¿Qué tan pronto es ahora?
Burkittsville, Maryland 2020 Actualidad.
La vida puede dar muchas vueltas y cambiar en una noche o en un momento. La venganza es un platillo que se sirve frio. Nunca pensé llegar tan lejos y cometer actos tan atroces, pero que puedo decir, lo cierto es que no era yo quien actuaba de esa manera, al menos no sola, si me hubieran visto aquella noche llena de sangre por todas partes y asustada me habrían encontrado culpable, bendita la gabardina de cuero que me protegía de todas esas manchas en mi ropa, cuello y brazos, como era de esperarse la policía llamo a mi puerta a la mañana siguiente, luego de que encontraran el cuerpo, y tras largos interrogatorios en la estación finalmente se descubrió a la responsable, Geraldine Dorty, ella confesó todo, les dijo a los oficiales que había ido a su departamento porque se enteró de que Devon y yo teníamos una aventura, lo afronto para que le dijera en su cara la verdad, luego un tanto desesperada tomo el cuchillo carnicero de la cocina y se abalanzo sobre él, lo degolló e hizo tantos cortes en su cuerpo que me da asco solo de acordarme, después se me echo encima yo solo trate de defenderme, tras ser considerada víctima de los eventos, abandone el lugar libre de culpas, sabiendo que se había hecho justicia y que habían atrapado a una criminal desquiciada como ella, si supieran que yo fui quien lo mato… pero como dije, la vida da muchas vueltas, y se culpó a una inocente, bueno no tan inocente. ¿Qué cómo lo logre? Pues, soy una bruja, se da en las familias, pero no aparece en cada generación ni todas las brujas tienen los mismos poderes sobrenaturales de los cuentos de hadas, existen muchas maneras de entrar en este mundo yo lo hice por casualidad, la gente piensa que una mujer se vuelve bruja luego de desposarse con el diablo en un aquelarre, pero la verdad es que para ser bruja se nace, si bien es cierto que no todas tienen desarrollado su poder y algunas como yo necesitamos de estudios y preparaciones para lograr encontrar nuestro equilibrio, muchas otras desde el nacimiento hasta la muerte conocen su linaje y su fuerza sin necesidad de estudiarse a sí mismas, aún recuerdo cuando mi madre me lo confesó estando en su lecho de muerte en el hospital: “Hay algo que debí haberte dicho hace tiempo, mi bisabuela fue la última en tener los dones y rece porque se saltara tu generación, pero desde tu nacimiento supe que eras especial, diferente, creo que ya es tiempo de que lo sepas, existe una tradición en la familia, de un poder oculto que va más allá de un padecimiento genético si algún día quieres conocer tu poder, busca en mi armario detrás de los abrigos, hay una tabla floja ahí está el Aradia, es un libro grande y rojo que te servirá como orientación, síguelo al pie de la letra y vas a estar a salvo”. Suena absurdo ¿No? Recuerdo que en la preparatoria nos llevaron al museo y había una exposición de los juicios de las brujas de Salem, creo que debí poner más atención, esas niñas ni eran brujas, las verdaderas brujas eran astutas y cuidadosas, de hecho, después de eso huyeron sin mirar atrás. Siempre extraño a mamá, guardo una foto suya en mi cartera y me gusta verla cuando me siento triste. Han pasado ya tres años de su muerte. Luego del funeral, papá y yo nos mudamos a Meryland desde Ohio, mi padre es policía, así que solicito un cambio ha Burkittsville, me inscribí en la universidad donde conocí a mi mejor amiga Anastasia, en casa ambos estábamos tan ocupados siempre que no habíamos terminado de desempacar, un día revisando algunas cajas encontré el libro que había forrado con periódico, aún recuerdo que la noche previa a la mudanza no podía dormir, las palabras de mamá me atormentaban en sueños, así que decidí entrar en la habitación de mi padre mientras dormía y husmee dentro del armario, había una tabla floja en la base que crujía al tocarla, un hueco de tamaño mediano me daba acceso con los dedos para levantarla, debajo estaba el libro, brillaba ante mis ojos. La voz de mi padre interrumpió mis recuerdos trayéndome de regreso a la realidad. - ¿Todavía estas desempacando? ¿Qué tienes en las manos? - Me preguntó. Tomé el libro y lo dejé dentro de una caja con mis pertenencias – No es nada, solo un libro que me servirá para la universidad. –Cargué las cosas en mis manos y fingí que eran pesadas. —Subiré a dejar esto. — El empezó a caminar por la sala. – No tardes en bajar, ya casi esta la cena. – Subí las escaleras hasta mi cuarto. – ¡De acuerdo! – Grite cerrando con seguro la puerta. Ahora la caja estaba sobre la cama frente a mí, saque el libro y le quite la envoltura con cuidado, tenía una pasta roja y gruesa, “Aradia” se podía leer en la portada con enormes letras doradas, las hojas parecían desgastadas, su color, la textura, incluso el aroma que desprendían era antiguo, al abrirlo salió un poco de polvo lo cual me hizo dar unos cuantos estornudos, levante la portada para pasar a la primer página, una leyenda en la base superior derecha capto mi atención: “Este es el momento y es la hora, nuestra es la magia, nuestro es el poder”. Le di la vuelta y procedí a leer en voz baja: - Lo primero que usted debe saber antes de adentrarse en este mundo es si usted es una bruja blanca o una bruja negra. -
Bruja blanca o natural.
