Cuidado con las mujeres jóvenes
San Francisco, 2017
Era un día soleado de verano, miles de jóvenes se divertían en la playa, muy cerca, a las orillas del malecón un grupo de jóvenes repartía volantes a la gente que pasaba por el lugar. –Somos una asociación que ayuda a chicas embarazadas como tú, que se encuentran solas y el padre de su futuro hijo no se quiere hacer responsable o si tu familia no te apoya, de verdad te conviene unirte a nosotros, podemos cuidar de ti y del bebé, te daremos alimento, y tendrás un techo donde vivir hasta que decidas si te lo quedarás o lo darás en adopción. – Le decía una joven Scarlett a una chica embarazada en medio de la multitud. - ¡Te esperamos en la dirección del folleto!, recuerda que puedes llevar a más amigas o conocidas que se encuentren en tu misma situación. – Todos los viernes de luna llena Scarlett junto a otras dos chicas y dos varones se reunían en una bodega abandonada en un callejón de la ciudad, eran líderes de un culto que le era fielmente devoto a Paimon un demonio del inframundo, llevaban ya tres meses asentados en San Francisco, constantemente huían luego de las masacres que cometían, entregándole a su ser supremo las almas de inocentes, el viernes finalmente había llegado y tenían casa llena, la bodega estaba a reventar, cientos de chicas algunas embarazadas con apenas semanas y otras ya con varios meses esperaban sentadas para la bienvenida a la asociación, les habían prometido una mejor calidad de vida y un futuro sin problemas, de pronto Scarlett se abrió paso entre las filas del lugar, todas las jóvenes se pusieron de pie y aplaudían a la muchacha de cabello rizado. Al llegar al podio del frente se dirigió a sus acompañantes. - ¡Me alegra mucho ver tantas caras nuevas! De verdad estoy muy complacida de que nos acompañen esta noche, para nuestras nuevas reclutas quiero que sepan que a partir de hoy su vida está por cambiar, sus problemas se esfumaran, tienen en nosotros la oportunidad de comenzar una nueva vida. – Todas las jóvenes del lugar aplaudían sin cesar. - ¡Eso es! ¡Ese es el ánimo! Ahora si me lo permiten, iré tras la sala de control para pedirles a mis compañeros que les repartamos presentes a todas ustedes. – Scarlett abandono el lugar en medio de la euforia de su público, en la sala de control uno de los jóvenes que la acompañaban bajo una palanca y las luces se apagaron, las chicas se asustaron, inmediatamente un gas comenzó a salir por los ductos de ventilación matándolas a todas. Scarlett tomo un maletín en la sala de control y se dirigió a sus compañeros. – Esta noche también me desharé de ustedes, ¿Creen que no me he dado cuenta que planean matarme para abandonar el culto? Pero yo soy más lista, estoy harta de sus traiciones y de que arruinen mis planes siempre. – Un chico y una chica que estaban frente a ella se hincaron suplicándole que les perdonara, pero está haciendo uso de sus poderes coloco sus manos sobre a ellos y los incendio, la otra chica y el otro joven que estaban detrás de ella intentaron salir corriendo por la puerta cuando ella se giró hacia ellos y extendió sus brazos para darles una descarga eléctrica a cada uno, provocándoles la muerte. Salió del lugar y subió a su auto, y acomodando el espejo retrovisor se dirigió a Paimon quien estaba sentado en el asiento trasero. - ¿Y bien? ¿Ahora a donde debó ir? – El demonio le sonreía mirándola por el espejo. - ¿Por qué no te mudas a Burkittsville? Ese lugar me agrada para continuar nuestro trato. –
Burkittsville, Actualidad
