Estela
De pronto sentí el frío recorrer mi cuerpo, desperté de golpe del sueño en el que me encontraba.
Mire a ambos lados.
Después de llamar a mamá me había quedado dormida en su cama. Dirigí mi vista hacia la ventana, no estaba abierta, me fue raro sentir aquella brisa en plena primavera. Frote mis hombros con ambas manos para darme un poco de calor.
El reloj de la mesa de noche, me indicaba que ya eran más de las siete de la noche, así que respire hondo antes de salir de la habitación para ir directo al encuentro con mamá: esta hora ella ya estaría haciendo la cena.
Miedo.
Si lo tenía.
Tenía mis dudas de la reacción de mamá por lo que le iba a confesar, acerca de mi embarazo. Nunca la vi completamente molesta. Y rara vez la veía fruncir las cejas.
Aún así estaba segura de algo: mamá nunca me dejaría sola.
Desde que tengo uso de razón recuerdo que ella nos hacía saber a cada instante que siempre estaría a nuestro lado pase lo que pase. Tenerla a nuestro lado nos daba la seguridad que todo va estar, sus palabras de ánimos y sus intensos abrazos calmaron muchas veces las tristezas de Tomás y mías.
En verdad ella era fuerte.
Mi heroína sin poderes.
No tuve nada más que pensar, lo primero que haré será disculparme con ella por la manera que le hable el día anterior, no debí de culparle por el divorcio con papá. A pesar de todo las dificultades que pasa todos los días, ella nunca dejo de brindarnos su amor. Nunca pensó en un instante en abandonarnos, cómo lo hizo papá. A papá también lo quiero pero aún queda ese dolor dentro mío que dejo su ausencia.
Yo no quería que mi bebé pasará por lo mismo: crecer sin un papá. No quería que se vuelve a repetir la misma historia.
¿Podré hacerlo?
¿Podré ser una buena madre como mamá?
Si está mamá a mi lado claro que podré.
Al bajar las escaleras me doy cuenta que aún no olfateo el olor de las ollas hirviendo, es raro que aún mamá no esté preparando la cena como todos los dias. Camino con calma bajando las escaleras, llegando a la última grada rápidamente me a cerco a la cocina y empiezo a buscarla con la mirada. Ella aún no ha llegado a casa. Es extraño no haber recibido una llamada por parte de ella, para contarnos que llegaria tarde.
—¡Tomás!—llamo a mi hermano—¡Tomás! ¡responde de una puta vez!
Escucho sus pisadas bajar por las escaleras.
—¿Porque gritas como una loca?—puso los ojos en blanco
—Viste a mamá.
—No, llegue solo hace instantes—empezó a rodear la cocina, también buscando a mamá—¿Pudiste hablar con ella?
—No —sentí esa sensación de preocupación —a ti no te llamo mamá.
—Veré mi móvil. Estela también intenta llamarla—Tomás salió de la cocina.
Cuando me dispongo a marcar el número de mamá en mi móvil. Suena el timbre del teléfono, dejo el móvil a un lado para ir a contestar la llamada.
—¿¡Mamá!?
—Buenas noches. ¿Hablo a la casa de la familia Aldamar?
—¡Si!—conteste rápido porque ese era el apellido de mamá.
—Lamento informarle que un pariente suyo tuvo un accidente.
—¿Qué?
—Le hablo de la señora Irene Aldamar tuvo un accidente y se encuentra en el hospital Central.
La debilidad se apoderó de mi cuerpo y sin darme cuenta deje caer el teléfono al suelo.
—¡Tomás!. ¡Tomás!—grite el nombre de mi hermano con fuerza.
Tomás enseguida vino a mi.
—Estela que sucede—Tomás me vio inmóvil—¿Estas bien?
—Mamá… —empecé a tartamudear.
—¿Que paso con mamá?—me tomo de los brazos y empezó a agitarme para que le dé una respuesta—Estela. ¡Habla!. ¿Qué le paso a mamá?
—Ella… ella, tuvo un accidente.
Tomás miro el teléfono que se encontraba en el suelo y término de contestar la llamada.
Miedo.
Hoy de verdad tengo mucho miedo.
....
Bajamos del automóvil a toda velocidad. Deje atrás a Tomás pagando al taxi. Entre corriendo directo al pasillo de emergencia del hospital, por ese enorme pasillo busque el rostro de mamá entre la gente que estaba sentada en los bancos de espera. No tuve suerte al buscarla, así que me acerque con rapidez a la recepción de emergencia. Con la respiración aún agitada pregunte a la enfermera que estaba a cargo de la recepción.
—Podría decirme dónde se encuentra la señora Irene Aldamar.
Mi mala educación por delante.
Así era yo.
La enfermera me miro con el ceño fruncido. De nuevo le volví a preguntar está vez con un tono de impaciencia.
—¡Enfermera le hice una pregunta!— golpeé con fuerza el mesón dónde hacia sus apuntes, en verdad su silencio me impacientaba. Tomás me sujetó del brazo.
—Tranquilízate Estela.
Mire a Tomás.
—¡Cómo quieres que me tranquilícese si no me dan una respuesta!. Yo solo quiero saber dónde esta mamá.
La volví a mirar esta vez con enojó.
—Señorita por favor baje la voz, se esta olvidando que está dentro de un hospital y que…
—Me vale una mierda en dónde me encuentro si es el hospital o el mismo vaticano. Yo solo quiero saber donde esta mi mamá, no entiende que quiero verla. Quiero saber si esta bien, eso es todo lo que le estoy pidiendo—grite.
—Si no se tranquiliza no podre informarle del estado de su madre.
—Si usted no me da una respuesta ahora, créame que no me voy a tranquilizar—volví a alzar la voz—¡¿Dónde esta mi mamá?!
—¿Qué esta pasando aquí?—un doctor se va acercando a nosotros—¿Porqué se escucha bulla en este sector?
—Doctor, que bueno que vino, esta muchacha no deja de gritarme.
Puse los ojos en blanco. Respire hondo.
—No estoy gritando. Es solo que tengo la voz un poco fuerte, y a veces me es difícil controlarla—me acerque al doctor—Por favor Doctor, ayúdeme. Necesito saber donde se encuentra mi mamá, nos informaron que ella tuvo un accidente y que estaba internada aquí. Solo queremos saber si está bien.
Editado: 13.10.2023