Y ahora ¿soy papá?

Capítulo 9

—No, no nos conocemos—respondo secamente y él me interrumpe. 

—¿Por qué mientes? —dice y lo miro con ganas de matarlo, acaso piensa decirle a su prometida y a su madre que yo fui la novia a la que dejó sin darle la menor explicación y que justo hace unos días estaba tratando de averiguar si era el padre de mis hijos. La vista de ambas se dirige hacia mí y trago en seco bajando la mirada, sin saber que dientres decir mientras mis manos no paran de temblar. 

—Yo... nosotros... —pronuncio sin saber qué decir y él me interrumpe. 

—Nosotros nos conocemos por Sophie. —exclama Alex. 

—¿Por mí? —cuestiona su novia intrigada. 

—Sí, por ti mi amor, si no paras de hablarme de Olivia y estoy seguro de que a ella no paras de hablarle de mí, solo nos faltaba vernos—miente el muy desgraciado y lo hace genial, es el tipo de hombre que es mejor no creerle nada de lo que diga porque nunca vas a saber diferenciar en su boca la verdad de la mentira. 

—O que susto—responde la chica y él le besa el rostro. 

—¿Por qué mi vida? 

—Ya pensé que había sido una de tus ex—responde y no evito toser, ¿dónde demonios me he metido?. Él solo sonríe y no dice nada—Pero claro que sabía que Olivia y tú jamás podrían haber estado juntos, son polos opuestos totalmente, eso sin contar que ella llegó hace poco de Europa.

—Sí, así es—digo sonriendo falsamente mientras tomo una copa de las que nos ofrecen uno de los empleados y comienzo a beberla. 

—Gracias por tu regalo Olivia, no tenías que molestarte—dice y saluda a los niños—me alegra que vinieran—exclama guiñándoles un ojo. 

—Las dejaré para que hablen—dice—vamos niños, dejemos a las damas solas, les quiero enseñar la piscina. 

—¡No! —exclamo y todos me miran asombrados, tengo que relajarme o de lo contrario acabaré demostrado lo que no deben saber—es que nos vamos pronto—me justifico  tengo que alejar a mis hijos de él, qué podría ofrecerles Alex a mis hijos, es un mentiroso, sin valores. 

—No dejaré que te vayas tan pronto—exclama Sophie. 

—Es que... 

—Es que nada, ya no te puedes ir, debes de dejar de pensar en el trabajo todo el tiempo  aún eres joven—agrega y me quedo sin palabras, no pienso en el trabajo, pienso cómo vine a hacerme amiga justo de la prometida de mi ex cuando llevo tanto tiempo esquivándolo. 

—Estaremos por la piscina—dice Alex señalando el lugar—vamos niños—dice y los niños se van tras él, los miro alejarse y son prácticamente iguales  incluso su forma de caminar, su pelo, todo, cualquiera que los vea junto puede darse cuenta de su parecido. 

*******************

Llevo rato caminando con Sophie por todo el lugar pues insiste en presentarme a todo el mundo, después de esto diré que no a todas las invitaciones que me hagan. Hasta que por fin me deja en una mesa y se aleja a conversar con otra invitada. Necesito tomar a mis hijos e irme de aquí, es lo mejor. Voy hasta la piscina pero Alex no está allí,  solo hay un hombre de unos 31 o 32 años que me mira mientras mi vista recorre todo el lugar. 

—No puede ser—pronuncio con cara de decepción. 

—¿Buscas algo o... a alguien? —pregunta el sujeto acercándose hasta donde estoy. 

—A mis niños, son mellizos, tienen cinco años y este tamaño. —respondo mostrando con una mano el tamaño de los niños. 

—Los vi con Alex—pronuncia y suspiro. 

—Lo sé, pero necesito encontrarlos e irme de aquí lo más rápido posible. 

—¿Estás bien? 

—No, si sigo en este lugar creo que voy a morir de un ataque cardíaco

—Te entiendo—exclama sonriendo

—Demasiadas personas, mucho ruido—

—¿Por qué crees que estoy aquí? Amo la calma. Vamos te ayudaré a buscarlos. 

—Te lo agradezco, porque esta casa es inmensa—Digo y sonríe. 

—Puede que le haya enseñado la terraza que hay en el segundo piso, Alex ama ese lugar—explica, tiene los ojos similares a Alex y el pelo un poco más claro, más o menos de su misma estatura y la voz un poco más ronca. Camino tras de él por el inmenso pasillo de la casa, parece ser bastante reservado.

—¿Conoces a Alex? —cuestiono y sontíe nuevamente. 

