En la actualidad, Minnesota, Estados Unidos de américa
El pintoresco trió caminaba por la carretera a paso apurado, no se escuchaba nada a excepción de los ruidos que ellos producían al caminar por el arcén, el bosque se hallaba en un absoluto silencio. Azile guiaba la marcha hacía Littlefork, el pueblo más cercano a donde se encontraban. Luna y Roberto caminaban tras él, cargando ambos grandes mochilas. El ocaso parecía aproximarse y tras él caería la noche.
- Oye Azile, una pregunta...- Empezó Roberto
- Preguntadme lo que queráis, no dudéis, tenemos una larga travesía por delante, hablar lo hará más ameno- Dijo de manera telepática.
- Todavía se me hace raro esto de que puedas transmitirme tus pensamientos...- Dijo Luna tímida.
- Tranquila no me internaré más en vuestra mente. Respetare vuestra privacidad- Les comunicó.
- ¿Es qué puedes ver en que pensamos también?- Inquirió Roberto visiblemente molesto.
- Solo lo haré si es estrictamente necesario, lo prometo- Azile giró el cuello y los miró.
- ¡Qué flipe!, a ver, por favor responde... ¿En qué color estoy pensando?- Preguntó Roberto emocionado.
- Mis capacidades psíquicas van bastante más allá de eso Roberto, pero por si quieres que te responda, es morado, y es tu color preferido si me permites añadirlo- Roberto se frenó y le miró impresionado- Puedo transmitir imágenes a vuestras mentes, comunicarme desde casi cualquier sitio con vosotros, hacer florecer vuestras emociones o hacerlas decaer, puedo provocaros sueño o insomnio, mis habilidades son bastante complejas pero también útiles. Os garantizo que no las usaré en vuestra contra... -.
- Eso es increíble Azile, gracias por el voto de confianza- Dijo ella sonriente.
- No es nada Luna... antes me querías preguntar algo, ¿no Rober?-.
- Ah, si cierto, gracias por recordarmelo- Se aclaró la garganta y preguntó: - Verás, aquí en la tierra los ángeles sois una leyenda, un mito; o al menos lo erais, el caso es que yo provengo de un orfanato católico y me enseñaron lo siguiente, motivo por el cual te preguntó la siguiente cosa, solo por mera curiosidad: ¿Los nombres de ángel no se supone que siempre deben acabar en el sufijo el?, es decir, Gabriel, Miguel, Ezequiel... son nombres de ángeles, pero tú eres Azile y aquel ser se llamaba Belagor si no recuerdo mal...-.
- Es cierto Roberto, todos los Ángeles se llaman terminando en el sufijo el, mi verdadero nombre fue una vez Aziel, pero ya no pertenezco a su casta, soy un renegado, no puedo ni quiero llamarme como ellos. No son mi familia, ya no. El caso de Belagor es muy distinto, ya os lo contaré en otro momento...- Azile impuso en su mensaje un tono de tristeza.
- Interesante...- Roberto parecía fascinado.
- ¿Estás bien Azile?- Preguntó Luna adelantándose y agarrando su mano. Roberto negó con la cabeza decepcionado.
- ¿Por qué lo preguntas?- Inquirió con su sonora pero melosa voz.
- Parece algo duro para ti, eran tu familia por lo que dices, no creo que sea agradable descubrir que ahora ellos quieren asesinarte- Explicó ella.
- Agradezco tu preocupación, pero estoy bien, para ellos es lo correcto, no se lo reprocho, es su jerarquía, no comprenden más allá de lo que el demiurgo les permite- Respondió con notas de odio en la voz.
- ¿El demiurgo?, pensé que estabais a ordenes de Dios- Interrumpió Roberto.
- ¿Qué o quién es el demiurgo?- Preguntó Luna confusa.
Azile se dio la vuelta, ambos se detuvieron.
- Sabes bastante de nosotros por lo que veo Roberto- Objetó interesado.
- Como ya dije, me crié en un orfanato de monjas católicas, en España es la religión más predominante- Azile le miró sin comprender- Esas monjas eran devotas de una religión en la que vosotros los ángeles y demás seres celestiales sois los súbditos de Dios- Azile asintió interesado.
- No puedo creerlo- Dijo Luna con cara de sorpresa- no sabes de que hablamos, pensé que Dios era omnipotente y podía estar donde quisiera.
- Las cosas son en realidad bastante más complejas Luna- Respondió el ángel.
- Lu, el demiurgo no es Dios, es un ser que en teoría gobierna el cosmos sin él haberlo concebido- Aclaró Roberto.
Azile le miró sorprendido. Luna asintió creyendo comprender.
- El demiurgo es un ser extremadamente poderoso, hace eones que le servimos, pero lo hacemos por que no nos queda otra, es un ser tan malvado como inteligente, ha conseguido todo que se propone. Antaño la vida prosperaba en este sistema, y los seres estaban colmados de dicha, un día llegó y trajo la miseria al sistema solar, nadie puede hacerle frente, su dominio sobre si mismo lo convierte en un adversario temible. Ha pasado por las épocas provocando catástrofes, guerras, hambre, incitando a seres de bien a tomar el mal camino- Azile negó con la cabeza, estaba decepcionado con si mismo- Yo me había rendido ante su yugo y hubo tiempos en los que pensé que hacía lo correcto, pero un día llegó "él"-.