¿y cómo empiezo...?

Los escenaros y las atmósferas

Los escenarios y las atmósferas no son precisamente elementos decisivos a la hora de escribir una novela. Sin embargo, pueden llegar a serlo si se trabajan bien. Los escenarios y las atmósferas pueden condicionar a los personajes y, con ello, el transcurso de la acción.

Antes de empezar a escribir, piensa en qué lugar desarrollarás tu novela: ciudad o entorno rural. Si hay un lugar característico, como un bosque, un río, una montaña, etc. En qué época del año suceden los acontecimientos: no es lo mismo un cálido verano que un implacable invierno. Si hay algún elemento no habitual: una sequía, o por el contrario un diluvio, etc.

Sin embargo, si no se te ocurre ningún escenario o atmósfera puntual en un primer momento, no pasa nada. Después de todo, no es obligatorio que les concedas un espacio relevante en tu novela. Además verás que muchas veces este elemento aparece a medida que escribes.

Ahora, ¿qué hay que tener en cuenta a la hora de escribirlos? Bueno, es importante tener en cuenta varios elementos clave. Primero, y como mencioné anteriormente, debes considerar la ubicación geográfica y la época en la que se desarrolla la historia, ya que esto influirá en la descripción del entorno. También es crucial prestar atención a los detalles sensoriales, como sonidos, olores, texturas y colores, para transmitir una imagen vívida y evocadora del lugar, después de todo, para desarrollar escenarios y atmósferas efectivas puedes utilizar descripciones detalladas que involucren los cinco sentidos para transportar al lector al entorno de la historia. Esto incluye detalles visuales, sonidos, olores, sabores y sensaciones táctiles. Además, la elección del lenguaje, el tono y el estilo de escritura pueden influir en la atmósfera que se quiere crear.

Sin embargo, es importante que no olvides que los escenarios y las atmósferas deberán contribuir a la narrativa de la novela, ya sea reflejando el estado de ánimo de los personajes, creando tensión o estableciendo un tono particular. La coherencia en la descripción de los escenarios a lo largo de la novela también es fundamental para mantener el interés del lector.

Asimismo, es crucial evitar la sobrecarga de detalles y elegir cuidadosamente los elementos que contribuyan de manera significativa a la trama o al desarrollo de los personajes. De lo contrario, el lector podría abrumarse o aburrirse y terminar perdiendo el interés en tu novela. A pesar de que el ser detallado puede ser beneficioso para tu novela, no olvides que todo en exceso es malo, y la idea es que el lector mantenga el interés en tu historia. 

Finalmente, el uso de metáforas y la elección de un lenguaje evocador pueden enriquecer la descripción de escenarios y atmósferas, haciendo que la novela sea más cautivadora y memorable para el lector. Por ejemplo, un escenario urbano podría describirse con ruidos de tráfico, luces parpadeantes y multitudes bulliciosas, creando una atmósfera frenética y caótica. Mientras tanto, un paisaje natural podría evocar sensaciones de calma, serenidad y conexión con la naturaleza a través de descripciones de bosques frondosos, brisas suaves y cantos de aves.

En resumen, los escenarios y las atmósferas en una novela son elementos fundamentales para sumergir al lector en la historia, creando un sentido de lugar y evocando emociones que enriquecen la experiencia de lectura. Pero evita sobrecargar de detalles una descripción de un lugar, pues podrías provocar que el público lector a quien quieras dirigir tu novela, termine perdiendo el interés. Sin embargo, no te preocupes si no se te ocurre un lugar puntual a la hora de escribir un escenario para que se desarrolle tu novela, pues a medida que la vayas escribiendo, éstos escenarios irán apareciendo.




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