—Y hay alguien que no lo conozca—responde —Has silencio vamos a sorprenderlos—dice cuando vamos llegando a la terraza que da a la parte trasera de la casa, empuja la puerta que da hacia la terraza con cuidado  y ambos vemos una pareja besándose pegados a la pared, el pone su mano en mi boca para que no haga ruido y me hala hacia atrás juntando la puerta nuevamente con cuidado, me toma por el brazo y me hala por el pasillo lejos de allí. 

—No le digas a nadie lo que acabas de ver—dice dejándome un poco confundida, ni conozco a esa gente, pero debe tener sus motivos para hacerlo y puedo notar que su rostro ha cambiado un poco. 

—¿Los conoces? —me atrevo a preguntar y me responde con otra pregunta 

—¿Tienes novio? —cuestiona sorprendiéndome. 

—No.

—Esa chica que está allí es mi novia, te pago lo que sea para que me des un beso delante de toda esa gente y crean que somos pareja y ella vea como la he remplazado fácilmente —su propuesta me deja helada, esa chica es su novia y se mantuvo callado, su orgullo quiere venganza y lo entiendo perfectamente, pero yo no estoy para ese tipo de juegos. 

—No soy ese tipo de chica, además, mis hijos están aquí. —respondo y baja la mirada y luego la devuelve hacia mí nuevamente. 

—Te entiendo. 

—Lamento no poder ayudarte. 

—No te preocupes, igual haré lo que tengo pensado, ya será con alguien más—pronuncia y continuamos buscando a los chicos, no soy capaz de preguntarle nada más, bajamos y caminamos por toda la casa, sin encontrarlos, salgo fuera y llegamos hasta la piscina y allí está Alex pero sin los niños. 

—Mira a Alex, pregúntale por los niños, yo tengo algo importante que hacer—dice el chico y camino hasta donde está Alex, definitivamente esta fiesta no pinta terminar bien y yo lo único que quiero es tomar a mis hijos y largarme de este lugar. 

—Alexander ¿dónde están mis niños? 

—Te lo diré cuando me respondas lo que te pregunté hace unos días ¿esos niños son mis hijos? —cuestiona y lo miro con odio y rabia. 

—¡¿Dónde están?! 

—¿Son mis hijos? 

—¿Por qué quieres saberlo? Dame una maldita buena razón. ¿Crees que serías un buen padre? 

—Olivia, me he equivocado bastante pero... —intenta defenderse pero lo interrumpo. 

—¡Pero qué! —exclamo—Tan solo mírate Alexander, me escondes a mis hijos y los utilizas para chantajearme, ¿crees que una persona tan baja cómo tú podría servirle de ejemplo a alguien? —cuestiono con rabia poniendo los ojos pequeños. 

—No, me estás malinterpretado—responde—los niños están bien,  estaban cansados y están en mi cuarto con mi madre viendo la televisión—exclama y me viro para marcharme. 

—Merezco una respuesta. 

—No te mereces absolutamente nada Alexander Muir, aléjate de mí y de mis hijos, no te necesitamos. 

—Necesito que me digas la verdad. Aunque lo sé, en el fondo lo sé. Estabas demasiado enamorada de mí para haberte acostado con otro hombre, es más juro que sigues enamorada de mí, puedo apostar que después de mí no has tenido ninguna otra relación,  por eso has vuelto, ahora lo sé... quieres que regresemos por eso has traído a los niños y te has hecho amiga de mi novia. 

—Preferiría que me tragara la tierra antes de estar con alguien como tú,  no vales nada y qué te creas, el mundo no giras alrededor de ti, deberías coger un poco del dinero del que malgastas en fiestas y mujeres y pagarte un psicólogo ¡Imbécil! —exclamo caminando hacia donde están los invitados y él viene tras de mí. 

—¡Olivia espera! —exclama y camino con rapidez hacia el chico de hace un rato, que está embriagándose con una botella en la mano y su novia sale de la mansión dando unos pasos en la dirección a dónde él está. No puedo creer que Alexander crea que regresé pensando en que él y yo tuviéramos una relación o en que usaría a los niños para acercarme a él, ha lastimado mi orgullo por segunda vez, pero eso no se va a quedar así, mi mente está turbia y ni siquiera logro pensar con claridad. Por eso tomo una decisión precipitada. 

—Sí,  acepto lo que me pediste—respondo parándome frente al sujeto de horita, los niños están dentro y quiero que el idiota de Alex vea que él ya no significa absolutamente nada para mí. El hombre sonríe, no necesita más explicación, pone una de sus manos en mi cintura acercándome más a él y me besa convirtiéndonos en el centro de atención de la fiesta. Y no sé por qué, pero creo que he cometido la mayor tontería de mi vida y creo que esa tontería hasta besa bien.



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En el texto hay: familia, secretos, amor

Editado: 11.02.2023

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