¿y El Plan B?

CAPITULO 13

Abro los ojos y los vuelvo a cerrar ya que la luz me cala los ojos.

Cuando me acostumbro a la luz un doctor entra a la habitación acompañado de un policía.

Los sucesos de hace unas horas llega a mi como bombas y eso me provoca una pequeña migraña.

— Señorita ¿Está bien? - pregunta el doctor.

— Eso creo.

Recuerdo a Aleister y a mi madre.

— ¿Nadie está afuera? - pregunto.

— Si, un joven y una señora.

— ¿Podría hablar con ellos un momento?

— Claro, para luego dar su declaración.

Veo la policía que solo asiente y sale de la habitación junto con el doctor.

Noto a mi alrededor que todo es blanco y a mi lado derecho hay un sofá, hay un pequeño cuarto que supongo que es el baño.

Me tallo la cara desesperada.

Escucho que la puerta se abre y mi madre entra directo a abrazarme y detrás de ella Aleister que solo me da una sonrisa reconfortante.

Le devuelvo la sonrisa que creo que sale más como mueca.

— Dios, no sabes lo aterrada que estuve, linda. - dice mi madre separándose de mi.

— Estoy bien. - le digo tratando de convencerla.

Pero en realidad no lo estoy.

— Haré que ese maldito este mucho tiempo en la cárcel. - asegura.

— No hace falta.

Aleister solo me ve directamente.

— Claro que hace falta, tenemos pruebas, la declaración de Aleister, la tuya, las cámaras.

— Mami, no quiero que esto sea un problema.

— Cariño, esto se convirtió en un problema cuando se atrevió a tocarte sin tu consentimiento. - dice seria.

— Vale.

— Me voy, creo que tienen que hablar. Linda cualquier cosa me llaman y vengo, tengo que hacer la denuncia y todo eso.

Solo asiento viendo cómo sale del lugar.

Él sigue sin moverse.

— Gracias.

— No tienes que agradecerme de nada.

Se acerca hacia donde estoy y me abraza.

En el abrazo deja la preocupación o importancia.

— Llegué muy tarde.

— Él no me hizo nada.

Se aleja pero no tanto y acuna mi cara en sus manos.

— No sé que hubiera hecho si no llegaba a tu casa.

— No hay que pensar en el hubiera.

— Me preocupe demasiado. - dice — Te quiero. - me dice en un murmullo.

Junta nuestros labios. Nuestros labios se movían a un exquisito compas.

Ladeó mi cabeza para que le beso sea un poco más intenso.

Coloco mi mano en su cabello jalando un poco de el. Mis pulmones me exigen oxígeno y me alejo.

— Yo también te quiero.

Nuestras narices rozan y sonreímos.

— Me tengo que ir, pero mañana vendré.

— ¿No sabes cuándo me darán mi alta?

— No.

Tengo que preguntar.

— ¿Dónde está él?

Comienza a acariciar mi cabello.

— Eso no importa....

— Aleister.

— En un hospital... Tal vez...

— ¿Hospital?

— Tal vez, un chico extrañamente guapo lo apuñaló, solo tal vez.

Abro mis ojos sorprendida.

— ¿Lo heriste?

No me preocupa el si está herido, me preocupa el que él se pueda meter en problemas.

— No morirá, no digo que hice está bien pero lo que le hizo estuvo bastante mal.

— No quiero que te metas en problemas.

— No te preocupes, estoy bien.

— ¿Cuánto llevaba dormida?

— Unas horas.

— Creo que fue un poco exagerado el que estoy en un hospital.

— Te desmayaste y aparte puede ser que tuvieras una herida.

— Pero estoy bien.

— Eso te lo cree tu mamá, no yo.

— Es la verdad.

— Es malo mentir.

— Es malo no creer.

Me sonríe.

— Me tengo que ir.

— Bien.

Me va un casto beso en los labios y otro en la frente.

Sale de la habitación y noto que mi celular está en la mesita alado de la cama.

Lo tomo, veo que tengo mensajes, no le respondo a nadie y reproduzco "Demasiado tarde" y la comienzo a cantar.

Físicamente me siento bien, emocionalmente me siento destrozada.

Trato de no pensar en eso y poner mi total atención a la canción.

A si pasan los minutos o horas, hasta que la puerta se abre y entra un policía.

Quito la música y empieza a hacerle preguntas.

— ¿Qué hacía en su casa?

— Estar en mi casa.

— ¿Tenía planes de salir?

— Si.

— ¿A dónde?

— A una galería de arte.

— ¿Cuál es su relación con Aaron Williams?

Siento un escalofrío que recorre mi cuerpo.

— Mi ex novio.

— ¿Por qué terminaron?

— Él me fue infiel.

— ¿Porque abrió la puerta?

— Porque pensé que era otra persona.

— ¿Que persona?

— Mi actual pareja.

— ¿Hace cuánto terminó con él?

— Cuatro meses.

— ¿Qué fue lo que pasó cuando abrió la puerta?

Le cuento todo lo sucedido y el policía solo presta atención y anota en su libreta.

— Eso es todo, adiós.

Sale y me quedo viendo un punto fijo de la pared.

En la noche duermo.

Me despierto ya que siento la mirada de alguien. Volteo hacia la puerta y ahí está él.

Estoy en mi habitación, me levanto para tratar de correr pero mis piernas no responder, solo avanzan un poco, casi nada.

La desesperación me carcome el alma, trato de gritar pero mis cuerdas vocales no funcionan.

Él solo ríe muestran viene a mi a paso lento con un cuchillo en la mano lleno de sangre, cuando puedo correr salgo de la habitación, bajo las escaleras tratando de salir de la casa pero todas las puertas están cerradas.

Mi desesperación crece cada vez más, las lágrimas salen sin parar mientras no sé que tengo que hacer.

Escucho como alguien viene detrás de mi, voy a la cocina y veo el cuerpo helado, me acerco para comprobar que es Aleister, veo sus ojos sin vida.

Mientras mi cabeza repite.

"Es tu culpa, él está muerto por tu culpa".

No,no,no.

Él no....

Veo como él se acerca a mi aún con su cuchillo y dice.

"Ahora es tu turno"

Despierto sobresaltada, gritando, sudando por todas partes muestras trato de normalizar mi respiración.



#25798 en Novela romántica

En el texto hay: amor

Editado: 08.05.2021

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