¿y El Plan B?

CAPITULO 17

Camino hasta llegar al bar.

El bar en el que comenzó todo.

Entro en este y miro que ya todos están aquí. Me acerco y tomo asiento al lado de Sara.

- Hola. - dice ella con una linda sonrisa.

- Hola - le respondo.

- Ya se te extrañaba - dice Marco.

Suelto una carcajada.

- Hola - dice una muy sonriente María.

Solo le sonrió de vuelta.

Alguien entra y se lleva un par de miradas.

- Hola chicos - dice el recién llegado.

Todos decimos un hola al unisono.

- Presiosa - dice él con una sonrisa.

- Que bueno que veniste - se apresura a decir María.

Aleister la ve de manera rara, pero aún así le contesta.

- Si..

- ¿Qué van a pedir? - pregunta Alex.

- Agua - digo.

- Una soda - dice Aleister.

- No sean aburridos - dice Marco - Hay que tomar alcohol.

- Tú no eres quien va manejar.

- Para eso existen los Uber. - dice de manera obvia.

- ¿Donde dejarían el carro? Genio.

- Un punto para ti. ¿Vamos a una fiesta hoy?

- No puedo. - dice Aleister.

- Yo tampoco. - digo.

- Agh, que malhumorados.

- Tenemos cosas más importantes que ir a fiestas y emborracharnos.

- Eso dolió. - dice fingiendo tristeza.

Pasamos la tarde charlando y riendo recordando lo que pasó hace unos días.

Me subo al auto de Aleister que me mira serio.

- ¿Pasó algo? - le pregunto.

- Te quiero presentar a alguien.

¿Será que tiene un hijo?

- Bien....

- Es alguien muy importante para mí.

- Esta bien.

Él no dice nada y comienza a manejar callado, nos vamos acercando a un hospital. Él sigue sin hablar, solo camina entre los pasillos, algunos doctores lo saludan y eso hace que mi curiosidad crezca.

Entramos a un cuarto blanco y una señora realmente hermosa hace sobre la cama.

Aleister se acerca, le da un beso en la frente y la toma de la mano.

- Preciosa, te presento a mi madre. - me dice con una sonrisa.

- Hola... Señora Brown. - digo nerviosa.

- Madre, ella es mi novia.

- Un gusto.

- Ella tuvo un accidente, cayó de las escaleras y termino así. - explica.

- Es muy bella.

No sé que decir, ¿Estaría bien que le dijera "lo siento?

- Ya sabes de dónde lo saqué.

Suelto una pequeña risa.

- La van a desconectar.... En unas semanas.

- Lo lamento....

- Está bien, duele pero sé que es lo mejor. Lleva mucho tiempo de esta manera. Solamente estamos alargando lo inevitable.

Los dos nos quedamos en silencio.

- Ella estará bien.

- Si... Adoraba a mi hermana, creo que siempre anhelo volver a verla.

- Aseguro que eran unas mujeres maravillosas.

Veo como una lágrima se resbala por su mejilla.

- Lo eran....

Sus ojos poco a poco se van volviendo más rojos.

- Me quedaré afuera, por si quieres hablar con ella.

Me sonríe.

Salgo de la habitación y siento la picazón en los ojos por querer llorar, lucho para que no caigan pero no lo logro.

Una persona me tiende un papel. Levanto la mirada y me encuentro con un chico.

- Las chicas bonitas no se ven bien llorando.

- Gracias. - acepto el papel y me seco las lágrimas.

Se sienta a mi lado y yo solo veo el pasillo solo.

- ¿Estás aquí por algún familiar? - pregunta.

- No... Cosas personales.

- ¿Estás libre este sábado?

- Tengo novio, y creo que lo amo, asíque no, no estoy libre, lo siento.

- Ammm, no sabía que tenías novio.

- Ahora lo sabes.

- Será mejor que me vaya, ¿No?

- Sí. - dice Aleister. - Adiós... - dice agitando la mano en forma de despedida.

- ¿Ya quieres irte? - le pregunto.

- "Tengo novio y creo que lo amo", me encantó oír eso. - dice con una sonrisa.

Mis mejillas se sonrojan.

- Bueno, te lo puedo decir cuando quieras.

- Dato anotado.

Me río.

- ¿Quieres comer algo, niño lindo?

- ¿Niño lindo? Me gusta. - dice dándome un pico en los labios. . . . - Y quiero de comer..... A tí, ¿Se puede?

Me sonreír coqueto.

- Claro.

- También si es posible quiero una pizza.

- Pues vamos por ella.

Caminamos entre las habitaciones, hablando sobre que el semestre ya terminará. Llegamos hasta el estacionamiento y abordamos el auto.

Compramos al pizza, él comienza a manejar hasta mi casa.

- ¿Tu madre no estará en casa?

- No, salió de la ciudad porque tendrá un juicio.

- Mmm...

- ¿Sucede algo?

Voltea hacia mí y me ve seriamente.

- Podemos hacer una pijamada.

- ¿Pijamada?

- Sí, ya sabes ver películas, dormir hasta tarde, comer comida chatarra.

- Eso lo puedes hacer cuando quieras.

- Sí, no tendré tu compañía.

- Bien, hoy tendremos una pijamada.

Suelta un grito emocionado y comienzo a reír como foca.

Llegamos a casa y él aspira sonriendo ampliamente.

- ¿Porque sonríes?

- Huele a casa sola.

Aleister comienza a reír. Se acerca a mi y me toma de la cintura.

- Te amo. - dice antes de besarme.

Me besa con delicadeza y se da el tiempo de explorar mi boca.

- Desde este momento declaró que nuestra pijamada comienza. - dice muy sonriente.

Me gusta verlo sonriendo.

- Bien.

Tomamos la comida que compramos y vamos hacia mi habitación.

- ¿Que película quieres ver?

- Una de miedo.

- No, no me gustan.

- Hay una que ni miedo da.

- ¿Cuál?

- La de la monja.

- Claro que da miedo. - digo.

- ¿Ya la viste?

- No pero.... - me interrumpe.

- No la has visto, no tienes los argumentos necesarios para decir eso.

- Si me da miedo, te mataré.

- Hecho.

Vemos la dichosa película y claro que sí daba miedo. A cada nada tapaba mis ojos con la cobija.

Y Aleister solo se reía de mí.

Pasamos la noche hablando, viendo películas, escuchamos música.



#25806 en Novela romántica

En el texto hay: amor

Editado: 08.05.2021

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