Se basan por religión (Wicca) y por un ser supremo (un espíritu guía), utilizan su beneficio para proteger su naturaleza, dentro de sus dones más destacados esta la curación y sanación no solo de personas sino a situaciones conflictivas, se defienden de la magia negra buscan la prosperidad, integridad y desarrollo físico y mental en conexión con su espíritu, poseen el arte de la adivinación, la clarividencia sin necesidad de amuletos u objetos, todo se lleva a cabo por medio de visiones, sus hechizos y su poder se basan en la mente y en lo natural.
Bruja negra o creada
Tienen diferentes hechizos como pactos con potencias sobrenaturales como lo pueden ser dioses o demonios por lo tanto toda bruja negra será siempre de descendencia religiosa, disfrutan del usar libros sagrados que tienen tanta maldad que podrían matar a cualquier ser con solo tocarlos, necesitan de objetos y amuletos de las personas para influir en ellas tanto en mente como cuerpo y así provocar cambios en contra de su voluntad o creencias, practican la necromancia que es la adivinación por medio de espíritus, tienen acceso al mundo de los muertos, su principal aliado es el vudú, los loas y cualquier ente demoniaco, disfrutan de atormentar a sus enemigos.
Existe una gran guerra entre brujas blancas y negras, si una bruja negra es descubierta por una bruja blanca es tanto el poder que tienen con su espíritu que podrían matarlas, es por esto que las brujas negras se esconden de ellas y buscan dañarlas y matarlas a ciegas. Las brujas negras no pueden tener hijos si logran descendencia estará podrida y condenada a jamás prosperar, su belleza es efímera y al morir Satanás elige a unas cuantas para devolverlas a la tierra en forma de sapos, gatos y otras alimañas que servirán a las demás brujas de su aquelarre en un ciclo sin fin.
La piel se me erizaba con cada palabra ¿Cómo sabría qué tipo de bruja soy? Ni siquiera sabía qué tipo de persona era en esos momentos. Como si me escuchara la siguiente hoja fue mi respuesta. “CONOZCA SU PODER” decía el encabezado, use el dedo índice para guiar mi lectura: “En una habitación a oscuras, en completa paz y armonía encienda una vela blanca, de espaldas hacia la vela coloque una silla y siéntese con la mente despejada, tome un espejo que le permita reflejar sus ojos en la flama de la vela y medite hasta que logre una conexión con su espíritu protector”.
Antes de que pudiera continuar leyendo mi padre toco a la puerta. –Meredith ¿Estás ahí? Ya está la cena hija. -
-Ya voy papá. - Le conteste guardando el libro bajo mi colchón y bajando al comedor, durante las cenas mi padre siempre era muy callado, contemplaba mis cabellos rubios pues le recordaban a mi madre, lo único que hacia el pobre hombre era dormir, trabajar y comer, desde que mi mamá falleció él había entrado en una depresión profunda, un calvario que no podía superar, luego de cenar le pedí que se fuera a dormir, yo lavaría los trastes sucios y al terminar me iría a la cama, tenía que madrugar, eran los primeros días de un arduo semestre en la universidad.
Cumplí con lo acordado y apague las luces del comedor, en mi recamara me cepillaba el cabello luego de tomar una ducha, frente al espejo decidí intentar el hechizo de aquel libro, bajando a hurtadillas me adentre en la cocina, sabía que teníamos velas guardadas en algún lugar de la alacena, así que tome unas cuantas junto a una caja de cerillos, coloque un plato en mi peinador, en medio de este coloque la vela, de frente a la misma, pero dándole la espalda me senté en una silla de madera y tome el espejo de mano, me concentre lo más que pude, tratar de despejar mis pensamientos no fue fácil pero luego de un rato, visiones coloridas comenzaron a aparecer en lo profundo de mi mente, era como estar imaginando un caleidoscopio, no sabía si estaba funcionando o si tal vez me había intoxicado con la cena y ahora tenía alucinaciones, lo cierto es que fuera de eso nada más paso, mire al reloj de la pared y las manecillas marcaban las 11:45 de la noche, llevaba ya dos horas y cuarenta y cinco minutos sentada y nada había sucedido, era pura charlatanería, me levante de la silla bastante entumida, apague la vela y me recosté.
A la mañana siguiente sonó la alarma, era hora de levantarme, me alisté para ir a la escuela, bebí algo de jugo y me despedí de papá para caminar a la parada del camión, al subirme me puse los audífonos, escuchaba música tranquilamente viendo por la ventana, había comenzado a llover. No dejaba de pensar en que al llegar a la escuela y caminar hasta la entrada me mojaría. - Tal vez debí guardar el paraguas en la mochila. – Dije en voz baja. Cuando bajé del autobús saqué un par de libros para cubrirme del agua, justo en la entrada me encontré con Anastasia, mi mejor amiga tenía el cabello castaño con mechas californianas, llevaba un corte a la altura de los hombros, sus ojos eran vivarachos, su rostro inexpresivo y estaba flaca como una espiga.