Septiembre 10, Miércoles
Statestown es un pequeño pueblo a las afueras de Arizona, básicamente era una gran X en el mapa, así que no lo busques, no lo vas a encontrar. Era muy poco probable que alguien viniera. Refiriéndome a la palabra "turistas", aquí no había nada que pudiera llamar la atención de las personas que vivían en las grandes ciudades. Sólo un bosque extenso, casas viejas y nada más.
Eso era antes, antes de que todo se fuera a la mierda y este lugar se convirtiera en un pueblo fantasma.
Vivir allí es lo más aburrido del mundo, no hay mucho que hacer. Si vas a la tienda, siempre ves a las mismas personas. ¿Qué digo? En un pueblo de 32,576 habitantes, era fácil ver las mismas caras.
Con una sola escuela, secundaria, cafetería, supermercado, etc. Ya saben, un singular para todo.
La vida era bastante complicada pero cómoda. Lo único que Statestown no poseía, era una biblioteca pública, para obtener un libro, debías ir al correo al otro lado del pueblo y encargar uno con el título, autor y editorial. ¿Complicado? Para nada, eso no era nada, comparado a que no te devolvían el dinero del encargo si tu libro se perdía en el viaje aquí.
—Debemos hacer un recuento de las veces que usamos la misma ropa el año pasado.
Ah, esa es Lissa, mi mejor amiga. Ella se preocupaba demasiado por su aspecto, llevaba un cabello rizado y oscuro, de tez morena. Era una agradable persona, pero demasiado soplona e incapaz de mentir. Y digo era, porque después de todos estos años... bueno, aun no llegamos a esa parte.
— ¿Enserio? No creo que nadie se dé cuenta de que llevas la misma camiseta del año anterior—ironizo Max llevándose unos doritos a la boca, ese es mi dramático mejor amigo.
Él era todo lo contrario a Liss, el cabello pelirrojo le caía sobre la cara, le daba la menor importancia a como se veía, en relación a guardarse algo, era realmente una tumba.
—Oh, es obvio que tú no te preocupas por eso—hablo Liss—, no sabes exactamente cómo usar un jabón o el agua—levanto ambas cejas.
— ¿Disculpa? ¿Qué insinúas?—se incorporó él, ceñudo.
—Sabes lo que insinuó, llevas esa camiseta hace casi una semana—le apunto ella.
Max dejo el tazón de doritos en la cama.
—Y tú no sabes cómo usar la palabra reciclar—ladeo la cabeza.
No pude evitar reírme.
— ¿Reciclar?—Lis dejo escapar una risa sarcástica—. Por favor, Maxon, tú solo vives para comer doritos.
—No te metas con mis doritos, Lissandre Coleman—le murmuro.
—Ya dejen de pelear los dos—me interpuse en el medio—. Falta menos de una semana para que el verano finalice, ¿Qué quieren hacer para disfrutar estos últimos majestuosos días?
—A ver, déjame pensar—Liss hizo un gesto—, lo tengo, ¡Nada!
Maxon me miro con una mueca.
—No hay nada que hacer aquí, Cass— vacila él—. Siempre es lo mismo, y a la ciudad no podemos ir.
Eso era cierto, teníamos prohibido pisar fuera del pueblo, desgraciadamente, nuestros padres eran demasiado, como decirlo, ¿protectores?
Ellos se pusieron serios.
—Oigan, anímense—abrace a ambos—. Tengo una idea, ¿y sí vamos a Gar's Dinner y pedimos nuestros batidos favoritos?—digo con emoción.
Max y Liss se miran, él da un suspiro y ella sonríe.
—De acuerdo—acceden.
Chillé con diversión.
Ir a Gar's era un despejo para la mente, pasar todo el verano en un pueblo tan aburrido abrumaba. Ese lugar no solía llenarse casi nunca, y eso era lo genial.
—Bien, uno de fresa para M, y de vainilla para L—los deje frente a ellos—. Y, uno de chocolate para mí.
Brindamos con los batidos entre risas. Usualmente Gar's no vendía alcohol, pero si querías comprarlo, debías tener un permiso de tus padres o ser mayor. En mi defensa, podía decir que las únicas pocas veces que bebí, fueron para navidad, o alguna otra ocasión especial.
Mis padres eran demasiado intolerantes al alcohol.
—Espero este año sea más interesante—Liss apoya el cachete sobre su mano, jugando con la pajilla.
—Espero, es nuestro último año—habla Max.
Ella se sobresalta de golpe, provocando que casi se le cayera el batido encima.
— ¿¡Qué!?—me mira con los ojos bien abiertos—¿En qué momento llegamos a nuestro último año?
Max y yo nos miramos divertidos.
—Bueno, acabas de cumplir diecisiete en Julio—le recuerdo.
Ella suspira.
—Wau, el tiempo pasa rápido—se recuesta en el sillón turquesa.
—Demasiado—murmura Max.
La verdad, ya me estaba muriendo por terminar este año. Significaba una sola cosa, ir a la Universidad, e ir a la Universidad significaba salir de este pueblo.
Recuerdo perfectamente que mi pensamiento era: "Será un año común y corriente como los anteriores, pasara rápido".
Muy bien, ojala hubiera sido así, lo que realmente nosotros tres no sabíamos, era que esto terminaría más que en un simple año, y que uno de nosotros estaría involucrado en un crimen.
☺☺☺
Hola, gente macabra jeje
Espero estén súper bien, y que les haya gustado el capítulo.
Gracias por leer, no se olviden de votar.
Saludos con caritas felices y oscuros secretos ☺
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Editado: 20.11.2021