En aquella ciudad ya era invierno, época esperada por todos.
—¡Mami, ya es invierno! —una pequeña niña grito emocionada. —¡Ya puedo salir a jugar con la nieve! —chilló.
—Alicia, primero ponte tu chaqueta, gorro y botas —ordena la mujer a lo que obedece. —Buenos días cariño —saluda dirigiéndose a la chica que bajaba las escaleras.
—Buenos días madre.
—¿Por que te has despertado tan temprano? —pregunta la mujer viendo el reloj.
—Los gritos de Alicia me han despertado, además quiero acompañarla a salir —responde mientras sirve un poco de chocolate.
—Creo que esta enferma madre —dice Alicia riendo.
—También creo lo mismo.
—¿Qué? —pregunta ella sabiendo la respuesta.
—Es raro que digas que quieres acompañar a tu hermana o que salas de la casa sin ninguna razón —reponde la mujer.
—Si, ya lo se, aun así, quiero salir, me he quedado sin Spotify premium y me aburro, además, no se que dibujar y ya me termine mi saga de libros por los cuales llore como nunca —dice mientras lava la taza.
—Vale —es lo único que responde la mujer, Adalid va a su cuarto y se cambia rápido, baja de nuevo y ve a su hermana esperándola.
—¡Rápido Adalid, ya salio Valeria y Alex! —exclama emocionada Alicia, salen de la casa y Alicia corre hasta donde están sus vecinos mientras Adalid se sienta en columpio a verla. Extrañaba su niñez.
Saco su celular y vio que estaban escribiendo en su grupo, así que decidió ver.
Daniel
Chicos, que dicen si hacemos una fiesta después de este inverno, podemos alquilar una caseta y la hacemos allí
9:30 a.m. ✔✔
Astrid
Podrías ser, tendríamos que hacerla entre el quince y diesciete del otro mes.
9:31 a.m. ✔✔
Carolina
Yo invito las cervezas, Daniel la comida y los demás que lleven algunos dulces, ¿que dicen?
9:34 a.m. ✔✔
Gabriella
Yo llevo Whisky, inviten a todos los que puedan.
Psd : Si es posible a toda la universidad.
9:36 a.m. ✔✔
Silencio el grupo y guardo su teléfono, ni siquiera tenía cabeza para una fiesta.
—¡Oye, Adalid! —grito su hermana y sintió un golpe suave causado por una bola de nieve.
—¡Pequeño engendro! —grito divertida, se agacho tomo un poco de nieve y corrió hacia su hermana lanzándolo.
Despues de todo no era tan malo salir, y más en esta época del año, mentiría si dijera que no le gustaba. Las horas pasaron rápido y llegaron las doce en punto, así que tendrían que ir a almorzar.
Entraron a la casa y dejaron sus chaquetas en el perchero, junto a sus gorros.
—¿Como la pasaron? —pregunto su madre poniendo los platos en la mesa.
—Fue difertifo —habló Alicia con comida en la poca.
—Alicia —advirtió su madre a lo que ella asintió.
—Estuvo bien, Valeria jugo con Alicia y yo también, después de un rato me senté en los columpios y hable con Alex —respondió Adalid comiendo.
—Afex fe mifaba mufo —dijo Alicia a lo que su madre la regaño.
—¡Alicia!, bueno, al menos se que la pasaron bien —respondió la mujer levantándose para lavar su plato.
—Voy a salir un rato madre, gracias por la comida —dijo y se levanto, se coloco su chaqueta y salió de la casa.
Al estar lejos de su casa, y en un lugar donde era permitido fumar, saco un cigarro de su bolsillo, pero entonces cuando lo fue a encender su mechero se había acabado. Un poco frustrada saco su teléfono y vio de nuevo los mensajes del grupo.
Alex
Deberían llevar también vino, yo también voy a llevar un poco de comida y algunas cervezas
1:00 p.m. ✔✔
Alex. Aquel nombre que le daba más que inseguridades, se podría decir que tenía cierta atracción hacia el chico, aunque este ya estaba comprometido, siempre que se la pasaban juntos, sentía las típicas mariposas en el estómago y sus manos sudaban. Algunas veces cuando estaba distraída notaba que este la miraba, más nunca volvió a poner atención a ello.
Apago su teléfono e intento de nuevo con una pequeña posibilidad encender su cigarro, cuando un chico le ofreció prenderlo.
—Veo que tienes problemas —dijo el desconocido.
—Si —fue lo único que dijo ella.
—Te ayudo —ofreció el encendiendo su mechero y pasándoselo.
—Gracias.
Al prenderlo el humo recorrió su boca, luego lo expulsó. Durante unos segundos hubo un silencio incómodo, hasta que el joven decidió hablar.
—Creo que en inverno no es conveniente fumar —dijo el y rió suavemente a lo que ella asintió.
—Lo se, aun así ya es una costumbre —respondió.
—¿Como te llamas? —pregunto el a lo que ella dudo, pero al fin hablo.
—Adalid, ¿y tú? —pregunto de vuelta ella.
—Mucho gusto, soy Jonas.