UN DÍA EN JARDINERÍA AFECTA EMOCIONES
Ĺa cama nunca había estado tan incómoda como ésa noche.
Anatasha se sentó por una séptima vez en la madrugada, su mano derecha sostenía su peso mientras ella suspiraba con cansancio y fijaba sus ojos en el reloj de Iron Man.
—5:37 de la madrugada... —susurra con horror—... El instituto es en dos horas y veintitrés minutos.
Exhala, lleva las manos a su rostro y se deja caer sobre su colchón de espaldas.
Ay, que mardita.
En cuanto sus cobijas verdes hacen contacto con su piel, un dolor fuerte se instala en lo que parece ser una línea de recorrido.
Tasha sisea con dolor y se incorpora tan rápido que Flash se hubiera quedado pendejo.
Es que la tipa prácticamente brinco.
Instintivamente sus manos fueron a su espalda, en donde, aunque ella no lo veía, había una línea verde pantano desde el inicio de su hombro izquierdo hasta su cadera derecha.
Era sobresaliente y repentina, la culpable del respingón que ella pegó.
Bajó de la cama y se dirigió a su gabetero con pasos largos, se sacó la franela exponiendo sus pequeñas, porque vamos nadie duerme con sostén, y se acomodó en un ángulo frente a el espejo de manera que pudiera ver cómodamente su espalda lo más posible.
—Oh por Di...
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—Cáscaras de huevo, zanahorias; ¡El abono es bueno!
Anatasha suspiró con hastío al recibir el tercer empujón del día, sinceramente estaba echando de menos caminar en zonas VIP.
¿Por qué tuvo que abandonar su lujosa, emocionante y peligrosa vida por esto?
Ah sí, ella quería ver a su padre.
—Tienes la cara más amargada que he visto en mi vida. —Comentó una voz a su derecha— Y fíjate que tengo bastantes años encima. —la ve con una sonrisa.
Anatasha suspiró desviando la mirada a una esquina del almacén.
—¿Desde cuando James Barnes se junta conmigo? —interrogó, aburrida.
—Desde que descubrí que tú, —le da un toque en el hombro— preciosa humana, eres más que eso.
Anatasha ladea una sonrisa, exhalando por la nariz.
—Tú lo dices y no lo sabes. —mira al frente.
—¿Me ayudas a entender? —Hace un puchero, que era bastante tierno a decir verdad, ¡Es que miren esos ojos azules! Él chico... Bueno, vampiro, era una guapura.
Que afortunada era Alice.
—Quédate con la duda, precioso. —replicó adelantando el paso hasta perderlo entre gente y gente.
Un olor familiar llegó a su nariz de manera brusca y repentina, causando que detuviese su caminar para olerlo mejor e identificarlo.
—Es marihuana.
Miró las hojas de la planta, sonrió al ver que él estaba en lo cierto y dio media vuelta.
—Apuesto que, cuando no hay nadie, —cruza los brazos y se inclina— los administradores se echan un porro. —susurra, traviesa.
Jasper ladea una sonrisa y se acerca a ella para evitar el retraso de la fila.
—Yo lo hacía —confesó agarrando con suavidad una de las hojas—. Cuando era un neófito —la mira sin mover la cabeza—, ayudaba a mi autocontrol.
—Quien lo diría —sus hombros se mueven una vez por una breve risa—; Jasper Hale tiene un pasado de marihuanero.
Hale suelta la hoja, se gira para quedar de cara a los alumnos y cruzó los brazos—Se podría decir. —La ve, Anatasha no le devuelve la mirada, pero la atención del vampiro queda en otra cosa— ¿Qué es eso?
Jasper dirigió su dedo hacia ésa línea verde sobresaliente de la ropa de Tasha, pero antes de que él lograra tocarlo, ella le agarró la muñeca, girando el cuerpo en el proceso.
Su corazón latía como atleta, sus pupilas luchaban por dilatarse pero Anatasha lo evitaba, mateniendo el cuerpo tenso.
Jasper disparó una ceja hacia arriba, y Tasha sonrió disimulando.
—No es nada.
Le soltó la mano, manteniendo su rostro burlesco y confiado, y cuando hubo un hueco en la fila se metió en el, alejándose de Jasper también.
James llegó a su lado, con las manos metida en los bolsillos de su abrigo, y levantó una ceja.
—¿Conseguiste algo? —Curiosea arrancando una hoja de la planta detrás de Jasper.
Hale observó como Alice, con jubilo y carisma, se le acercó a Ana en la lejanía.
—No.
James suspiró decepcionado, dejó caer la hoja que se meció un par de veces en el aire antes de tocar la tierra, y colocó su mano sobre la mesa que sostenía las plantas para apoyarse de allí.
—No estaríamos dando tantas vueltas si aceptaras...
Antes de que dijera más Jasper lo miró con severidad, enojo y nervios, callándolo, James arqueó una ceja.
—No tengo que aceptar nada —Espeta con sequedad—. Estoy ayudando a saber que es ésa mocosa pero no estoy en obligación alguna.
—Ohh —alarga la ‹O›, levantando las cejas—, sí que lo estás. —se endereza de repente y lo agarra del antebrazo obligándolo a caminar— Tú, amigo mío, tienes poder sobre ésa "mocosa" —hace comillas con la mano libre—, y por lo visto ella no sabe que tienes ése poder —se detiene cuando ya están en un lugar más apartado y se coloca frente a Jasper— así que deja de hacerte el llanero solitario y saca todo Tú maldito macho alpha interno.
—Soy un vampiro.
—Saca tú lado salvaje, entonces. —simplificó con emoción—
¡Demuestra que eres una bestia de la noche! —exclama, excitado, agarra la cara de Jasper y la gira haciendo que él vea a Ana, la cual reía con Alice— Ve con esa mujer —lo mira, Jasper no— y róbale el mejor y más cliché beso de su vida.
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Editado: 05.05.2020