermosa, única con tu cabello azul. ¿Por qué te empeñas en hacerte sufrir a ti? Entiendo que el tema con tu enfermedad sea duro y más por las no tan felices noticias que te dio el médico pero prométete a ti misma comenzar a vivir. Y se que al lado de ese chico lo encuentras todo. Yo lo noté, Norman lo notó y a puesto a qué todos esa noche también lo vieron, estabas siendo feliz con él. Y él contigo, son felices cuando están juntos, ¿quieres estar con él? ¡Ve, Sienna, ve y hazlo! Para mí es importante verte sonriente en tus últimos días que llorando en tu habitación.
—Elida es imposible, no se cómo localizarlo.
Ella chasqueó su lengua negando
—Va cada noche a qué Román Galilei con la ilusión de encontrarte.
Elida me acompañó al establecimiento de Román Galilei en apoyo, yo estaba nerviosa jugando con mis manos, no creo que pueda verlo esta noche aquí.
Ella y yo entramos al lugar y ocupamos una mesa donde él pueda verme si aparece, como siempre Román Galilei nos atiende. Elida pide un jugo para las dos y el señor se va de inmediato, yo seguía inquieta y nerviosa viendo a ambos lados como si fuera a verlo.
Y de pronto lo veo entrar al lugar, iba con sus prendas de costumbre, vistiendo como un señor moderno, con su cabello miel desordenado y paseando su hermosa mirada miel por todo el lugar buscándome, todo se transforma para cuando se concentra en mi. Ninguno de los dos pierde el tiempo para acercarse y hablar finalmente.
—Pitufina
—Modelito.
Él sonrió de lado y sin pensarlo tomó mi mano entre las suyas.
—Volviste a desaparecer sin dejar rastro… ¿por qué? ¿hice algo malo y no me di cuenta? Si fue eso te pido que me perdones.
—No… solo quería irme. —. Solté apresuradamente y él frunció su ceño sin comprender.
—¿Qué pasó para que…?
—Creo que es momento de que sepas la verdad. —. Dije interrumpiéndolo.
Él me miró sin comprender de que estaba hablando pero no puso objeciones cuando tomé su mano y lo guíe a la salida del establecimiento, antes de salir le di una última mirada a mi amiga quien a la distancia me daba su apoyo.
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Editado: 26.06.2024