Y ahora ¿qué piensas? #4

14*** Larry.

A lo largo de su vida, Allyson aprendió muchas cosas, pero la principal, la que veía cumplirse cada día pasara lo que pasara, era que todo lo que se hacía tenia consecuencias. Lo había visto en otros y lo había visto en ella demasiadas veces y justo en ese momento, estaba sufriendo las consecuencias de sus actos. 

De su excursión bajo la lluvia había sacado dos cosas: la primera, una molesta tos que la tenía al borde de la desesperación y que ya se había encargado de atacar, más de una vez, con todos los jarabes y pastillas que había encontrado por la casa. La segunda, su celular había pasado a mejor vida. Y ni siquiera sabía por qué no se le había ocurrido que si dejaba que el gran diluvio cayera sobre ella, mientras tenía el teléfono en los bolsillos, eso sería un problema. El punto era que ya no tenía vuelta atrás. 
Por otro lado, de su beso con Dave, había sacado otras tantas, podría enumerarlas: obviamente, había obtenido un beso, y eso había estado bien, incluso se atrevía a decir que podría enmarcar ese beso y colgarlo sobre su chimenea, pero solo había sido hasta que su mente racional, que pocas veces hacía acto de aparición, calculara lo que sucedía. Le jugó sucio poniendo en su cabeza una imagen en la que él la apartaba y le volvía a decir cosas como que era una niña, o que algo entre ellos nunca pasaría por mucho que lo intentara. 

Entonces había conseguido algo más; una escena en la que huía de Dave y se encerraba en su casa al más puro estilo Hollywood. Muy patético, si, pero nadie podía culparla por temer a las reacciones de David. 

Después de eso también había conseguido toda una noche sin dormir, que había dividido en rememorar cada segundo de ese beso, cada movimiento de sus labios y cada toque que le había hecho arder la piel... Y, por otro lado, reprocharse por su actitud de adolescente loca. Había despertado al medio día de noche buena solo para darse cuenta de que su auto ya estaba aparcado frente a su casa; limpio, reluciente y con olor a chicle. Las llaves habían sido deslizadas por una pequeña ranura de la puerta principal y no estaba segura de poder explicar como eso la hacia sentir, ni siquiera estaba segura de saberlo. La noche anterior ella y Dave tuvieron su mejor cita hasta el momento, se besaron -y no, no necesitaba que le recordaran que había salido huyendo once segundos después- y al día siguiente él dejaba su auto allí sin siquiera saludar.

Bien, no le importaba. Tampoco le importaba estarse mintiendo de manera descarada acerca de no importarle. Se preparó el desayuno mientras la molesta voz de su conciencia le decía que tal vez así debían de sentirse alguno de los chicos con los que había salido,  cuando desaparecía y dejaba de contestar sus llamadas, cambiaba de numero o ponía a Owen a fingir que había muerto, pero en su defensa podía decir que al menos ella no aprecia a hurtadillas por sus casas y no saludaba. 
El Señor le lanzo la maldición de cansarse de las personas con demasiada rapidez, pero al menos la había dotado con un par de padres que, a su vez,  la habían dotado de buenas costumbres.

Pasó el resto del día rodando por su casa. Comiendo solo por mantener las manos quietas, durmiendo para no torturarse pensando tonterías. Vio tres películas navideñas e incluso puso un calcetín en la chimenea para darle un poco de espíritu a la casa. Recibió una llamada de skipe de sus padres, su madre le dio detalles de que tal iban las cosas por Burundi y le confirmó sus planes de volver a finales de enero. Una hora mas tarde tuvo una video llamada con Owen, que también le contó como le iba con su amigos por las montañas, de como un perro había mordido a Jhony -Allyson no tenia idea de quien diablos era- y de que esa noche tendría una fiesta.

Terminó con Owen poco antes de las nueve de la noche y pensó que tal vez era un buen día para irse temprano a la cama, pero al parecer, para lo que realmente era un buen día era para las video llamadas, porque pocos minutos después, recibió una de Penny.

Mentiría si decía que no esperaba que Penny intentara contactarla, habían hablado el día anterior mientras su amiga intentaba obtener mas información de la necesaria acerca de su cita con Dave y ella intentaba hacerla entender que no tenía ganas de pasar la noche buena y navidad con ella y su familia, como había hecho años atrás. Allyson sabia que Penny no olvidaría que esa conversation había quedado pendiente, al menos para ella.

Era probable que Penny llevara mucho más tiempo intentando localizarla y al menos eso debía agradecerle a su celular averiado, de hecho,  era lo único que podía agradecer de la situación.  Que le permitiera conservar un poco de paz en el transcurso del día. 

Contestó la llamada intentando reflejar un poco de la alegría de su amiga.  

—¡Ally!  No te haces una idea de todas las veces que te he llamado.  

Allyson podía escuchar algo de música de fondo y apreciar la inconfundible pared del comedor de Erin. 

—Lo siento por eso, mi teléfono ya no está entre los vivos —bromeó. 



#3025 en Novela romántica
#959 en Chick lit
#1104 en Otros
#333 en Humor

En el texto hay: amor adolescente, rechazo, reto

Editado: 25.05.2018

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.