[03]
ARRIESGANDO UN MUNDO
βien, no se sentía bien.
Adelante, burlense de lo anterior, "ay, rima, jojojo; soy súper increíble".
Putos retrasad@ de mierda.
Verdaderamente se sentía mal, enferma y débil.
Señore, esa tipa se sentía como un pequeño mojoncito sin fuerzas ni intimidación.
Siendo ella quien es; era MUY extraño.
Un nuevo mareo atacó su cabeza, más fuerte que el anterior. Colocó la frente contra el BM y exhaló esperando a que pasara, pues éste amenazaba con tumbarla de moverse de más.
Si, los mareos amenazan. ¿Ustedes no lo sabían?
-¿Todo bien, Ana?
Abrió los ojos y movió las iris a la izquierda, Ángela se encontraba ahí, con las cejas fruncidas en preocupación.
-Si, sólo... Es mí periodo -Miente, mientras el estómago se le hacia revoltijo-. Llega con algunos malestares. -el mareo se pasa, ella se pone derecha y sonríe con su habitual ánimo, aunque en realidad no se sintiera así- ¿Ves? Como nueva.
-¿Segura? -levanta las cejas- Puedo mandar una excusa en tú nombre con la secretaria...
-Que estoy bien -insistió fingiendo diversión mientras cerraba la puerta del coche-. Sólo son mareos, algunos muy fuertes y otros muy molestos. -empieza a caminar hacia el instituto junto a Ángela- Se me pasará, ya verás.
-Bueno.
●●●
No, no se le pasó, mejor dicho; empeoró.
Veía al profesor de biología doble, sus párpados se entrecerraban con cansancio, su cabeza se jamaqueaba y cabeceaba sin control y su frente ya liberaba algunas gotas de sudor.
Presionó los labios cuando sintió náuseas y apoyó la frente en la fría mesa metálica, pues el frío ayudaba a espantarlas, pero al parecer esas eran más hijas de puta y se quedaron ahí, jodiéndole la existencia.
-Oye, ¿te encuentras bien? -Alice la miró con preocupación.
Desde hace rato había estado oliendo un aroma extraño en Anatasha, como dejes amargos en la dulzura de su perfume natural. Pero no quiso comentar nada, hasta ahora.
-No... -movió la cabeza a la derecha- Sí... -aspiró aire-... No lo sé... -suelta una risita vaga, pero su flojo desayuno amenaza por salir del lado equivocado y mejor cerró la boca.
Alice fruncio aún más el entrecejo, mientras sus ojos dorados brillaban alarmados.
-¿Quieres ir a la enfermería, al hospital? -interrogó con un tono dulce y preocupado, así como le hablabas a un niño después de que te avisata su dolor de panza por comer muchos dulces.
-¿Crees conveniente que una humana no normal asista al hospital, Alice? -atacó con molestia- Prefiero morir en los pasillos antes de que descubran que soy.
-Ni que fueras un licántropo. -soltó, irritada, como arma de doble filo.
Anatasha sonrió al notarlo, con la frente aún pegada en la mesa y los ojos cerrados.
-Buen intento.
Bella se acomodó en su asiento y fingió indiferencia, aunque por dentro, buscaba las palabras para la famosa confrontación que tenía planeaba.
Nada se le ocurría.
-Hola -para su sorpresa, saludó él-. Lamento no haberme presentado correctamente la semana pasada; Mi nombre es Edward Cullen. -dijo, con una sonrisa amigable. Bella entreabrió la boca- ¿Tú eres Bella?
La adolescente estaba medio estupefacta, debía admitirlo, pero conforme con esas palabras dirigidas, al menos no tendría que correr el riesgo de hablarle y que él se hiciera el loco.
-Si. -pero se limitó a responder, asintiendo.
-Células de raíz de cebolla. -suelta el profesor de biología, paseándose por el aula hasta terminar al frente- Es lo que tienen en su portaobjetos, sepárenlas y etiquétenlas en las fases de mitosis. -ordena volviendo a pasearse- Y si hacen bien la primera parte se ganarán... -se estira y alcanza un objeto de su escritorio, que básicamente era una cebolla dorada-... La cebolla de oro. -Dijo como si hablara del último teléfono tecnológico, los alumnos rieron por el ingenio del profesor y el irónico premio.
Edward empujó suavemente el portaobjetos hacia Bella diciendo caballeroso:-Las damas primero.
Bella levantó la mano y la llevó al puente de su nariz, sin querer perder la oportunidad de confrontarlo.
-No estabas. -comentó viéndolo antes de agarrar el telescopio del portaobjetos y ver.
-Es que... -vacila Edward, mirando la mesa-... Estuve afuera por un par de días. -Explica volviendo a mirarla- Por asuntos personales.
-Am... -empuja el portaobjetos hacia Edward- Pro-fase. -Decide.
-¿Te importa si miro? -consultó con las cejas levantadas, Bella negó y Edward se inclinó a ver- Pro-fase. -soltó con las cejas hundidas en concentración, luego anotó el nombre en su libreta.
-Si, lo que dije. -Afirmó Bella.
-Am... Ah, ¿Así que te gusta la lluvia?
Isabella lo miró extrañada por el particular tema de conversación, pero Edward sonreía, con cierta curiosidad en los ojos. Bella vaciló haciendo gestos de incredulidad y exhaló sonriendo.
-¿Qué? -quiso saber el Cullen, sonriente.
-¿Me preguntas sobre el clima? -Preguntó incrédula, con dejes de diversión en la voz.
-Si... Mm, creo que sí.
-Ya está, te has puesto pálida. -Se alteró un poco Alice, mientras Anatasha seguía con la frente pegada- Le pediré permiso al profesor para...
Tasha le cogió la muñeca cuando Alice hizo el ademán de levantar la mano, la de cabellos oscuros miró a Anatasha ceñuda y ella ladeó una sonrisa falsa.
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Editado: 05.05.2020