Y así finalmente llegamos a la parte donde comencé a contarles mi historia, esa noche me adentré al departamento de Devon, no había señales de que estuviera cerca, pero estaba por volver, y cuando llegara yo lo recibiría, me quite la gabardina y la puse en el respaldo de una silla, me senté sobre la barra de la cocina, el único ruido que se escuchaba era el tic tac del reloj de la pared, entonces unos faros iluminaron la ventana de la entrada, pude escuchar como el motor de aquel automóvil se apagaba, había tanto silencio que pude oír cuando la llave entraba en la cerradura de la puerta, se abrió el cerrojo y con él la entrada, escuchaba las voces de los recién llegados, Geraldine se le había colgado encima a Devon, la cargaba tomándola de la espalda para evitar que cayera hacía atrás, chocaron con la puerta y Geraldine se soltó para quedar de pie frente a él, no quería romper su momento romántico pero tenía que hacerlo, la verdad esa escena me daba un cierto asco así que rompí mi silencio. - ¡Vaya! Ustedes dos no pierden el tiempo. – Devon empujo a Geraldine y está choco con el marco de la puerta, las llaves en su mano cayeron a cámara lenta y se estrellaron contra el piso, el rostro de Devon parecía no tener color, Geraldine encendió la luz usando el interruptor de la entrada, yo estaba frente a ellos al otro lado de la habitación. Devon balbuceo. - ¿¡Meredith!? No lo entiendo tu deberías estar…- Termine esa oración por él. - ¿Muerta? Eso quisieras no, tú y tu espantosa zorra quisieran verme muerta. – Geraldine lentamente se deslizó hacia atrás esperando salir por la puerta que permanecía abierta, pero levanté una mano y la cerré de un solo movimiento, alcance a aplastarle los dedos, provocando que gritará del dolor. – Devon se acercó a mí a toda prisa con la intención de atacarme, pero lo lance contra el refrigerador. – Tú no eres real, maldita bruja. – Me dijo levantándose del suelo, lo ayude un poco levantándolo de un solo movimiento y su cabeza se estrelló contra el techo, al caer estaba inconsciente, Geraldine apago la luz pero yo había colocado velas en todo el lugar así que moviendo una mano en el aire las encendí todas, mi enemiga se acercó a la mesa y me lanzó un florero pero transmute y el mismo se terminó quebrando contra el mueble del fregadero, aparecí detrás de ella, se acercó a toda prisa para tomar un cuchillo, levante mi mano izquierda y se lo arrebate antes de que se me acercará. - ¡Gracias! – Le dije, y moviendo un par de dedos de la otra mano la estrellé contra el espejo, el cual se rompió en pedazos y cayeron al piso junto a ella. - ¿Qué esperas para asesinarme? Sabes perfectamente quien soy y de lo que soy capaz, así como yo sé quién eres tú bruja. – Me dijo, me puse de cuclillas a ella y le respondí. – No aún, tengo otros planes para ti maldita perra. – y chasqueando los dedos la puse en un largo sueño. Luego me acerqué a Devon quien estaba recuperando el sentido, me puse encima de él y cuando recobro el sentido le susurre al oído. – Quiero que sepas que todo lo que ha sucedido ha sido gracias a mí, te metiste con la persona equivocada. - Lo tome del brazo y le mostré todos mis recuerdos de lo sucedido, la noche en que me violaron y me dieron por muerta, el culto que hizo que el demonio me poseyera, la muerte de Erick, la de Patrick, su pesadilla, todo paso ante sus ojos en fracción de segundos, entonces me dijo: - Eres una bruja, es cierto. – tomando el cuchillo le respondí. – Así es, lo soy, pero contigo no me molestaré en usar mis poderes, a ti quiero asesinarte con mis propias manos, no sabes cuánto espere para esto. – y levantando el cuchillo en el aire se lo clave en el pecho, pude ver como la luz se escapaba de sus ojos, le clave el cuchillo una y otra vez, mi ropa estaba llena de su sangre, incluso tenía un poco en la cara, pero había valido la pena, finalmente era libre, lo supe en el instante en el que el alma de Devon y Paimon se unieron sobre mí en una gran flama que partiéndose a la mitad atravesaron el techo y el suelo, entonces me dirigí a Geraldine, puse el cuchillo entre sus manos y le arranque un mechón de cabello, me limpie el rostro con un paño que estaba en la cocina, me puse la gabardina y