Capitulo IV
Una noche oscura en aquel lugar, paula en una habitación sola, aislada, con mirada fija al techo sin querer probar bocado. Asi pasan semanas donde las enfermeras cumplían con su labor de restaurarla para que aquella mujer se levantara y caminara por aquellos estrechos pasillos donde pasaría largo rato de su vida adulta.
Una mañana calurosa de aquella ciudad de montañas altas y sol fijamente definido , hacía mucho calor como en el desierto de Siria. Aquella mujer de cabellos rojos comienza a realizar contacto con la realidad que la rodea y empieza a gritar:
-. “Sáquenme de aquí, se está quemando todo sáquenme de aquí”.
Después mira a sus compañeras tranquilas como autómatas caminando por el jardín , y comprende que no está encerrada solo se sentía atrapada en sus propios pensamientos.
Aquellos pensamientos que nublaban su cordura, como pajal, como hierva que crece sin rumbo y se entrelazan sin sentido, así pues la voz de la pequeña Paula empieza a manifestarse en aquel espacio abierto delante de otras mujeres con múltiples trastornos mentales.
Paula dice:
“Yo soy un bebe, cámbiame el pañal” . Al percatarse aquella señora de avanzada adultez se da cuenta que va orinando sin controlar esfínteres por voluntad propia en todos los pasillos.
La voz de niña le había indicado que se orinara. Y ella obedeció.Más tarde aparece una nueva voz , opacando a la niña Paula. Diciendo que se encierre en su habitación.
-. “Paula, yo soy la que debe estar aquí la dueña de este lugar, la más sexy mujer que existe en los alrededores, vamos a pintarnos la boca de color rojo carmesí (rojo fuerte) para dominar al mundo”. Con voz de mando toma el timón de aquella mente perturbada.
Aquella paula internada, saca una fuerza descomunal y corre por todas las habitaciones hasta encontrar el cuarto de aseo del centro psiquiátrico. Allí se encuentra una cartera de una de las trabajadoras del lugar y encuentra un labial rojo; Lo esconde y sale despavorida.
En la mañana siguiente, todas se encuentran en el espacio para recibir el desayuno y de repente aparece paula con los labios pintados de rojo, encorvada con voz gruesa, cabellos alborotados y exclama:
-. “Esta es la comidaaaaaaaa, no me gustaaaaaa”.
Gritaba a todo pulmon:
-. “Yo soy la reina de este lugar”, Levantando la mesa de hierro con gran fuerza volando todos los platos en el aire hasta caer al piso.
Todo el personal que laboraba en el lugar corrio despavorido por los pasillos dejando a paula sola en el comedor, y las otras internas huian del lugar con terror en sus ojos.
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Editado: 20.10.2020