Capítulo 12

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Hana

Nuevamente me encontraba en el auto con mi madre, esta me había traído como parte de mi castigo a hacer muchas compras. Luego de lo que sucedió el fin de semana mi madre se percató de mi nula presencia en la casa a la mañana siguiente y luego de una búsqueda intensiva se encontró con la maravillosa sorpresa de que su hija de dieciséis años se hallaba media borracha en su habitación. << ¡El trato era no tomar!>> gritó mi madre recordando la charla que habíamos tenido ese día por la mañana. Mi madre se lo había tomado muy enserio y me había castigado.

— ¿Crees que allí vendan el tipo de salsa que estamos buscado? – le miré un poco cansada. Habíamos pasado toda la mañana en el auto, desde que nos mandaron la alerta que suspenderían las clases por causa de fumigación, mi madre lo vio como el momento perfecto para llevarme a hacer compras con ella.

— No lo sé mamá – contesté con honestidad – si no preguntas nunca lo sabrás… - esta me miró no muy divertida por mi comentario. Ambas nos bajamos y entramos a la pequeña tienda. A pesar de no estar tan lejos de casa jamás la había visto en mi camino.

Entramos al lugar, mi madre se fue directo en búsqueda de sus amados ingredientes mientras que yo me puse a tomar chucherías y golosinas. A los pocos minutos, mamá apareció detrás de uno de los anaqueles con una sonrisa en los labios, había encontrado lo que buscaba.

— ¿Puedo llevar esto? – dije refiriéndome a la pequeña pila de chucherías que tenía en mis manos. Esta me dio una mirada sería, pero asintió al final. Llegamos al mostrados donde se encontraba una chica, esta podía tener la misma edad que yo o tal vez menos, no dijo mucho y empezó a escanear las cosas que íbamos a llevar.

— ¡Qué maravilla de lugar! – dijo mi madre de repente. – he estado buscando este producto por más de cuatro tiendas y no podía creer que no lo encontraría.

— Que bien señora –contestó la chica sin ánimo alguno aun marcando los demás productos. – serían 11,730 ₩. – mi madre empezó a buscar en su cartera. La chica se veía un poco aburrida de estar allí.

— Cariño – chilló – deje mi billetera en el auto. – espérame un segundo. Asentí. - saldré un segundo.

—Esta bien — dije sin darle más importancia.

— ¿Está intentando algo señora? – mis ojos y los de mi madre se posaron el a la niña que estaba frente a nosotras. – Porque si es así tendré que llamar a mis jefes.

— Se le ha quedado la billetera en el auto, no es como si nos queremos llevar la mercancía sin pagar. – dije malhumorada.

— Qué extraño que vengan a una tienda y mágicamente se les pierda el dinero, ¿no?

— ¿Estás sorda? Qué rayos te sucede – Grité realmente molesta. – Mamá, no vamos a comprar nada si esta niña sigue diciendo que nos queremos robar todo. – mi madre miró a la chica y luego a los productos que estaban en el mostrador.

— Cariño… hemos pasado toda la mañana buscando esto. – Me recordó mi madre.

— No voy a permitir que nos ofendan por unos estúpidos productos. – La mujer reprobó mi vocabulario.

— ¿Qué sucede aquí? – una voz masculina se unió a la conversación. De todas las personas en el mundo a él era el que menos me esperaba y a juzgar por su reacción yo tampoco estaba en su lista de personas favoritas.

— Esta chica y su madre están intentando llevarse esto sin pagar – sentenció la chica. Sentí como mi sangre hervía por sus palabras.

— Controla a tu empleada – chillé. – mi madre se dejó la billetera en el carro y solo iba a ir por ella. – estaba muy alterada. – no permitiré que me intenten humillar y mucho menos a mi madre.

— Cariño – la mujer a mi lado tomó mi brazo en señal que me calmara un poco. – Jovencito – habló mi madre. – esta niña nos ha llamado ladronas, pudimos habernos ido, pero realmente necesitamos un producto que ustedes venden y por eso queremos arreglar las cosas con tranquilidad. – Taehyung agachó su cabeza en señal de respeto a mi madre.

— Disculpe el mal entendido – dijo levantando la cabeza. – le pediré que por favor escoja el producto que deseaba llevar y lo tome como una disculpa de nuestra parte. - Negué con la cabeza. No maldito Kim ¿Quién se creía? No necesitamos nada de ellos, eso solo alimentaría el hecho que nos están haciendo un favor.

— ¿Estás seguro? – preguntó mi madre.

— Si, se lo pido – es lo mínimo que podemos hacer luego de este penoso mal entendido. Mamá tomó la salsa y le agradeció a este. – disculpe. – mamá se adelantó y se fue directo al auto. Seguramente se sentía muy incómoda por todo esto. Cuando esta entro al auto saqué unos billetes de mi bolsillo y los estampé sobre el mostrador.