Peligros y enfrentamientos ¿Algún gramo de esperanza?

Pasaron las semanas y ya hemos perdido a la mayoría de la gente. Demasiada mayoría, pues solo quedamos yo y Daniel. Emily murió en un derrumbamiento, Sergio intentó parar a los zombies y ya sabemos lo que pasó, ¿verdad?, los demás fueron cogidos por los infectados, o murieron por heridas sin curar, enfermaron, etc... Así que solos estamos. Solos en un mundo tan grande, y que probablemente nunca exploremos por completo. Los infectados son más numerosos, y no paramos de correr, a veces luchamos contra ellos, para escapar y refugiarnos.

Ahora es de noche, nos refugiados en lo que parece un pequeño hospital y no se escucha ni un solo ruido. Salvo a esos zombies que buscan víctimas. Daniel siempre está a mi lado y muchas veces duermo abrazada a él, porque me siento más segura así. También reconozco que... Me empieza a interesar pero no se que pensara el, mucha gente dice que los mejores amigos nunca pueden ser pareja.... Eso me entristece y me hace daño porque siento que le amo más y más. Así que de momento no quiero pedirle nada, lo iré conociendo poco a poco y así sabré lo que siente. 

Volvió a salir el sol, un día más tenemos que salir a buscar refugio, comida, agua, medicamentos y luchar por sobrevivir contra ellos que quieren carne fresca.
 

Salimos sigilosamente del hospital hacia un mercado no muy lejos de ahí y encontramos varias cosas. Alimento, leña, mecheros, otros aparatos. No había medicinas, esas estanterías estaban vacías, lo cual me hizo pesar que alguien las habría cogido. Encontramos infectados tirados en el suelo y olía a podrido. Literalmente eso olía muy mal y me daban ganas de vomitar el desayuno, pero logre aguantar y seguí caminando por los pasillos, encontré cuchillos. Perfectos para defenderse y como había de diferentes tamaños cojo uno o 3 de cada.

Los meto en la bolsa que llevaba y más comida en buen estado, como no encontramos nada nuevo nos retiramos y seguimos nuestro camino. Llegamos a un conjunto de casas apiñadas, destrozadas, con agujeros en las paredes de los infectados que entraron por ahí. Nosotros seguimos caminando y a pesar de que ningún zombie andaba cerca, teníamos que vigilar.

Pude divisar a lo lejos una pequeña farmacia, destruida, sucia, todo tirado por el suelo, en fin a juego con la ciudad. Le hice una señal a Daniel y nos dirigimos hacia allí.

Encontramos medicinas y mochilas vacías, eran perfectas para poder llevar más provisiones, la farmacia no era para nada pequeña y tenía muchas estanterías, algunas vacías, otras llenas y otras casi llenas. Oí un ruido y miré hacia atrás pero no fue Daniel, porque el estaba mirando las instrucciones de los medicamentos, actuamos rápido y fuimos dando vueltas por los pasillos para encontrar lo que hizo ese ruido. Daniel con el bate y yo con el cuchillo grande que cogí antes. Encontré de donde procede el ruido y me dispuse a atacar, pero me detengo en seco, pues no era un infectado.... Era un chico, un chico de mi edad, pelo castaño y estaba de espaldas hacia mí, observaba las medicinas.

El muchacho no se dio cuenta de mi presencia y fui bajando el cuchillo sorprendida observándolo. Daniel, que estaba detrás mía, vio q no le contestaba y se acercó para ver que pasaba, he igual que yo, quedó observando al chico. Él parecía tranquilo, tanto que no se dio cuenta de nosotros.

- Oh, hola - Se dio la vuelta y se digno a saludar.
- Hola - Respondo.
- Me habéis sorprendido, podría haberos dado un golpe 😅. -
- ¡Idiota, eres tú el que podría haber muerto! -
- Hmm?! Y eso... ¿Por qué?- Se quedó pensando.
- Porque casi te clavo un cuchillo, pensando que podías ser un infectado 🙁. -
- Ouuuh... Jeje pues sí, tienes razón. Debo ser más cuidadoso, pero pensé que no quedaba nadie vivo salvo esos infectados. -
- También pensábamos lo mismo que tú...- Daniel empezó a explicarle todo lo que hicimos para llegar aquí. 
- Mis disculpas señorita no me he presentado, soy Alex un placer. -
- Mi nombre es Erlin - Le dije de forma tímida.
- Que bonito nombre, igual que la dueña - Daniel interrumpió y se presentó, aunque su forma era enfadada.
- Bueno ¿queréis acompañarme a mi "casa"? Hay más gente allí y hay mucho espacio. - Observaba nuestras mochilas.
- Hmmmm, Erlin ven un momento - Me cogió de un brazo - No podemos fiarnos de él, lo acabamos de conocer -
- Sí... Tienes razón, pero tampoco tenemos donde quedarnos y hay más gente. Quiero ayudar a esa gente. -
- ¡Agh! Esta bien iremos, pero como vea una mínima situación o movimiento hipócrita nos vamos y punto - Tenia cara de mosqueo.
- ¡Gracias, eres el mejor! - Le planto un beso en la mejilla por su enorme gesto de humildad y me acerco a Alex para seguirle el paso.

Llevamos una hora caminando, no porque quedara lejos sino porque teníamos que esquivar a los infectados y estar alerta. En tiempo de un descanso esos 2 se acercaban mucho, Erlin se echaba a un lado, pero el otro se le acercaba. Lo que más me molesta es que Erlin se ríe con sus chistes y no paran de hablar, eso me pone un poco de los nervios y encima la abraza como si nada. A nosotros nos costo poco el hacernos amigos... ¡Agh! Odio sentirme así. ¿Por qué me duele el corazón?, se supone que quiero verla feliz, ¿No? Entonces, ¿Por qué no quiero verla con otro?

Noto que empiezo a llorar y me aleje un momento, odio que me vean llorar. Erlin es una chica alegre, divertida, a veces sensible y lloricona. Ella tiene un pelo rubio increíble que brilla con el hermoso sol de la mañana, unos ojos verde oscuro preciosos, pero sin llegar a color musgo. Es una chica perfecta por su personalidad y su físico, y se que tendré competencia, pero haré lo que sea para ganarles a ellos. Llegamos a ese sitio que llaman "casa". Esta un poco viejo y se nota que el metal se oxidaba, el suelo crujía, las ventanas en mal estado y cubiertas de madera. El chico tenía razón había más gente. Una habitación estaba ocupada por un niño pequeño, de unos 8 años de edad, lloraba con una foto entre sus pequeñas manos y me dio mucha pena, me recuerda a mí aquella vez tirado en las escaleras.