En ese momento Manolo siente una paz interior al estar frente una puerta similar a las que usa Doraemon solo que en esta ocasión es una puerta vieja y podrida que lo va a llevar a su mundo. Desgraciadamente antes de irse, Meredith lo interrumpe.
—Señor Restituyo, se va tan pronto. —Contesto Meredith con un tono muy coqueto. Detrás de él.
—Claro que sí, ministra, me voy para mi casa, para mi bendita casa, estoy super estresado. —Respondió Manolo.
—Si, lo que se debe de ser muy duro trabajar aquí, pero tiene sus ventajas ya que a nivel monetario va a ser bien recompensado. —Contesto Meredith y advirtió. —Usted va a estar libre durante un mes terrícola, que aquí equivale un día. Debe volver una vez que el portal se abra, o sino el portal lo traerá de vuelta aquí por la fuerza.
—OK...—Respondió Manolo confundido y añadió. —Muchas gracias, señorita Meredith por advertirme al respecto...algo más.
—Claro que sí, no sé si se lo quiero decir ahora, pero mejor no, es que es algo que tengo atrapado en mi corazón. ¿Quiere que se lo diga ahora? —Contesto Meredith de forma seductora y con una cara de loca calenturienta sádica.
—Oh no, no me digas que le gusto a la loca, porque por el tono seductor que lo delata y esa expresión que de yandere encendía, me prende y me... —Pensó Manolo mientras siente como una chancleta samurái en la cara, cuando se da la vuelta es la fantasma conciencia de su esposa y añadió. —no, no me prenden nada, cariño. Ella procede y se lo quita.
—Mejor después cuando vuelva. Así que, si me disculpa, me retiro nos vemos luego. —Contesto Manolo que procede retirarse.
—Nos me vemos pronto... inquisidor moderno. —Respondió Meredith que se sabrosea la boca y se retira.
Manolo abre la puerta que lo lleva a la sala de su casa.
—Por fin, hogar dulce hogar, pero que raro, según el reloj, yo ya me había ido, a esta hora tan temprano. Mejor así disfruto mi mes de descanso. —Dijo Manolo hablándose así mismo.
—Papi, papi, papi. Ven que se murió Argenis. —Contesto Manuelito que está en la casa ya que está de vacaciones en la escuela.
—Perate, Perate, Perate, como así ese hijo de su... madre se murió, eso es imposible, ese desgraciado es Sugimoto el inmortal, no hay puñal, arma de fuego, o estrallon que lo mate. —Comento Manolo.
—Bueno papi, la muerte parece que se lo llevo. —Contesto Manuelito.
—Pero que haces aquí solo, los niños no se pueden quedar solos en la casa. ¿Dónde está tu madre? —Respondió Manolo.
—Esta con el 911, la AMET y una regua de policía donde ocurrió el suceso. Yo vine aquí porque necesitaba ir buscar los documentos de mami para el entierro. —Contesto Manuelito y añadió. —Y que no estabas en el trabajo papi, ya te botaron.
—No hijo, yo sí trabaje, recuerda que los tiempos entre la dimensión oscura y aquí son diferentes. —Respondió Manolo y añadió. —Vamos a ir a ver a tu madre.
— Está bien, papi. —Contesto Manolo.
Ellos se van al lugar de los hechos donde hay un tumulto de gente. Su esposa está llorando encima de una manta blanca donde está el cadáver.
—Oficial, soy el esposo de esa mujer. —Dijo Manolo, pero cuando el policía se da la vuelta.
—Ohhh... ¿Manolo eres tú? —Contesto el policía encargado de la situación.
*—Víctor... (se abrazan como hermanos y se dan un saludo secreto) mi hermano, ¿cómo está usted? ¿y la familia? — Respondió Manolo al policía.
Nota: Ellos no son primos biológicos, sino que son mejores amigos.
—Ellos están bien, hermano, gracias por preguntar. —Contesto Víctor.
—¿Que lo que está pasando aquí? ¿Es verdad que Argenis murió como todo un motorista? —Respondió Manolo que se lo toma en serio.
—Si, y de la forma más sanguinaria posible, el condenado choco contra un carro que salió de su marquesina, el impacto fue tan fuerte que lo mando volando como si fueran esos juegos flash o de celular, no sé si me di a entender para luego terminar siendo partido por la mitad esparciendo sus viseras por todo el lugar. —Contesto Víctor.
—Dios mío, que brutal. —Respondió Manolo.
—Por desgracia, no encontramos a su compañero. Sin embargo... — Contesto Víctor, pero luego le susurra al oído. — Te parece que hablemos a solas.
—Está bien primo, si tú lo dices. — Respondió Víctor mientras ellos se van en a un callejón.
—Mira primo, aun no somos primos, ni hermanos biológicos. Nosotros nos hemos tendido la mano en la buenas y las malas. —Contesto Víctor.
— ¿A qué quieres llegar con esto Víctor? —Respondió Manolo intrigado, pero manteniendo un poco de indiferencia.
—Tengo el boleto de Argenis, cuando encontré la parte cercenada de abajo, encontré el boleto ganador de Argenis. —Contesto Víctor.
—¡En serio! Creí que era mentira de él. —Respondió Manolo sorprendido.
—Si, es real, nos dividimos cincuenta y cincuenta ¿Qué te parece? —Contesto Víctor.
—Claro que sí, porque no, vamos a canjearlo en tu hora de descanso, te parece bien. — Respondió Víctor.