Las enormes puertas de madera se abrieron al paso de los oficiales militares quienes estaban a cargo de recibir y ubicar a los jóvenes soldados, dando apertura y como primer paso un llamado de lista por orden de apellidos y ubicando a quienes entraban en veinte filas de igual cantidad. Frente a ellos se ubicaban nada más ni nada menos que su alteza el rey y algunos funcionarios de su uso personal más los miembros de los consejos y gabinete.
Describir con exactitud cómo se sentía estar ahí era difícil, no era tarea fácil cuando por su mente pasaban tantas cosas, tantas ideas, pensamientos e inseguridades que parecían reflejarse en el sudor en sus manos, el nudo en su estómago y aquel extraño mareo que le hacía sentirse como una hormiga frente a aquella fortaleza enorme. A su lado cientos de jóvenes parecían serios y otros ligeramente preocupados, pero todos tratando de ocultar el hecho de que tenían miedo. Aquí no había tiempo para dudar y menos para el arrepentimiento por lo que de alguna manera sentía pena, por sí mismo y por los demás que no eran más que ganado listo para ser sacrificado.
Nuevamente se escucharon uno a uno los nombres de los presentes, la mayoría desconocidos para él. Esta vez el llamado era para hacer una entrega oficial, tanto de sus trajes como de aquella arma que debían empuñar con orgullo.
Una vez la espalda estuvo entre sus manos sintió que descargaba un peso, como si finalmente aceptara aquella responsabilidad haciéndose cargo de ella de la mejor manera; entonces allí frente a todos y con el favor del rey se juró a si mismo que de ahora en adelante solo se esforzaría para lograr su meta.
Finalmente la ceremonia termino con el último sonido de "gong" y tras algunos aplausos los oficiales y el instructor a cargo los dirigió a lo que sería el patio de entrenamiento muy cerca de sus dormitorios. Las actividades de su día eran simples, despertarse temprano en la mañana, bañarse y desayunar, examen de aptitud y médico que definiría su nivel y otras evaluaciones, almuerzo al medio día y descanso en la tarde. Ese sería el horario del día siguiente.
Las habitaciones fueron repartidas por el mismo orden de lista dejando a Taehyung en una habitación con Jeon Jungkook el hijo de la cocinera de su restaurante favorito y el único conocido que había quedado con él en el dormitorio, los otros tres eran desconocidos para él ya que no conocía a sus padres o sus ocupaciones debido a que eran de otras regiones del país.
La habitación era espaciosa, pero no demasiado, solo lo suficiente para que cinco hombres durmieran en ella, con dos camas en forma de litera y una sencilla, no era nada lujoso pero tampoco demasiado incómodo.
Tomando asiento sobre una de las camas observo a sus compañeros, no había mucha diferencia entre ellos, eran delgados de tez pálida y con una apariencia desinteresada en su propia imagen. ¿Serán ellos iguales o mejores? ¿Peores? Aun vagaba esa idea sobre el ejército como una competencia y aun cuando se había prometido a sí mismo no pensar en eso y solo concentrarse en su propio deber, no podía evitar caer nuevamente en esos cuestionamientos.
—Es bueno tener un rostro conocido en la habitación– Comento entusiasta el pequeño Jungkook acercándose a su lado para tomar asiento.
—Sí, no imagine que te fueras a enlistar Jungkook –Murmuró ladeando su vista ligeramente al menor
—Bueno, ya sabes, la situación así lo exige– Sonrió encogiéndose de hombros como restándole importancia
Taehyung se quedó en silencio observando con atención la sonrisa de aquel chico, ¿Cómo podía tomarse aquello con tal calma? Entonces la pregunta se expandió aún más cuando se dio cuenta de lo pequeño que era a comparación de los otros jóvenes en la habitación, pero era él, el más calmado a su parecer. Tal vez porque era demasiado ingenuo, muy seguramente no sabía a lo que se enfrentaba, entonces sintió algo de compasión y le devolvió la sonrisa palmeando suavemente su hombro.
— ¿Tu madre estará bien?– Cuestionó Taehyung desviando la mirada.
—Sí, mi hermana la cuidara por mí ¿y tu abuela? – Le respondió a Taehyung buscando su mirada.
Taehyung abrió la boca para responder sin embargo fue interrumpido por uno de los chicos en la habitación.
— ¿Ustedes también tuvieron que dejar a su Madre sola?– Cuestionó el chico sobre lo alto de la litera frente a ellos.
—Todos aquí dejamos atrás a nuestra familia– Respondió otro de ellos entrando a la conversación.
—Muchos aquí tiene a su padre y a su madre, yo deje a mi madre sola... –Refutó con seriedad
—Yo deje a mi madre y a mi hermana–Reafirmo Jungkook
—Mi hermano cuida de la familia mientras no estoy–Habló el único joven que había estado callado hasta el momento.
—Todos aquí dejamos a la familia atrás, ese ya es motivo suficiente para esforzarse– Murmuro Taehyung restándole importancia.
—En ese caso procuremos llevarnos bien– Habló nuevamente el primer joven
—Soy Jeon Jungkook ¿Y ustedes?– Se levantó el menor e hizo una pequeña reverencia
—Kim Min Ho–Dijo el joven frente a ambos poniéndose de pie también.
—Kang Baek– Siguió el que estaba a un lado de ambos.
—Jung Jaeyang– Asintió suavemente el joven de la litera de arriba.
—Kim Taehyung– Murmuro Taehyung con una pequeña sonrisa.
El primer encuentro entre ellos fue incomodo como era de esperarse al unir a varios desconocidos en una habitación para convivir. En una habitación por un tiempo indeterminado, sin embargo es virtud de los seres humanos hacer relaciones y ser sociales por lo que pronto lograron acoplarse.