Y ahora ¿soy papá?

Capítulo 2

Olivia:
—En verdad que ha sido un gusto enorme conocerla—exclama la chica amigable que ha ido a conocerme luego del desfile. 

—El gusto ha sido todo mío. 

—Espero poder contar con usted para diseñar mi vestido de novia, quiero que sea el vestido más asombroso y envidiado... Mi novio es una celebridad, es un cantante famoso—pronuncia tratando de impresionarme, pero mi mente está en otro lugar, hace rato no veo a los chicos—y debes imaginar como es el mundo del espectáculo. 

—Sí, imagino—respondo mirando por todos lados  donde estarán mis pequeños, estos niños viven metiéndose en problemas. 

—La llamaré para ponernos de acuerdo donde vernos—me dice y sonrio asintiendo con la cabeza, solo vine de Europa por un contrato de verano para una revista importante de modas, pero mientras tanto puedo hacer algunos diseños particulares, después de mis hijos mi trabajo es lo que más amo. Esta chica es pretenciosa, pero  conoce seguramente mucha gente, es modelo y su novio es cantante y es una buena oportunidad para que más gente conozca mi trabajo. 

******

—Apaguen la TV y a la cama—le digo a los chicos mirando en mi reloj que ya son las 10 de la noche. 

—Mamá hoy vimos a ese cantante —dice Adrien, que es el más conversador de los dos y camino hasta donde están quedándome con la vista fija en la pantalla. 

—¿Dónde lo vieron? —cuestiono tragando en seco. 

—Estaba en el desfile mamá—responde Ángel—y ha tirado un papel al suelo. 

—¿No hablaron con él verdad? Les he dicho que no hablen con desconocidos. 

—Nos preguntó quien era nuestra mamá—contesta Adrien y apago la TV quedándome pensativa. 

—Y les dijimos que eras tú—dice Ángel y paso ambas manos por mi rostro, han pasado cinco años y un todo lo que tiene que ver con Alex me afecta y no es para menos, luego de que jugara conmigo y se fuera sin darme una explicación y sin escucharme decir lo más importante que tenía que saber. Ese hombre es la perque menos deseo ver en este mundo. 

—Chicos les he dicho que no hablen con desconocidos, recuerden que hay personas malas. 

—Él no era malo—interviene Adrien. 

—¿Cómo lo sabes? —pregunta Ángel—Ha tirado un papel al suelo. 

—Se nota que no era malo. Y me gusta como canta. 

—A mí no me cayó bien.—repite Angel. 

—¿Les ha preguntado algo más? —indago y las manos me tiemblan un poco, es verdad que el mundo es pequeño jamás imaginé que justo él iba a encontrarse con los chicos en el desfile de modas, es que jamás me pasó por la mente siquiera que un día volvería a estar tan cerca de mí, en el mismo local, ni que vería a los chicos, solo espero que este tipo de inconvenientes no se vuelva a repetir o puede comenzar a sospechar. 

—No mamá—responde Adrien. 

—Vamos les leeré una historia—digo dándole la mano a ambos. 

—¿Mamá verdad que Alex canta lindo? —cuestiona Adrien que tiene inclinación por la música, creo que de los dos es el que más se parece a su padre, incluso al hablar o al sonreír, ambos son prácticamente iguales, pero su voz, sus gustos y sus personalidades son totalmente opuestas. 

—Si canta bastante bien. 

—A mí no me gusta—alega Ángel y sonríe. 

—Todos tenemos gustos distintos mis niños y eso no está mal, hay que respetar lo que piense cada cual. Los quiero mucho a los dos—digo besando la frente de ambos mientras cada uno se acurruca sobre mi brazo y comienzo a contarles una historia. Ambos se quedan dormidos antes de que llegue al final. Suspiro y me quedo pensativa. 

—Disculpa Ángel, disculpa Adrien—digo besando la frente de los mellizos—me he equivocado bastante pero los quiero mucho—pronuncio levantándome con cuidado y tapándolos bien mientras duermen plácidamente. Hubiera deseado que las cosas fueran diferentes, que mis hijos tuvieran una figura paterna a su lado, me he esforzado mucho porque nada les falte, por estar siempre para ellos, por hacer de papá y mamá y aun así hay días en los que siento que no es suficiente. 

Podía haber insistido más, podía haber sido menos orgullosa e intentarlo una y otra vez, pero jamás correría tras un mujeriego de quinta que solo me utilizó, se acostó conmigo y luego actuó como si nunca hubiera existido nada entre nosotros, me ignoró e incluso bloqueó mi número de teléfono. Me trató como si no valiera nada y no, no quiero a mi lado a alguien que esté conmigo solo por obligación, a alguien que no sepa dar la cara y hacerse responsable de sus actos. El padre de los chicos no tuvo el valor suficiente para decirme que solo quería pasar el rato, tampoco tuvo el valor suficiente para terminar conmigo mirándome a la cara. Solo fue un cobarde que prefirió evadir sus responsabilidades afectivas y desaparecer. Le mandé un último mensaje:
—Necesito verte, tengo algo importante que decirte —y su respuesta fue bloquearme de todas sus redes sociales, pensó que estaba corriendo tras él y solo quería decirle que cargaba en mi vientre a sus hijos. Ya los niños tienen cinco años, no lo necesité antes y ahora menos, lo único que le pido a Dios es no volverme a encontrar cara a cara con ese hombre.



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En el texto hay: familia, secretos, amor

Editado: 11.02.2023

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