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Había días realmente difíciles. Días demasiado extraños en los que Xanthe amanecía diferente. Con la sensación de que algo dentro de ella estaba cambiando o creciendo. No lo podía comprender, solo lo podía sentir y esperar.
Esperar que cosa extraña podría hacer ese día.
Aunque siempre eran cosas pequeñas, diminutas para ser quien era.
Como hace dos meses cuando al sentarse a la mesa con los Garrett pudo sentir el estado de animo de cada persona.
La tristeza de Anna.
El aburrimiento de Alise.
La frustración sexual del señor Garrett.
Eso sin duda fue incómodo y raro.
Pero pudo hacer como si no estuviera rodeada de emociones desbordantes a su alrededor. Cerro los e hizo como si no existiera.
No podía hacer eso en este instante.
No lo creía.
Solo se había preguntado en voz alta porque no podía hacer que el conejo de Alise se alejara de la puerta.
Siempre que lo cambiaba de lugar, volvía al mismo punto.
<<Esto es una completa locura>> se dijo a si misma mientras observaba al conejo blanco de alise frente a ella.
<<Él no podía hablar ¿verdad?>> << ¿Cómo era posible si quiera?>>
―Podrías liberarme si quisieras, en vez de mirarme como si tuviera dos cabezas en vez de una ―se burló la pequeña la bola de pelos y como haría cualquier persona en el lugar de la pobre Xanthe, ella se limitó a gritar de la impresión―. Deja de ser llorica y abre la puerta de una vez. Van a pensar que estas loca.
―Es que estoy loca ―respondió ella sin despegar los ojos del gordo conejo―. Estoy hablando contigo.
―Da gracias al cielo por eso. las personas en esta casa son demasiado aburridas ―dijo el conejo mientras se acercaba a ella moviendo sus patas con agilidad―. Se limitan a rascarme la cabeza y tocar mis orejas. No puedo quedarme encerrado en estas cuatro paredes. Necesito salir y explorar. Conseguir una pareja.
El pequeño animalito realmente se encontraba molesto. Ya estaba en la edad de aparearse y eso nunca sucedería si seguía metido en esa fea casa. Era demasiado guapo para desperdiciarlo de ese modo, o al menos eso pensaba él.
―Quizá es uno de esos sueños raros ―pensó en voz alta la muchacha tocándose la cabeza. Nunca había tenido un sueño como ese. La mayoría eran pesadillas en donde el fuego y una voz espeluznante la atormentaban―. es la primera vez que sueño con un conejo. Probablemente eso es bueno ¿verdad?
―¿Eh?
―Quizá mañana sueñe que soy una sirena ―dijo con sorna.
―¿Qué es una sirena?
―Es una mujer con cola de pez ―contesto ella.
Bom bom, el conejo hizo una mueca de asco.
―¡Xanthe vístete! ―grita alise desde la sala sorprendiendo tanto al conejo como a la joven―. ¿Qué haces ahí parada?, tenemos que ir a ver el juego de futbol.
―Yo, uh.
―Será mejor que no le digas que hablas conmigo. Apenas y puede tolerar que levites cosas mientras duermes ―dijo el conejo siguiendo a la atolondrada muchacha de cabello azul con la mirada.
―¿Ah?
―¿No me oíste? ―soltó el conejo poniendo una pose altiva que en vez de hacerlo intimidante lo hacían verse más tierno y abrazable―. Alise suele despertarse en la madrugada para ir al baño. Creo que tiene una vejiga pequeña.
―Y eso que tiene que ver con…
―Cuando duermes haces levitar cosas. hasta a mí, no es nada agradable. Tú no eres nada agradable.
―Yo hago levitar cosas.
―Si, pero solo cosas pequeñas ―respondió la criatura moviendo las orejas.
―¡Xanthe! ―gritó alise desde el segundo piso―. Si no te cambias prometo dejarte. Apúrate.
―¿Esto es real? ―preguntó la incrédula muchacha al irritante animal.
―¿Porque no sería real?
―Porque eres un animal y ellos no hablan.
―¿Qué es lo que dijiste? ―gruñó bom bom
―La verdad ―soltó Xanthe con exasperación. Debía salir de ese lugar y tomar un poco de aire. Despeja su cabeza y quizá cuando regresara el conejo dejaría de hablar para siempre―, debo salir de aquí.
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Editado: 27.05.2018