guarde el mechón de Geraldine en un bolsillo, me quede un rato en el techo mirando a la luna y luego emprendí el vuelo transformándome en un ave negra parecida a un cuervo, unas cuadras antes de llegar a casa aterrice y volví a ser yo mi misma, ya estaba por amanecer, subí a toda prisa las escaleras y entre a mi departamento, cerré con llave, entre a mi cuarto donde ya había instalado mi altar y coloque el mechón de Geraldine y comencé a recitar. – Exponentia identitatem, praeterquam quod falsum est id quod homo cogitat de reditu in revés. – guarde mi ropa manchada y me cambie, entonces tocaron a mi puerta. - ¿Dígame? ¿Sucede algo? – Le pregunté a aquel hombre alto que estaba fuera de mi puerta. - ¡Buenos días señorita Johnson!, vengo de la estación de policía, se le considera sospechosa de un crimen que sucedió esta madrugada, necesito que me acompañe a la estación. – Como era de esperarse no me negué, sin embargo, debo admitir que había algo en aquel hombre que me causaba desconfianza, minutos más tarde me encontraba en la estación dentro de una sala, al otro lado estaba Geraldine quien también era interrogada. – Y entonces ella llegó y nos sorprendió en la cama, yo no tenía idea de que ellos seguían juntos así que me desconcertó el hecho de que se apareciera de repente, estaba como loca y se le echo encima a Devon, trate de detenerla pero también me ataco, me empujo fuera de la casa y cerró, la verdad yo estaba tan aterrada que no me detuve a ver qué pasaría, ustedes saben es solo una chica jamás pensé que podría ser capaz de hacerle daño, así que volví a casa y bueno señores, esa es mi versión de los hechos. – Luego de que termine de hablar los dos hombres me veían como si no creyeran ninguna palabra de mí, estaban a punto de hablar cuando otro oficial entro a la sala. – Déjenla ir, es libre de culpas, la señorita Dorty lo confesó todo, ha dicho que ella es la responsable del joven. – Dijo aquel buen hombre. Los oficiales me dijeron que podía irme luego de firmar algunos papeles, camine por la estación revisando si podía ver a mi padre, pero al parecer había sido su día de descanso, hubo un hermoso momento en el cual me contoneaba por los pasillos y nos topamos de frente Geraldine y yo, ella era llevada a la fuerza por dos hombres hacia una celda, yo le sonreí mientras la pobre gritaba y pedía auxilio y hablaba algo acerca de la traición, luego me encamine por el pasillo hacia la entrada principal, cruce la puerta y baje las escaleras sintiéndome libre, al fin era yo misma pero la voz del alcalde detrás de mí me saco de mis pensamientos. – Sabemos quién eres y de lo que eres capaz bruja. – No lograba entender sus palabras, pero antes de que pudiera decir algo un hombre detrás de mí me puso una bolsa de tela en la cabeza y perdí el conocimiento. Me subieron a una camioneta con rumbo desconocido, necesitaba saber que era lo que ocurría, y al parecer Hades escuchó mis suplicas pues cuando menos lo imagine desperté en el inframundo. Estaba otra vez en aquel pasillo blanco y largo, camine observando a mi alrededor, muchas manos se plasmaban entre las paredes, algunas caras hacían lo mismo, una chica toco mi hombro desesperada, no era otra que Scarlett la líder del culto. - ¡Ayúdame por favor! Yo no quiero estar aquí, tu vienes de entre los vivos, necesito tu ayuda, ¡Sácame de aquí! ¡Te lo suplico! – Hades haciendo uso de su magia la encerró en una habitación, cuando estaba por cerrar la puerta la chica me miró sorprendida. - ¡Yo te conozco! Eres la chica de aquella noche en la hoguera, ¡Perdóname por favor! – Hades se me acercó haciéndome una seña para que lo siguiera. – No pensé que te volvería a ver tan pronto, esa bruja es un problema, pero es problema de Paimon no mío, ahora dime ¿A que debo tu visita tan apresurada? – Yo estaba desconcertada. – Unos hombres, en la estación de policía me han