Capitulo III
Paula abre sus ojos en una sala Blanca , con mangueras pegadas a su cuerpo, le duele todo. Todo a su al rededor esta nublado.
Pasan los días, las noches y las madrugadas. Muchas madrugadas. Ya se recupera de sus quemaduras. Es trasladada a una sala de enfermos mentales dentro del mismo hospital donde se encontraba recluida.
Es dada de alta por los médicos tratantes, quienes atendieron su situación física y estabilizaron su crisis mental.
Sin embargo, pasan las horas, los minutos, los segundos y nadie llega a retirarla de aquel lugar. Así pasan los meses y los años.
Una mañana de verano, paula decide escapar de aquel lugar.
Inicia su travesía por las calles del país. Pasando por momentos crudos en la calle, durmiendo con un ojo abierto y otro cerrado para que no le hagan daño. Teniendo que hacer daño para sobrevivir al mundo hostil de convivir en estado de indigencia.
Revisar en la basura, buscando alimento. En su delirio pensando que alguien la iba a rescatar. Así paso tres meses hasta que una noche de invierno donde el frio era inclemente, aquella joven de cabellos rojos con una flor en la oreja se paseaba por los basureros del lugar cuando es abordada por dos monjas de un convento cerno a la zona.
Estas dos monjas, la acompañaron hasta una fundación en la que recluían pacientes psiquiátricos que no tenían familia ni redes de apoyo. Allí la dejaron en condiciones higiénicas poco aptas para un ser humano.
La recibieron un grupo de enfermeras quienes la abordaron en la entrada la despojaron de mucha basura que tenía acumulada en su cuerpo, tierra y material orgánico en sus genitales, Hojillas de cortar dentro de la boca y un cuaderno lleno de historias asombrosas que más adelante conoceríamos de aquella joven paula con trastorno bipolar que desde los 17 años estuvo internada en hospitales psiquiátricos, escapando de aquellos tenebrosos lugares y deambulando por las calles conociendo la cruda realidad del aquella selva de cemento que es la ciudad.
Paula gritaba , lloraba, reía, bailaba todo era un tormento en aquel lugar desde que llego ella . Las compañeras de paula se quejaban porque aquella mujer de cabellos rojos no permitía el descanso de nadie en el recinto.
El cuerpo de ella recibía ingería píldoras para calmar la ansiedad, inyecciones para calmar su crisis psicótica , liquido relajante recorrían sus venas pero ningún efecto surgía en paula.
Noches y días interminables. La convivencia de aquellas 20 mujeres con trastornos psiquiátricos diferentes, se complicaban cada minuto más con la presencia de paula en aquel lugar.
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Editado: 20.10.2020