Diario de Victoria
—Tu nombre, ¿cuál es? —te pregunta un joven alto y de rasgos extraños, vestido con un traje demasiado elegante y oscuro para la ocasión, con el castaño cabello relamido con litros de fijador. Lo más peculiar de su atuendo es un pañuelo con bordados de rosas que lleva en el bolsillo del saco, pero lo que más te llama la atención es su expresión seria y la mirada penetrante.
—Tylerskar —respondes, pero es casi un susurro.
No sabes por qué estas ahí, hace un rato estabas en… ¿dónde? No puedes recordarlo. Entonces ves a tu alrededor, estás en una cafetería de pisos de madera, muebles antiguos y un ventanal por dónde se ve el mar al atardecer. En aquel lugar comienza a sonar una melodía: My funny valentine con la voz de Chet Baker.
—¡Objeción! —grita una joven pelirroja vestida completamente de negro, sentada en una de las sillas de la única mesa redonda del lugar, golpea la superficie con el puño y frunce el ceño—. No vamos a escuchar jazz hoy, eso fue lo que pusimos la vez pasada. Quedamos en que es el turno de Jules, pero como sabemos cómo están las cosas, de seguro pondrá algo empalagoso, así que…
—Yo lo haré, ¿indie está bien? —Una muchacha, también pelirroja, pero con el cabello largo y ondulado, con un vestido azul cielo se alejó de la ventana, dirigiéndose al origen de la música, dónde estaba el hombre de traje.
—No muy depresivo, por favor —contesta la de negro.
Te acercas a la barra sin saber mucho qué hacer, ahí hay otra joven, esta lleva lentes y una sonrisa permanente en el rostro, pero a traves de ellos puedes ver algo que te hace temblar.
—¿Quieres beber algo?
—Si… un…
—Malteada de fresa será. —Sonríe ella. Sabes que ella sabía lo que dirías, pero aun así ha osado a imponerte una respuesta completamente diferente. La observas atentamente mientras la prepara y oyes un ligero tarareo salir de sus labios sonrientes, y cuando pone la bebida ante ti, se inclina en tu dirección y te susurra—. Es mi favorita.
Después, ella misma voltea a ver el atardecer que poco a poco va tornándose oscuro.
«Es hora» susurra y como si la hubieran escuchado, todos los presentes toman asiento alrededor de la mesa circular.
Tú no sabes dónde sentarte ni si puedes unirte a ellos, y eso te hace sentir nervioso, solitario, como que no perteneces; pero, de repente, una niña de cabello rojizo oscuro se levanta y busca una silla más, abre espacio entre los presentes y cuando el lugar está listo, te hace una señal tímida para que tomes asiento… justo a su lado, y de quien te ha preparado la malteada.
—Objetos. —La de negro lanza la orden con cierta altanería.
Todos se hurgan la ropa y esperan la siguiente indicación.
—Julia presente —dice la misma joven de negro, lanzando un viejo libro de Drácula al centro de la mesa.
—Foer aquí —dice el joven de traje dejando su rosario sobre el primer objeto.
—Donna lista —la mujer del cabello largo y vestido azul deja caer una libreta.
—Jules… ha olvidado sus materiales de dibujo, pero aquí hay algo más. —Ríe y entrega un corazón de papel arrugado. Los demás la observan con cierta ternura, como quien ve a un niño hacer cosas de niños.
—Victoria —se limita a decir la chica que te ha preparado la malteada, a la vez que coloca un girasol en el centro.
Entonces, todos te miran, están esperando que sigas las reglas; debes entregar un objeto para poder participar. Buscas en tu chaqueta por algo, pero solo llevas la libreta de Joel… «¿por qué?» te preguntas, pero no te da tiempo de contestarte porque Julia ya te la ha arrebatado y la ha arrojado con las demás cosas.
—Comencemos —anuncia Julia y cruza los brazos sobre la mesa—. Hoy tenemos a un invitado, trátenlo como si no estuviera aquí; solo viene a ver.
—¿Quién lo ha invitado? —pregunta Foer.
—Victoria —Donna contestó, enredando su cabello entre sus dedos con cierta coquetería.
Todos se quedan en silencio, observando a la culpable por varios segundos, algunos juzgándola, otros más molestos que nada y también unos cuantos con curiosidad.
—Ya, hay que empezar con esto —dice la joven de lentes con cierta incomodidad.
—¡Perfecto! El tema de hoy: Sujeto no identificado de la libretita que aquí nos acompaña —dice Julia—. Presentaré el caso: Ha llegado de la nada y es un misterio, muchos aquí se han sentido intrigados y atraídos hacia él, aun cuando acabamos de salir del atolladero en que «la cosa» nos ha lanzado. Necesito que lleguemos a una solución cuanto antes, ya saben cómo es esto. Primero, quiero que el menos involucrado exprese su punto de vista. ¿Foer?
El joven se arregla el cuello de la camisa y carraspea, después pone cara de erudito y comienza a hablar.
—Simple, si las niñas quieren lanzarse a la aventura, que lo hagan. El hombre es interesante, puedo ver… —Ciñe la mirada en ti y te sientes desnudo—… un desafío, fuego, valentía y un increíble laberinto dentro de él. Será bueno ir más adentro… aunque con precaución. Ya nos ha sucedido lo impensable con… ¿cómo le llaman ustedes? ¿«la cosa»? Bueno, hemos confiado ciegamente en él y nos ha dado una patada por el… por la retaguardia. Hasta a mí me ha engañado el malnacido. Perdón, el…
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Editado: 19.03.2019