Y ahora ¿qué más? #3

28*** No estoy pregutándote.

—¿Y bien? —cuestionó Brett, cruzado de brazos.

Su voz trajo a Jessica del hoyo negro en el que había caído al ver la nota. ¿Qué diablos iba a decirle a Brett? No tenía ni idea. Durante los días en los que había recibido aquellas notas, siempre en el aparcamiento de la oficina, Jess se había escudado en la idea de que alguien aburrido de su vida le estuviera jugando alguna broma retorcida.

En serio lo había creído. Se había aferrado a esa idea como a un clavo ardiente, pero el hecho de que ese papel en particular hubiera aparecido en su auto mientras estaba aparcado en la casa hacía que todo fuera más serio.

Por más retorcida que fuera la mente de alguien para dejarle notas amenazantes en el parabrisas en el trabajo solo para ver cómo se espantaba; ponerlas en su casa era llegar demasiado lejos.

Así que quedaba una solo opción: en algún lugar y por alguna razón que desconocía, alguien

¡Pero, qué carajo...!

—Jessica ¿Vas a responderme o te vas a quedar con cara de idiota mirando este trozo de mierda? —rugió Brett.

Jess levantó la vista hasta sus ojos, intentando ocultar el terror que seguramente centellaba en su rostro.

—¿Por qué no vamos dentro? —solicitó. Su voz sonó tan trémula que fue vergonzoso.

—¿Qué importa donde lo hablemos? Alegó, aunque de todas formas abrió la puerta y la precedió hasta el salón. Unos minutos atrás Jess había pensado que era imposible que Brett se pusiera más tenso, pero era evidente que no tenía ni idea. Nunca había visto una espalda tan rígida en su vida.

» ¿Desde cuándo los recibes?

—Yo no...

—¡No intentes mentirme otra vez! —exclamó él, más furioso de lo que Jess lo había visto jamás—. No soy estúpido, Jessica. Vi tu cara al ver este papel ¡Lo reconociste! Y la frase "Ignorarme no va a funcionar..." ¿Sabes qué significa? ¡Yo si lo sé! Que no es la primera vez que recibes estas cosas.

Inevitablemente una parte de ella había intentado "minimizar el daño", por decirlo de algún modo, porque justo en aquel momento admitir que llevaba dos semanas recibiendo esas notas y que no le había contado a Brett, por la razón que fuera, resultaba estúpido, incluso para ella.

¡Era una imbécil!

Respiró profundo antes de contestar al menos una de las preguntas de Brett.

—Las dejan en el trabajo desde hace, al menos, dos semanas —musitó.

—¿Dos semanas? ¡¿Te volviste loca?!

Su grito la hizo dar un salto y encogerse al mismo tiempo y Bree que acababa de quedarse dormida en sus brazos, se removió inquieta.

Jessica estaba acostumbrada, de alguna forma, a un Brett de mal humor. De hecho, estaba lejanamente familiarizada con sus gritos, pero en aquella ocasión era bastante diferente a cualquier otra de sus discusiones.

—Yo... pensé que no era importante —vaciló —. Creí que solo era alguien jugándome una estúpida broma.

—¿Y no se te ocurrió contármelo? No sé cual sea tu concepto de broma, pero a mí me parece bastante serio.

Ella sabía que tenía razón, pero en su momento, alarmarse por una estúpida nota en el auto no había parecido lo más inteligente.

—Solo eran notas, Brett. Nadie sabe qué clase de demente anda por ahí creyendo que asustar es divertido —. Sabía que no era una excusa, pero era la verdad.

—No, no son solo notas. Alguien te está amenazando y que no te preocupe ni un poco es estúpido y egoísta —dijo él, caminando de una esquina del salón a otra. Jessica comenzaba a sentirse mareada — ¿Te has puesto a pensar en que tú no eres la única en peligro? ¿Qué hay de Bree? ¿En algún momento te has detenido a pensar que si tu corres riesgos ella también?

Admitir que no lo había pensado le avergonzaba, pero así era. Si, era una estúpida y una egoísta y todo lo que quisiera llamarle, era una madre horrible y ni siquiera tenía una excusa suficientemente buena para ello.

—Lo siento, yo... —respiró profundo. No quería terminar llorando, con eso no resolvería nada más allá de calmar el ardor en sus ojos—. Dan dijo que debía ir con la policía, pero no funcionó la primera vez, así que pensé qué...

—¡Genial! Ahora sucede que Dan estaba enterado y yo no. ¿Alguien más que no sea yo lo sabe? Tal vez... no sé ¿El cartero? —espetó.

—No seas ridículo. Dan lo sabe porque trabaja conmigo, no es nada del otro mundo.

—Yo podría trabajar contigo si tu loco arranque de inmadurez no te hubiera llevado a renunciar —gritó.

Medio decibel más y los vecinos llamarían a la policía.

Jessica ahogó un grito mientras Bree volvía a removerse entre sus brazos. Entendía que estuviera molesto y aceptaba su culpa, pero no iba a permitirle que sacara esa discusión de sus límites.



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En el texto hay: peligro, bebe, madre

Editado: 24.04.2018

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