—¡Alix! —ella dejo a un lado su meta de remover las luces del porche de su hermano. Girándose para ver a una de sus vecinas sosteniendo una bandeja en sus manos.
—¡Hola, señora Bellow! —Alix camino hasta ella para depositar un beso en su mejilla, a modo de saludo.
—Me alegro verte de nuevo por aquí, muchacha. ¿Por cuánto tiempo te quedarás con tu novio?
¿Novio? Alix estaba confusa, hasta que recordó que su amigo bien podía confundir a los del condominio, pensando que eran pareja. —Knox es un amigo. —aclaro, sin intención de que haya malentendidos—. Pero mi viaje es indefinido. —esa era una noticia que aún no compartía con Ryan. pero el único que regresaría al otro lado del país sería Knox, mientras ella, estrenaría su nuevo trabajo. Cerca de las personas que amaba, que era el principal motivo porque el que pidió un traslado.
—¡Eso será muy buen, linda! —Alix sonrió, asintiendo—. Quería darle estos postres a Sandy, pero ya que estas tu aquí —la señora extendió la bandeja en dirección a ella, quien la tomo, murmurando un agradecimiento—. Además, venía a invitarlos a la fiesta que realizaremos el día de mañana —para sorpresa de ella, la señora Bellow termino por guiñarle el ojo— Los esperamos.
—Creo que… —Alix divago un poco— estaremos ahí.
—Eso espero, Alix. Y trae a tu amigo también.
Alix regreso a la casa, luego de despedirse de su atenta vecina. Knox estaba cerca de la puerta, por lo que su oído capto que la invitación también lo incluía a él. Sandy y Ryan no tenían ninguna objeción. Por otro lado, Alix no tenía intenciones de ir, pero ninguno de los presentes toleraría que se quedara en casa, cuando la diversión constaba de salir a divertirse. La navidad era para disfrutarla, sin interrupciones, ni excepciones. Ni mucho menos por el temor a ver a alguien a quien no quieres.
Al salir de nuevo al frente de la casa, se encontraba nevando. Lo que dificultaba que Alix pudiera mover las luces. Un vientazo provoco que varias bellotas cayeran, impactando contra la cabeza de ella.
«Bien por ti, Alix. Siempre triunfando» ironizó. Ryan era un desastre, y si fuera decorador por trabajo y no por afición, seguro que moriría de hambre.
La nieve empezaba a caer con más intensidad, por lo que solo le restaba terminar de restaurar las luces y volver a ingresar a la casa. Necesitaba su dosis de chocolate caliente.
La rama estaba fuera de su alcance, y estaba a punto de gritar a alguien por ayuda, cuando un cuerpo se presionó contra su espalda, y le ayudo a terminar de guindar las luces. aunque en efecto, mañana volverían a estar en el suelo.
—Déjame ayudarte. —Alix se le entrecorto la respiración cuando se dio cuenta de quien provenía la ayuda.
Ren.