Capitulo 1: Lechuza en Naranja
El día 26 de agosto, la pequeña Yermione brincaba a la cuerda en un caluroso día de verano, en cada salto que daba; su alborotado cabello saltaba junto con ella, mientras que su hermana giraba la cuerda y cantaba una extraña canción que iba:
"Tengo, tengo, tengo, tú no tienes nada, tengo tres ovejas, en una cabaña.
Una me da leche, otra me da lana, otra me mantiene toda la semana"
Así se la llevaban mucho tiempo hasta llegar a cansarse. Era sumamente temprano, entre ellas siempre se despertaban cada vez que la otra se levantaba y no podía reconciliar el sueño, ese día era la ocasión, ya que era el cumpleaños de Yermione, y estaba emocionada por su desayuno de cumpleaños.
—¡Hey, niñas! —Exclamó una mujer desde dentro de la casa —¡Es hora de desayunar!
Las pequeñas se miraron entre sí, emocionadas. Hicieron unas carreras sin decirlo, perro como siempre; terminó perdiendo Yermione.
Al entrar, ambas se sentaron inmediatamente en el comedor, esperando impacientemente el delicioso desayuno que preparaba su madre cuando era su cumpleaños de alguna de las dos. Era algo sumamente importante y excitante, y mas si se trataba del cumpleaños número once de Yermione.
—¿Por qué hoy decidieron levantarse tan temprano? —Preguntó la mujer.
—No podía esperar más en que fuera mi cumpleaños, Hermione pudo dormir más que yo, pero sinceramente no resistí tanto como ella, ¡estaba sumamente impaciente!, así que decidí levantarla, no pude dormir, y eran casi las 6 de la mañana —Dijo Yermione tan rápido, que pudo notar que su madre estaba algo mareada de la velocidad de sus palabras, se hizo un pequeño silencio, ya que la mujer estaba reflexionando lo que la acababa de decir Yermione hace ya unos momentos.
—Bueno, espero que al rato no te estés cayendo de sueño, ya que me ayudaras a preparar las cosas para tu fiesta de al rato.
Yermione frunció la frente, no le agradaba la idea de que le hicieran una fiesta de cumpleaños, ya que sufrió una pequeña trauma en su cumpleaños número ocho.
—¿A fuerzas tienes que hacerme una fiesta? Tía, no es necesario, desde la última vez que paso aquello, ya no han sido todos los años iguales, es mejor que ahorres todo aquello en alguna otra cosa útil que en mi —Replicó Yermione —. Se que sonare desagradecida. Enserio, me siento muy afortunada de que puedas darme todo esto, y lo agradezco de todo corazón, pero te lo ruego, no lo hagas.
Su tía le dio una mirada llena de revoltosos sentimientos, los cuales Yermione no logro identificar, no hasta escuchar su voz decir:
—Se que te asusta esto —Posó su mano en el hombro de la menor —, pero prometo que no volverá a pasar, aquella vez fue mi error haber invitado aquella niña grosera, pero...
—No, no, eso no es el problema —Interrumpió Yermione de repente —. Solo, ya no quiero que hagas más fiestas para mi, tía, mejor hay que hacerlas para Hermione, ella las merece más que yo, no me sentiré mal, al contrario, me sentiré muy feliz.
Hermione solo miraba como conversaban ambas, sus ojos iban de aquí allá, como si se tratara de un juego de ping-pong. La mujer suspiro, rendida de haber perdido la batalla contra una niña con ya once años.
—De acuerdo, pero solo con una condición —Dijo rápido, antes de que la de anteojos hablara —. Que hoy sea tu última fiesta, ya compre las cosas para tu pastel, y los adornos para la sala, y no quiero que eso se vaya a la basura.
—De acuerdo. Lo haré —Terminó cediendo.
Después de eso, el desayuno transcurrió tranquilo, ambas niñas jugaban con la fruta de la comida, haciendo sonrisas con trozos de melón, ojos con pasas y el cabello con tiras de tocino, bueno, en el caso de Hermione, ya que su hermana decidió hacerle una nariz con un gran pedazo de manzana, cogió una gran cucharada de yogures de fresa y durazno, se los esparció por la supuesta nariz, haciéndola lucir como si estuviera llena de mocos rosas y naranjas. Hermione hizo una curiosa cara de asco junto con una sonrisa, Yermione simplemente tomo los "mocos" y se los llevó a la boca. Un "¡Iuuuuk!" soltó Hermione al ver aquella acción. Ambas rieron mientras disfrutaban de aquello, hasta que de repente.
¡Splash!
Una gorda lechuza gris entro por la ventana repentinamente, para después chocar contra la jarra de jugo que estaba frente las niñas, derramando y salpicando todo a su paso, incluyéndolas.
—¡Pero qué caraj..! —Exclamó Yermione.
—¡Esa boca jovencita! —Le regañó su tía, antes de que terminara de decirlo señalándola con la espátula que estaba utilizando para voltear los hot-cakes.
La lechuza seguía agitando sus alas desesperadamente, salpicando de jugo, Yermione tomo al ave con las puntas de los dedos, rápidamente se levanto de su silla con la lechuza, corrió hacia la ventana y la soltó en la orilla de ésta, se sostuvo de pie ahí para después salir volando por donde vino.