Y entonces... Los ángeles cayeron

Capitulo 8: El hombre encapuchado

Hax.

10 MESES ANTES EN EL PLANO...

Hax salió de la sala del "nexo", y apareció súbitamente en una cabina telefónica de Londres. Miró en derredor, aún no había empezado, ya había estado allí otras veces.
Salió de la cabina, dado que era muy estrecha para su tamaño. Lo primero que vio en frente suya fue la estación de metro de Westminster, no tenía reloj, así que optó por preguntar a uno de los peatones. Paró a una mujer de piel oscura, que le miró de arriba a abajo, con expresión de desagrado.

- Disculpe, ¿qué hora es?- Preguntó en un fluido inglés.

- Es usted turista por lo que veo...- Respondió indignada.

- Perdone, ¿qué?- Se mostró confuso.

La mujer suspiró impaciente.

- ¿Es usted ciego acaso?- Señaló a su derecha- Está el Bigben ahí mismo.

Se marchó molesta. Hax la ignoró; mirando preocupado el gigantesco reloj. Eran las cuatro y veinte, tenía que darse prisa.

Mientras corría por el centro de Londres, se percató de que todo el mundo le miraba, medía al menos dos metros y medio, y era bastante llamativo. Además reparó en que llevaba una túnica negra y roja, similar a las usadas en universidades, pero iba descalzo, razón de más para que le mirasen.

Corrió a través del paso de cebra, dándose cuenta muy tarde de que el muñeco verde estaba parpadeando. Apuró el paso provocando que un autobús se abalanzase sobre él, pegó un frenazo y toco el claxon repetidas veces. Hax siguió incesante su camino, a pesar de las obscenidades que ya decía el conductor.

Corría por la calle del big ben sin dirigir siquiera la vista al mismo. Tan solo ocupado de avanzar entre la muchedumbre. Pasó por delante de unas personas que trataban de hacer una foto y le capturaron a él en vez de la pareja. Pestañeo varias veces a causa del flash y a causa de eso no vio a un policía, que se hallaba más despistado que el propio Hax, y que sin querer fue empujado al suelo de culo.

- Mis sinceras disculpas, llevo prisa- Dijo sin detenerse.

El agente tardó en reaccionar unos segundos, viendo como los transeúntes le observaban con curiosidad, y descubrió que su agresor ya se marchaba; hizo sonar un silbato. Pero Hax empezó a correr, empujando a algunas personas a su paso. Él agente se levantó y fue detrás de Hax.

- Tengo un fugitivo en bridge street, se dirige hacía el puente- Dijo el agente a través del walkie-talkie- Es enormemente alto, pelo blanco, mayor... corre muchísimo-.

Hax corría entre la multitud lo más rápido que sus empujones le permitían. El agente estaba cada vez más rezagado. Pronto pudo ver el London eye, su objetivo. Aquella enorme noria sería el lugar de reunión con su contacto.

Justo delante había una carretera por la que circulaban coches, el semáforo estaba rojo para peatones. Estaba a punto de llegar cuando delante de el aparecieron dos policías, que estaban listos para golpear con sus porras. En vez de aminorar la marcha, Hax empezó a correr más y más rápido. Los guardias se miraron indecisos. No les dio mucho más tiempo a reaccionar, cuando estaba cerca de ellos Hax saltó muy alto y de cabeza mientras giraba, en una impresionante pirueta. Solo pudieron sorprenderse. Hax pasó por encima de ellos y aterrizó con una voltereta que le dejó de nuevo en pie, corriendo. Cruzó por la calzada, interrumpiendo el trafico que en ese momento ocupaba la vía. Se deslizó sobre el capo de un coche que a poco estuvo de atropellarlo y llegó al otro lado sin mayor complicación, encaminándose después hacía el puente. 

Habiendo perdido a sus perseguidores, Hax se dirigió hacía el London Eye, pronto llegó y cayó en que carecía de dinero. Se acercó al hombre que gestionaba los viajes.

- Buen hombre, ¿me permitiría usted pasar a la cabina sin pagar?- Preguntó con voz serena.

- Me está tomando por idiota, la entrada son veinte libras y cinco centavos señor-Replicó

- No llevo dinero-.

- Entonces, no puede pasar... aagh, por favor salga de la cola- Pidió.

- Tendré que ser más convincente pues...- Sonrió.

Hax cogió la mano del hombre al cargo.

- ¿Que hace...?- El hombre de pronto abrió mucho los ojos y abrió la boca, estaba como en otro mundo. Poco después cayó sentado.

Hax aprovecho para entrar a la cabina y se camufló entre la gente en el interior. El hombre que daba el ticket, enloqueció entonces...

- Todos vamos a morir... corred, poneos a salvo, el fin se acerca...- Gritaba.

Uno de los encargados se acercó a él y se lo llevó del lugar, sus advertencias se escucharon durante un buen rato, hasta que le obligaron a irse a descansar.

El encargado pidió disculpas a los clientes, y poco después la cabina comenzó a ascender.

Hax se fijó en la cabina en la que se encontraba, examinando a todos y cada uno de los viajeros, para averiguar cual era su contacto. Ninguno parecía sospechoso, eran gente de lo más normal. Hax confuso, se puso a mirar por la ventana las impresionantes vistas de las que disponía desde aquella noria. Londres era una hermosa ciudad, debía prevalecer.




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