atrapado, saben que soy bruja ¿Cómo es eso posible? – Hades caminaba apoyándose de su bastón. – Son cazadores de brujas, pero ellos no son quienes quieren deshacerse de ti realmente. – Me le quede viendo extrañada y angustiada. - ¿Entonces quien quiere hacerme daño? – Hades se detuvo en una puerta y la abrió sin tocarla. – Ya es hora de que conozcas a uno de mis mejores aliados. - De aquella puerta salió un hombre de piel oscura pero con la mitad de la cara de color blanca, tenía unos grandes ojos rojos, al igual que Hades tenía un bastón pero este era corto y tenía forma de serpiente con ámbar en donde deberían de ir los ojos, vestía totalmente de negro, usaba guantes que solo le cubrían las palmas de las manos y dejaban ver sus dedos y sus largas uñas negras, un collar con adornos de marfil le rodeaba el cuello, y un sombrero con pequeños cráneos que lo adornaban cubría su cabeza, tenía largas rastas que le sobrepasaban los hombros, luego de un silencio incomodo Hades fue el primero en hablar. - ¡Quiero presentarte a Papa Legba! – Aquel hombre me miraba detenidamente. – Tu debes ser Meredith, la elegida de la que todas las brujas aquí abajo hablan. – Yo apreté los labios y fruncí el ceño. – Lo siento, pero no sé de qué está hablando. – Creo que los dejare un momento para que hablen a solas. – Dijo Hades marchándose. Papa Legba me invitó a pasar a su área designada. – Veras niña, yo soy un loa, un guardián de las brujas vudú, un mediador de la vida y la muerte, un guía espiritual de las practicantes de este tipo de magia las cuales son descendientes de áfrica, tengo a mi servicio a una bruja excepcional, aunque pésima para el trabajo del infierno, ella es la indicada para contarte tu verdadera historia, ¿Por qué no te acercas mambo? – Dijo haciéndole una seña a una mujer que estaba sentada en la oscuridad del lugar, la cual se acercó lentamente a mí y me miro sin bajar la mirada. – Ella es Marie Laveau, la reina vudú, tal vez has escuchado hablar de ella, al igual que ella ha escuchado hablar de ti. – Era claro qué si había escuchado de ella, una talentosa bruja vudú de Nueva Orleans que había conseguido la inmortalidad luego de un trato con su espíritu guía, pero que un día sin más había desaparecido sin dejar rastro. Marie me tomo las manos. - ¡He esperado tanto tiempo por este encuentro jovencita! Tengo la certeza de que serás tú quien me salve y pueda permitirme ser libre y ver a mi hija, sé que está atrapada en este infierno, pero no la puedo ver. – Yo estaba demasiado confundida. – Disculpe, pero, no logro entender ¿Por qué es que soy tan importante? – Marie me invitó a sentarme. – Porque tú eres especial Meredith, no eres cualquier bruja, eres la niña de la profecía, la joven de la leyenda. – Lejos de responder mis dudas yo me sentía más enredada en mis pensamientos que al principio, pero antes de decir algo Marie siguió hablando. – En 1662 el rey Antón de Orschwiller perdió a su esposa la reina Felicia, tres meses después de haber enviudado conoció a una hermosa mujer llamada Clarice Kedward, era una pueblerina que estaba embarazada y había sido abandonada por su familia, la joven también había perdido al amor de su vida, el rey la acogió en el castillo y al poco tiempo se casaron haciéndoles creer a todos que el fruto en el vientre de Clarice era del rey Antón, el día del nacimiento de la criatura el rey hizo una fiesta en el castillo y todos los habitantes del reino acudieron al festejo para recibir a la recién nacida a quien le pusieron el nombre de Elly, la niña fue criada en el castillo en compañía de Madame Blavatsky la fiel sirvienta del rey Antón, con el paso de los años el rey la educo para que fuera la sucesora del trono pero la niña que se transformaba en una hermosa mujer crecía hambrienta de poder, y veía con desdén a los habitantes del pueblo, ansiosa esperaba el día de su coronación