¿ Y ahora qué?

Parte 3

— ¿Y por qué no me lo dijo antes? — Krillin parecía un volcán por lo enojado.

— Quería estar seguro que no fue solo una casualidad. No quería ilusionarte.

— ¿Y por qué debería? Con lo que hizo ahora solo confirma que no quiere nada conmigo.

— ¡¡Que no entiendes!! Ella viene a verte a ti, cada vez que sales te sigue.

— No entiendo por qué lo hace.

— ¿Cómo que no entiendes? Le gustas.

— No lo creo.

Durante varios días ella volvió a acomodarse en el mismo lugar, mirando a la isla.

— Si quieres invítala a quedarse, puede usar el cuarto de invitados — así podré verla en trajes de baño pensó Roshi feliz.

— Si me acerco se irá como siempre, no entiendo a las mujeres.

Al final decidieron enviar un embajador de paz muy especial.

— Hola — le dijo Tortura al androide, la mujer estaba volando sobre el agua.

Lo miro seria.

— ¿Qué quieres?

— Te traje esto — le apunto hacia una tarjeta que estaba pegada a su caparazón con una cinta adhesiva.

Decía:

"Si quieres puedes quedarte en la pieza de invitados. Firma: Krillin, Maestro Roshi y Tortuga".

Lo vio por un segundo como queriendo fulminar al animal con su mirada, y de nuevo se fue.

— ¿No dijo nada? — preguntó el joven de cabeza rapada, la tortuga asintió — me lo imaginaba, si la veo me iré por otro lado

— Muchacho, no la busques ni te le escondas, estoy seguro que te quiere, por eso vendrá a tu lado, confía en mí.

Unos días después ella apareció en la isla.

— Hola — le dijo el anciano — Krillin no está, la habitación de invitados es en el segundo piso, la última puerta a la derecha. Al fondo está el baño — el maestro siguió en la repostera descansando.

Ella entró y subió a donde le dijeron.

— ¡Qué basurero! — la androide recordó donde otros la habían llevado para poder conquistarla, hoteles de lujo, verdaderas mansiones — al menos aquí estaré tranquila, podré descansar — se quitó la ropa para quedar en un minúsculo tanga, voló por la ventana y se recostó en el techo a tomar el sol.

Cuando llegó Krillin, Roshi estaba dormido con una de sus revistas en su cara, el joven entró y empezó a preparar la cena, mientras se terminaba de cocinar todo decidió bañarse, cuando salió con una toalla en su cintura, vio la puerta abierta del cuarto de invitados, cuando se asomó vio un cuerpo en la cama. Se acercó curioso, no se esperó ver a 18 allí, que en menos de un segundo ya estaba de pie a su lado.

— Hola — le susurró en el oído.

Él, avergonzado vio el cuerpo de la joven en ese minúsculo bañador, retrocedió un poco y se fue a su habitación corriendo a vestirse, mientras la puerta se cerraba escuchó la risa de la mujer. Cuando Krillin salió de su habitación, no la encontró en la casa.

— Fue una alucinación — pensó — mejor voy a servir la comida — cuando llegó al primer piso le gritó como siempre al anciano — maestro, está listo el almuerzo.

— Que bien, ya tenía hambre ¿Y la invitada? — preguntó el Maestro al muchacho, levantándose despacio.

— ¿Invitada? Entonces no fue un sueño — Krillin miró para todos lados, ansioso.

— ¿Qué pasa conmigo? — dijo ella bajando del techo, riendo — ni con Cell te asustaste tanto cuando lo viste.

— ¿Quieres comer algo preciosa? — ofreció el anciano.

— No necesito comer.

— ¿Pero puedes hacerlo? — preguntó curioso el Maestro Roshi.

— Supongo, hasta ahora nunca lo he hecho, que yo recuerde.

— Mira, estos son mis especialidades — le ofreció el muchacho.

Le pasó unas bolas de arroz y sushi en un plato.

— ¿Qué te parece? — dijo cuándo la androide termino de comer.

— No están tan mal, voy a tomar el sol — de nuevo subió al techo volando.

— ¡¡Qué bueno que le gustaron!! — a Krillin le salían corazones de los ojos.

— No dijo eso — le recordó el anciano.

— Pero no dijo que no le gustaban, no me quite la ilusión — bajo la vista.

Desde ese día ella iba y venía de Kame House, Krillin trataba de cumplir cualquier capricho que ella tuviera, primero fue por miedo a que hiciera estallar la isla, luego lo hacía por verla sonreír, aunque fuera fugazmente. De nuevo junto dinero para llevarla a una cita muy especial.

— ¿Quisieras... quieres ir al mall conmigo?

— ¿Para qué?

— Es que quiero... comprarte algo.... lo que quieras.

— Lo que yo quiera... no creo que tengas tanto dinero.

Su mirada adusta lo hizo ponerse nervioso, hasta que por fin la androide habló.

— Esta bien, hace tiempo que no hago explotar un lugar tan grande.

— ¡¡¿¿QUEEE??!! — a Krillin pareció que se le saldrían los ojos.

— Era una broma, relájate, te acompañaré, voy a arreglarme.

En el lugar la androide llevó al joven por todos lados, en poco tiempo él gastó todo que había ahorrado por meses.

Lamentablemente para el muchacho la androide llamó la atención de un millonario, que le prometió comprarle lo que ella quisiera.

— 18 ¿Dónde vas? 

— ¿Quién es ese... tipo? — preguntó el adinerado.

— Nadie importante, quiero ir allí.

Krillin quería que la tierra se lo tragará, iba a dejar las compras botadas allí, luego pensó en devolverlas para recuperar su dinero, pero al intentarlo vio que no se podía, al final las llevo a Kame house, y las dejo en el closet de la habitación que usaba 18.

— ¿Qué paso que llegaste solo?

— Conoció a un hombre con dinero y se fue con él.

— Lo siento, pensé que entre ella y tú...

— Eso nunca pasara, solo se ríe de mí como todas las demás.

Se fue a su cuarto a llorar donde nadie lo viera. A la semana llegó la androide con una maleta llena de ropa y un bolsito con joyas.

— Hola linda ¿Cómo estás? — a Rochi le gusto la ropa que traía puesta, se notaba que era de diseñador.

— Bien — subió y vio si había espacio para sus nuevas prendas en el closet.



#18110 en Novela romántica

En el texto hay: amor, desamores

Editado: 30.04.2022

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