Y ahora ¿qué más? #3

33*** Capitan lentejuelas.

-¿En serio es necesario que él esté aquí?

Jessica levantó la vista hacia Russell sentado a dos mesas de ellos y luego miró a Dan con una sonrisa.

-Era eso o que se sentara con nosotros. Tu elige.

Dan hizo una mueca, pero no hizo ningún otro comentario acerca de Russell, Jess se lo agradecía, no estaba de humor para tener que dar muchas explicaciones. De hecho, no estaba de humor para nada aquel día. Llevaba días sin dormir y ya el maquillaje no era suficiente para ocultar las horribles bolsas debajo de sus ojos.

También le agradecía que no hiciera ningún comentario sobre su aspecto esa semana, porque ya con saber que daba pena era necesario, no necesitaba que nadie se lo confirmara. Sandra se lo habría dicho, estaba en su naturaleza ser brutalmente honesta, pero Dan era tierno y Jess se aprovechaba de eso.

-¿Ya sabes que vas a pedir? -cuestionó él, dándole un vistazo por encima de la carta -Porque yo estoy muerto de hambre.

-Pues yo no, así que puedes ordenar por mí, si quieres -dijo Jess rindiéndose ante la labor de intentar elegir algo que le apeteciera y dejando la carta sobre la mesa, con desgana.

Dan volvió a lanzarle una mirada por encima del menú.

-Bien, entonces pediré algo frito y lleno de grasas. Y mucho chocolate para el postre -declaró y no levantó la vista cuando Jess le lanzó una mirada asesina - No quiero ser indiscreto, pero estás loca si crees que no lo noto. Pareces una versión joven y colorida de Morticia Adams y tienes esas ojeras enormes. No tienes que decirme que sucede, pero no creas que no me doy cuenta.

Jessica se quedó en silencio algunos segundos. En los últimos días había preferido guardar silencio con respecto a las cosas que estaban sucediendo, no porque desconfiara de Dan, sino porque no quería que Brett tuviera razones para culparlo de algo. Aunque si era sincera, debía admitir que las palabras de Brett la habían puesto a dudar por momentos. Luego le volvía la cordura y recordaba que Dan era su amigo, como ese momento.

Estaba preocupado por ella, eso era obvio, y Jess se sintió culpable por no haberle contado nada de lo que estaba sucediendo.

-Lo de las notas ha empeorado - confesó.

-¿Empeorar? Pero si no han vuelto a aparecer en tu auto.

Jess lo observó fijamente, pero ni siquiera era capaz de identificar si su sorpresa era autentica. Brett la había predispuesto.

-Eso es porque ahora llegan a mi casa -suspiró-...y que ahora son fotos.

El silencio se adueñó de la mesa, y los ojos de Dan se fijaron en los de ella con algo que Jess no sabía describir. Ninguno de los dos parecía dispuesto a decir una palabra más y fue todo un alivio ver a la camarera acercarse hasta ellos para tomar sus pedidos.

Mientras Dan se encargaba de ordenar por ambos, Jess lanzó una mirada a Russell. Una señora gorda en la mesa que quedaba justo en medio de las suyas no le permitía ver mucho, pero al menos comprobó que estaba pendiente de ella, siempre lo estaba. Era como un halcón y aunque a veces era aterrador, en general la hacía sentir protegida.

-No voy a pedirte que me cuentes lo que sucede si no quieres hacerlo -Jess volvió a mirar a Dan, casi había olvidado de lo que estaban hablando hasta hacía solo unos minutos -pero al menos me gustaría saber que estás bien. ¿Qué dice la policía?

Jess no apartó la vista de Dan, que él estuviera preocupado por su bienestar la halagaba, pero al mismo tiempo la hizo recordar todas las discusiones que había tenido con Brett a raíz de su amistad con Dan. Nunca había tenido un amigo, además de Jason y de ninguna forma había manera de comparar su amistad con Dan con cualquier relación que hubiera tenido jamás.

¿Y si en realidad Brett no se equivocaba y Dan estaba interesado en ella más allá de la amistad? Él nunca había dado algún indicio de algo parecido, pero Jess tampoco tenía muchos puntos de referencia para medir además de que le parecía que la sola idea de considerar que su amigo estuviera enamorado de ella era presuntuosa, pero en ese momento, al ver sus gestos y escuchar sus palabras, la idea no le pareció tan descabellada.

-¿Dan... yo te gusto? -ni siquiera fue capaz de contener aquellas palabras y cuando salieron de sus labios y fue consciente de que no podía retirarlas sintió una tremenda vergüenza.

-¿Ah? - los ojos de Dan se abrieron tanto como les era humanamente posible y su rostro se tornó pálido.

Si, Jessica. A eso se le llamaba tomar a alguien de sorpresa. Un poca más y se asfixiaba con su agua de Jamaica.

-Es que... no lo sé, a veces eres demasiado amable y te preocupas por mí, -cuando las decía en voz alta, sus razones parecían aun más estúpidas que en su mente, así que corrió a intentar componer sus palabras -Es decir, sé que eso no quiere decir nada, pero Brett cree que te gusto así que vale la pena preguntar...

-Tu novio ni siquiera me conoce -replicó Dan, cuando al parecer logró encontrar su voz.

-Es lo mismo que dije yo, pero... -Jess se quedó de piedra al caer en cuenta de algo: Dan aun no lo negaba. ¿Por qué no negaba que ella le gustara y fin del asunto?



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En el texto hay: peligro, bebe, madre

Editado: 24.04.2018

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