para ejercer su poder y humillar a los pueblerinos recordándoles siempre que ella era superior, el rey angustiado de la mala entraña que podía ver creciendo en la joven que consideraba su hija le pidió ayuda a Madame Blavatsky la cual era conocida por los habitantes por ser una gran hechicera, esta le prometió al rey Antón que la reina Clarice engendraría a otra niña, una completamente distinta a Elly, una niña que sería justiciera y al ser la hija legitima del rey podría entonces heredar el trono, luego de unos meses la promesa de Madame se cumplió y la reina Clarice esperaba a su segunda hija, a la cual al igual que a Elly los habitantes del reino la recibieron con regocijo en una gran fiesta donde el rey anunciaba para la sorpresa de todos que está sería quien ocuparía el trono el día de su muerte, Elly no podía con aquella noticia y desconsolada se encerró en la cocina del castillo donde la encontró Madame Blavatsky, todos esos años transcurridos Madame la había criado como a una hija y le dolía verla sufrir, la joven le suplico a Madame que le ayudará a ser fuerte y poderosa como ella, pero esta le dijo que no podía hacerlo pues iba contra sus principios como bruja blanca, sin embargo al notar la profunda depresión en la que había caído la muchacha, sintió pena por ella y juntas se reunieron con Asmodeus un fuerte demonio que le concedería sus poderes a Elly, poco a poco sin saber los verdaderos motivos Madame la ayudaba a fortalecer su magia, fue entonces cuando un día Elly se comunicó con Asmodeus para consultarle como podría obtener el trono y la supremacía de las brujas, el demonio le explico que las brujas se regían bajo dos bandos, las brujas naturales y las brujas creadas y que solo una bruja natural era capaz de alcanzar la supremacía puesto que su poder venía de la tierra, pero que existía la opción de alcanzar la inmortalidad y si ella estaba dispuesta a terminar con generaciones y linajes enteros de brujas naturales para su servicio él le brindaría el poder absoluto no solo sobre el reino, sino sobre el mundo así fue como una tarde mientras el rey realizaba un recorrido en el pueblo Elly se armó con una daga y se acercó a su madre quien cocía en una sala del castillo, la mujer herida subió hasta lo más alto de la torre del homenaje donde su hija la lanzaría al vació, cuando el rey llegó al castillo la joven ya había logrado también asesinar a la bebé, horrorizado el rey la echo del castillo y la desterró del reino, Madame Blavatsky confesó que ella había ayudado a Elly a planear todo y a obtener sus poderes así que fue condenada a vivir en las lejanías junto a ella, fue en ese lugar donde Elly armaría un ejército con otros pueblerinos que también habían sido desterrados y los convenció de unirse a su aquelarre, todos rindieron servicio a Asmodeus a cambio de magia negra, Madame quien escondida tras las ramas de los arboles escuchaba las exigencias sobre los planes de Elly recurrió desesperada a Hécate la bruja natural más fuerte de la época, una bruja que alcanzaba una conexión única con la naturaleza, esta le dijo que podía lograr reencarnar a la verdadera hija del rey, pero que tendría que hacerlo en una época en la que Elly no pudiera conocer de su existencia, esta niña al nacer sería una bruja natural tan poderosa que sería capaz de terminar con el reinado de terror que Elly Kedward sembraría en el mundo para ese entonces, una noche en la que Madame acudió al rey para contarle los planes de Elly y la historia de la profecía la joven bruja de magia negra llegó con su ejército y asesino a todos en el pueblo, incluida a Madame Blavatsky pues supo de su traición, para alcanzar la inmortalidad había matado a Hécate y se comió su corazón en medio de una misa negra, con el paso de los años Elly perdió a sus aliados a causa de un bando enemigo y abandono aquellas tierras dispuesta a sembrar