De camino al instituto le termine contando a Colton sobre mi pesadilla, el muy pendejo sabe cómo convencerme. Después de mil maldiciones me hizo prometerle que volvería a pedir cita con Frank, mi psicólogo. Lo hice porque en serio lo necesito, las pesadillas van en aumento luego de que me mude de su apartamento a uno más pequeño ubicado a unas cuantas cuadras del suyo, la ubicación se debe a que él me ayudo a buscarlo después de reñirle un largo tiempo que no me mudaría ni al lado ni al frente del suyo porque necesitaba independizarme.
Colton, aunque me duela admitirlo, tiene una vida y no quiero ser un estorbo en ella. Sé que no le molesta en lo absoluto cuidar de mi, pero últimamente me he dado cuenta que no le he conocido novia porque se abstenía de llevarlas a casa, todo para no incomodarme y eso me hace feliz de alguna egoísta manera porque sé que se preocupa excesivamente por mi. Pero el merece tener una vida, ser feliz y que todo no gire en torno a su mejor amiga hastiada de problemas.
Al llegar al instituto me acompaño a mi casillero, esta ubicado en el segundo piso a mano izquierda subiendo las escaleras, es inevitable no sentir pereza cada vez que recuerdo donde esta mi puñetero casillero, y más a primera hora del día. Colton en todo el camino no ha hecho más que tratar de convencerme para ir a una jodida fiesta, ya me tiene harta el pendejo.
- Vamos, Beth. Sera divertido.- Insistió por milésima vez.
- No, Colton. Te he dicho centenares de veces que puedo ir al mismísimo infierno por ti, pero cuando se trata de fiestas creí que ya había quedado más que claro que es un contundente no.- Dije mientras buscaba mi libro de historia- ¿Por qué no me invitas a jugar al Xbox? y así poder patearte el trasero, como siempre lo he hecho.- Guardando el libro en mi bolso, junto con todo lo necesario para la clase de historia con el profesor Silvester, cerré mi casillero y finalmente me gire para encararlo. Encontrándome con una mirada de cachorro a punto de ser abandonado en el basurero.- No, Scott. No vas a convencerme con esa puñetera mirada nuevamente, la ultima vez que me convenciste con ella termine limpiando mierda.- Le reproche pasandole por un lado dirigiéndome a mi clase. Lo sentí seguirme enseguida.
- No seas aburrida Morgan, piensa que podrás liberar el estrés y olvidar todo por un momento.- Dijo con esperanza y una pizca de picardia retumbando en su voz.- Hazlo por mi, sabes que no ire si no lo haces tu, querida Beth. Y de verdad ansío ir.- Esto ultimo lo dijo con una añoranza filtrándose por sus acaramelados ojos. El pendejo me esta ocultando algo.
- Suelta renacuajo, quién es la afortunada de que estés aquí tratando de convencerme de ir a una fiesta sabiendo que la respuesta es negativa.- Me detuve abruptamente, ocasionando que chocara conmigo, preguntándole sin anestesia. Lo oí reírse y allí supe que estaba super colado por esa chica, lo conozco demasiado como para saber que no me insistiría si la chica no valiera la pena, y definitivamente ahora no puedo negarme a dicha petición.
- Me conoces tanto como yo a ti pequeña.- Dijo abrazándome. Luego de separarse tomo mi mano y terminamos de llegar al dichoso salón de clases y agradezco no haber llegado después del Sr. Silvester.- Te pasare buscando a las 9:00pm, ponte bella- Dijo guiñando y dedicándome una sonrisa ladeada que a cualquiera se le hubieran mojado las bragas. - Sabes que te amo infinitamente, Beth. No te dejare sola en la cueva del lobo, lo prometo.- Dijo para acto seguido darme un sonoro y dulce beso en la mejilla.
Él sabia perfectamente la razón del por qué aborrecía las fiesta. Esta tiene nombre y apellido, Ethan Donovan, alto, cabellera azabache, cuerpo perfectamente trabajado y proporcionado, hermosos ojos grises como la más obscura tormenta y una maravillosa sonrisa que por un tiempo me tuvo completamente cautiva. No mal interpreten, no rompió mi corazón y mucho menos ha dañado mi integridad física o psicológica. Simplemente detesto estar cerca de él, odio su egocentrismo infinito y la manera en que las chicas babean por él, odio la seguridad en si mismo que tiene, y la verdad el pobre jamás ha hecho algo para merecer mi desprecio. En un tiempo estuve suspirando por él, pero ya eso es pasado y el pasado se pisa, quema y se bota.
Donovan siempre asiste a las fiestas del campus y fura de el, por eso siempre las evitaba a toda costa. No pregunten el por qué de dicho sentimiento de aversión hacia él, porque no sé cómo carajos explicárselo.
- Confío en ti. Pero debes saber que si te pierdes por más de 2 horas me iré Colton. Si eso llegase a suceder, serán muchas las Nutellas que tendrás que darme para que logre perdonarte.- Dije mirándolo señalándolo con mi dedo indice severamente.- Te amo, y mereces tener una vida fuera de mi burbuja. Solo por eso me apiadare de ti, renacuajo.-
- Por eso es que eres la mejor amiga de todo este maldito mundo Beth.- Dijo con ese brillo de alergia que solo se puede apreciar en un niño cuando se le da un dulce o un juguete nuevo, de verdad tengo que conocer a la chica que tiene a mi pequeño Colton tan derretido de amor.- Te besaría, pero eres fea y no eres mi pequeña flor.- Me reí ante su confesión, de verdad amo a este loco de mierda.