Capítulo 30~ ¿El final de todo?

“Toda historia tiene un inicio y un final y esta no es la excepción, el inicio ya lo sabemos y el final estamos por averiguar cómo será, porque existen principalmente dos tipos de finales y puede que este sea un poco doloroso.”

Estaba cansada no había podido dormir en toda la noche, tan solo cerraba los ojos unos minutos y recuerdos del pasado venían a mí, en cada uno de ellos estaban Bahadir y Cato de tal manera que las lágrimas salían una tras otra, los extrañaba y necesitaba demasiado.

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Recuerdos

• Cato, ven vamos.
• ¿Cato? —pregunto un Bahadir pequeño. —suena a gato
• Me vale, es el nombre que le he puesto, es mi perro no el tuyo.
• Es nuestro, hay que ser compartidos, siempre he querido una mascota y mis padres no me dejan, que, porque dicen que no me cuido ni a mí mismo, menos a una mascota.
• Concuerdo con tus padres.
• Lütfen sayin— Por favor sayin.
• Bien, pero me ayudaras a cuidarlo.
• Por supuesto, yo jugare con él y tú te encargaras del resto.
• Oye eso no —quiso protestar la pequeña pero su mejor amigo no la dejó.
• Vamos Cato—comenzó a correr por el patio con el cachorro detrás de él.

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Habían estado ahí desde siempre, en mis mejores y peores momentos, siempre estaban los dos ahí para hacerme reír y cuando Bahadir se fue Cato fue quien estuvo ahí, fue el único que me hacía compañía y ahora justo cuando más los necesito no están.

Reviso la hora y son las ocho de la mañana, decido levantarme y ponerme ropa deportiva para salir a correr tal vez eso haga que me tranquilice. Antes de salir caliento un poco en el patio. Al principio todo va bien los recuerdos dejan de aparecer en mi mente como si fuera una película, sin embargo, cuando estoy de regreso a casa paso por el parque y recuerdo la vez que vine con Peter y Cato, ese día fue el primer día que volvía a sentirme bien, en el que fui feliz después de tanto tiempo, haciéndome sonreír con tal recuerdo y luego vino otro que era de más tiempo atrás.

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Recuerdos

• No entiendo porque te encanta venir a correr tan temprano, a esta hora no hay nadie despierto.
• Claro que sí, nosotros tres estamos despiertos.
• Cierto, aunque Cato y yo venimos a fuerzas, por nosotros seguiríamos dormidos.
• Sayin, te recuerdo que fuiste tú quien me dijo que hacer este tipo de actividades me ayudaba con mi salud, que por cierto tenías razón, porque me he sentido muy bien estos días.
• Sí, pero nunca dije que lo tenías que hacer a estas horas.
• Son las siete de la mañana no seas exagerado, además a esta hora el clima es perfecto y no hay tanta gente.
• Senden nefret ediyorum. — te odio.
• Tabii ki hayır, beni seviyorsun ve bunu biliyorsun—“claro que no, me amas y lo sabes”
• Ay aja. —dijo sonriendo.
• Por eso es que me acompañas todos los días a correr.
• Como yo no hay ninguno, deberías agradecerme, es más como agradecimiento te toca hacer el desayuno.
• Claro que no.
• Si.
• No. —voltea a verme con una sonrisa de diversión por lo que se su próximo paso— ni se te ocurra hacerlo Bahadir.
• El último en llegar le toca cocinar. —dice antes de comenzar a correr más rápido— vamos Cato hay que ganarle a sayin.
• No, oigan espérenme.

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Los ladridos y las risas retumbaban en mi cabeza y la primera lagrima resbala por mi mejilla, era algo que por más que quería dejar de hacer no podía, me volvía a sentir como años atrás después de la muerte de sayin, con la única diferencia que esta vez sí estaba completamente sola, pues la única persona a la que le tenía la confianza de verme así, lo dañe demasiado la última vez que lo vi y sé que está molesto conmigo, por lo que no me atrevía a hablarle, especialmente porque no quiera dañarlo más de lo que ya lo había hecho, no podía volver a meterlo a este mundo de mierda en el que estaba, cuando él estaba en uno en donde era feliz.

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Al llegar a casa me ducho y me pongo ropa limpia, voy a mi escritorio y tomo mi laptop, comenzando a escribir, específicamente comienzo a escribir cartas, una para mis padres, para mi tía, las cuales se las mandaría por correo, para mis amigos y la que más me dolía, para Peter.

Al terminar las cartas me levanto y me dirijo a donde se encuentra la cama, tomo un frasco que estaba en mi mesita de noche y camino hacia al baño, una vez ahí me siento en el suelo, destapo el frasco y vierto todo el contenido en mi mano, sabía que estaba nuevo, pues había ido yo misma con mi abuela a comprarlo y en un momento de descuido de ella decidí tomarlo.

Por unos minutos mire mi mano como aquella vez con la esperanza de que el llegara a detenerme, sin embargo, sabía perfectamente que esta vez no pasaría así que sin pensarlo ni un minuto más, lo hice.

Tome todas las pastillas.

Esperando la reacción de mi cuerpo ante tal acción.

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Peter

Habían pasado días desde la última vez que vi a Dana y no fue de la mejor manera, habíamos discutido y además que desde que llegue no tenía un buen aspecto, quería llamarle, pero una y otra vez me recordaba que habíamos dejado muy en claro que no queríamos volver a vernos, sin embargo, hoy no puedo más con la angustia por lo que termino decidiéndome en ir a verla, por lo menos saber que está bien.