Alix estaba inquieta, sacudiendo su pie de un lado a otro. Knox refunfuñaba a su lado, intentando que se levantará y salir de una buena vez por todas de la casa rumbo a la pequeña celebración.
—¿A quiénes esperamos?
—A Ryan y mi cuñada. —Alix miro por enésima vez a las escaleras. Y como si sus plegarias fueran escuchadas, ambos descendieron de las escaleras.
Liv se quedaría a cargo de una niñera, aunque solo serían unas pocas horas. La pequeña esperaba con ansias que la noche pasara rápido para poder así, desenvolver los regalos que el señor Papá Noel colocó bajo su árbol.
—¡Vamos! ¡Quiero perrear! —bromeó Knox causando que Alix se uniera a la singular personalidad de su amigo.
—Sabes que debes comportarte ¿Cierto?
Knox hizo un puchero en dirección de Alix, mientras cruzaban la calle. —Me he portado bien todo el año, qué más da que ahora pueda divertirme un poco ¿Crees que Santa no me deje regalos?
—Sin duda eres el que encabeza la lista de traviesos.
Knox hizo un sonido lastimero. —¡Mira quién habla! —se acercó a ella para susurrar—. La que va a ligar esta noche.
—¡No haré eso! —respondió Alix más pronto de lo planeado.
—Y yo soy un santo ¿Verdad? —Knox le golpeo el hombro— deja de intentar reprimirte, Ali.
Ella no respondió. Ahora que su atención se dirigía la frente, se daba cuenta de la residencia en la cual estaría.
«Esto debe ser obra de Ren»
«Es mucha coincidencia en dos días»
Podía fingir que estaba molesta, pero al cabo, el gesto le parecía un lindo detalle.
Antes de que Ryan protestara, su esposa empezó a saludar a todos los conocidos en la entrada. Incluidos, los padres del susodicho que terminaba de cargar las ultimas cajas en el callejón en la parte de atrás. Él ya estaba enfundado en un traje formal, listo para ingresar a la sala.
Cuando entro, Alix se sorprendió de encontrar el espacio triplemente decorado con un árbol de navidad pre-iluminado que casi rozaba el techo, guirnaldas, luces de muchos colores y una música tradicional y bailable. En el pasado, ella conocía con lujo de detalles la casa, por lo que, en cinco años, las cosas habían cambiado mucho en el condominio.
Sandy señalaba entre susurros hacía unos asientos en el extremo más alejado de la habitación, casi cerca del patio, por el cual podrían escabullirse cuando esta reunión estuviera de lo más aburrida. Alix halo a su amigo, tomando algunos vasos de ponche. Ella sabía que no sería buena idea tomar «La mente se nubla», y de esa manera, estaba más propensa a hacer cosas que en su sano juicio, jamás se atrevería a hacer.
Como si fuera competencia, en el momento en que Ren entro a la sala. Alix ya iba por tercer vaso, riendo por cualquier tontería con su amigo. Ren la vio al mismo tiempo, chocado miradas en el medio de un salón con decenas de personas. Ella levanto la mano, saludándolo de lo más natural posible, antes de indicarle con su dedo índice que se acercara.
Ren no miro a ningún lado, pidiendo disculpas al pasar entre varios grupos. Alix se rio como loca, codeando a Knox quien sacudía su cabeza como un padre decepcionado de su retoño.
—¿Qué decías, Ali? —Knox murmuro, sabiendo de que cuando Ren se acercara lo suficiente, perdería la oportunidad de estar con su amiga—. Mas rápido tarda en caer un mentiroso que un cojo. —refutó—. ¿No que debías actuar como mi novia?
—¡Eres un mal mentiroso! Liv sabe engañarnos mejor que tú. —contraataco por última vez.
—Pensé que vendrías, Ali. —Ren se detuvo frente a ella, sonriendo de lado como un niño cuando obtiene su regalo favorito.
Ella levanto su vaso. —Jamás perdería esto.
Ren se rio, extendiendo la mano en dirección de Alix para arrebatarle el vaso. —Siempre has sido una mala bebedora.
—¡Oye! He adquirido nuevas habilidades. —exclamó, levantándose para quitárselo. Solo que sus movimientos fueron bruscos, provocando que bebida se agitara y cayera sobre la camisa de Ren— ¡Lo siento!
Ren actuó como si no hubiera ocurrido nada. —Si quieres otra bebida, puedo llevarte a la cocina.
Alix estaba preocupada, pensando que la bebida caliente dejaría una quemadura en el pecho de él, que acepto la propuesta sin pensar correctamente.
—Deja que limpie este desastre —Alix tomo un paño, pero en su intento de limpiarlo, Ren detuvo sus movimientos, sosteniéndola suavemente por la muñeca.
—Iré a cambiarme, estaré bien.
—Voy contigo… —ella abrió la boca para disculparse por el atrevimiento, pero Ren la cogió de la mano y la llevo escaleras arriba—. Creo que esto es una mala idea... —susurró-gritó, mirando a todas partes con la esperanza de que nadie estuviera observando la escena.
En su mente tenía una idea de la pinta que ambos tenían.
—Una mala idea es estar más tiempo separados, Ali.
—Eso fue porque tú lo quisiste. —increpó.
—Lo sé… —Ren lucia derrotado—. No sabes cuánto me arrepiento. —musitó, tomando la mejilla de ella para empezar a acariciarla—. Quiero hacer las cosas bien.
—Me alegro por t-ti. —su aliento se entrecorto, justo cuando Ren acortó la distancia entre ellos—. Creo que debo irme. —sin esperar una respuesta, salió despavorida por las escaleras.
—¡Espera! ¡Ali! —Ren salió de su estupor, siguiéndole los pasos.
—¿Qué quieres ahora? —comentó, dándose la vuelta. No quería hacer ningún escándalo, por lo que se estaba tomando con calma el hecho de que Ren miraba sus labios cada cierto tiempo.
Notaba el anhelo.
«No caigas»
—¿Tienes miedo de besarme? No es la primera vez. —Alix emitió un suspiro, dejando que Ren invadiera su espacio—. Tengo una propuesta alocada para ti.
—¿Así?
Ren empezó a sonreír, sin importarle que las miradas estuvieran detenidas en ambos. —Porque simplemente no me besas y hacemos un nuevo comienzo, Alix. —Ren esbozo una sonrisa, misma que aceleraba el corazón de ella.