el caos y la muerte de las brujas blancas de todo el mundo, pero no solo eso, sus intenciones eran encontrar a la niña de la profecía, la niña que sería capaz de matarla y terminar de una vez por todas con su reinado, los años pasaron y parecía que el nacimiento de esa niña jamás llegaría y la profecía parecía tratarse de una simple leyenda, hasta que te descubrimos descendiendo a los infiernos de la manera más normal, y entonces todas supimos que tu serías quien derrotaría a Elly y traería paz en el inframundo y en la tierra. – Para cuando Marie Laveau terminó de hablar yo seguía procesando sus palabras en mi mente, como era posible que yo fuera la reencarnación de una niña de otro siglo y logrará vencer a la bruja malvada más fuerte de todos los tiempos, pero lo más importante como es que daría con Elly entonces hable. – Pero, yo nunca he visto a la mujer que usted dice ¿Cómo puedo saber que existe? – Marie sonrió. – Se esconde bajo un disfraz, es muy lista como para atacarte por ella misma, y jamás ha usado sus poderes frente a ti, cuando sufriste el ataque de los muchachos te dio por muerta y cuando descubrió que seguías viva comenzó a hacer hasta lo imposible por matarte, pero como toda profecía esta también se debe de cumplir y tú la derrotaras. – En ese momento Papa Legba entró al lugar interrumpiéndonos. – Es momento de que te vayas Meredith, llevas demasiado tiempo aquí y tu cuerpo corre un gran peligro en la tierra. – Yo me levante de mi asiento con un millón de dudas en mi cabeza. - ¡Esperen! ¿Cómo sabré quien es Elly? - Marie me miró y abrió la palma de su mano soplando un polvo ante mi rostro, entonces desperté. Solo para darme cuenta de que estaba atada en medio del bosque, rodeada de todas las autoridades del pueblo, eran los cazadores que había visto en mi visión, luego de maldecirme y bañarme en gasolina mientras yo gritaba sin recibir auxilio encendieron la hoguera y luego de gritar victoriosos se fueron del lugar abandonándome a mi suerte, pero yo no entendía porque se habían ido si no me habían asesinado entonces dos chicas de voces familiares se acercaron a mí, eran Bonnie y Thammy - ¡Bueno! Supongo que llegó el momento de devolverte el favor. – Dijo la mayor mientras la pelirroja cortaba las sogas que me ataban. - ¿Cómo es que me encontraron? ¿Qué es lo que paso? - les pregunte. –Mi hermana tuvo una visión de ti en la comisaria y se dio cuenta de que estabas en peligro, así que esperamos el momento correcto para rescatarte, luego Bonnie alteró la visión de los cazadores para que creyeran que realmente te estaban quemando viva y se marcharan dejándote sana y salva. - Contestó Thammy. - No saben cómo se los agradezco en serio. – Les dije abrazándolas a las dos, pero en ese instante llegó un recuerdo a mi cabeza. - ¡Mi papá! - En ese preciso momento me tele transporte y al estar abrazando a las chicas las lleve conmigo hasta la casa de mi padre, pero era demasiado tarde, el lugar estaba hecho cenizas, no quedaba nada de aquello que había sido mi hogar, busque entre los escombros y encontré los restos de mi padre, me hinque frente a ellos mientras lloraba desconsoladamente y una voz que se escuchaba dentro de nuestras cabezas habló. - ¡El momento llegó Meredith! Y nadie podrá ayudarte a revivir a tu padre, lo he mandado a un lugar del que no lo podrás sacar nunca, brujas tontas, prepárense para lo que viene, jamás me vencerán. – Bonnie y Thammy se acercaron a mí. - ¿Qué fue eso? - Me preguntó la segunda. – Limpiándome las lágrimas y aun con un gran nudo en mi garganta le conteste. – Elly, Elly Kedward. – Bonnie se sorprendió. - ¡La bruja de Blair! La reina de magia negra de la profecía ¿Está viva? Debe ser Geraldine ¿Cierto? – Negué con la cabeza. – Ojalá, sería muy sencillo vencerla, el lobo siempre se esconde bajo el disfraz de oveja para mezclarse en el rebaño, es Anastasia. –