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C A P Í T U L O 19:
DE CIENCIAS Y OTRAS FIESTAS
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“ No todo lo que brilla es oro y no todo lo que sientes o cree es lo correcto, por eso siempre debes de escuchar a tu voz interior.”
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“Atención a todos los alumnos participantes en la etapa local, se les requiere en la explanada principal para anunciar los resultados finales de las prueba; si se menciona su nombre y no aparecen para aceptar el título quedarán eliminados al instante y el lugar pasará al siguiente puesto.”
El parlante vibraba debido a los altos decibeles, tan pronto como mis primos y Tamara terminaron de oír las instrucciones se levantaron de la banqueta donde comíamos los emparedados que nos hizo mi tía Cecile. Nomás me dió tiempo de zambullirme un bocado más cuando fui arrastrada (estando ya acostumbrada) por los susodichos.
En el trayecto nos encontramos con los otros compañeros de la escuela, aquellos que nos riñeron por ganarles y que al final no sus intenciones no eran tan impuras ya que en estas últimas semanas se esforzaron mucho para sus nuevos exámenes al punto de que también deseo que les vaya bien.
—¿Tenemos que estar juntos a la hora del anuncio? —preguntó la chica de mi grado.
—No creo que sea un requisito —dije guardando lo que quedaba de mi comida en el topper—, pero no está de más juntarnos.
Nuestra relación distaba de ser fraternal o de compañerismo, no obstante,
—Va —repuso y los otros dos le acompañaron.
En mi grupito nadie repeló siguiendo mis palabras así que apretamos el paso ahora como seis, llegando en breve al sitio correspondiente.
Era la cancha multiusos de la Unidad Deportiva Municipal, parecida a la nuestra con la diferencia de que aquí sí habían gradas, para nuestra sorpresa dichas gradas relucían pequeños carteles que nos invitaban a reunirnos en grupos a la espera de la ceremonia de entrega.
Los exámenes los realizamos en medio de la chanca, que era enorme, solo dividida por paredes negras movibles. Al ser una competencia local el número de asistentes no rebasan los cincuenta alumnos dado que no todas las escuelas mandan a sus estudiantes y de hecho muy pocos abarcan todas las asignaturas disponibles; a lo mejor esa era la razón de que los organizadores se sacaran de onda al tener que poner seis lugares a diferencia de los otros que a lo mucho tenían cuatro.
Sentados observamos atentamente los movimientos de adultos que iban de un lado a otro colocando el sistema de audio para proseguir con la proclamación, detrás de un una larga mesa colocada de forma horizontal y vestida con un mantel vino yacían las sillas de las personas “distinguidas”, las cuales consisten en los nombres de los directores de cada plantel educativo resultando en ocho lugares.
Eran tres mujeres y cinco hombres bien vestidos, se nota que usaban bien los recursos estudiantiles en ellos.
Los primeros seis poseían un folder beige mientras que el penúltimo sostenía el micrófono y el del final se entretenía con su cel sin mucho interés a su alrededor.
Vaya don, ojalá ese fuera mi estado no que, pese a que en el exterior aparentaba desinterés, lo cierto es que tenía los nervios a todo lo que dan; nunca me había esforzado tanto en mi corta vida, y el hecho de ya haber creado un sin fin de planes para la etapa estatal: el hospedaje en el hotel, las comida, los premios, el no tener que preocuparnos por las próximas calificaciones, en resumen, el perder aquí arruinarían todos nuestros objetivos, lo cual no es nada bonito.
—Buenas tardes a todo el alumnado —curiosamente a quien le tocó el micro fue a nuestro director—. Gracias por su disposición en la convocatoria, estos eventos son por y para ustedes así que nos complace saber que esta edición cuenta con el mayor número de jóvenes con un total de cuarenta y nueve.
Ah, le hubieran dado el aparato a alguien menos chorero(1), su parloteo duró un rato más entre agradecimientos hasta a los mosquitos que nos zumban en los oídos y comentando la importancia de estos concursos para incentivar la educación lúdica en el nivel medio superior.
Puro bla, bla, bla.
Gracias al cielo el apático director dejó su celular para darle un codazo al nuestro y traerlo a la realidad.
—Oh, una disculpa jóvenes —no quiero sus disculpas, ¡deme mis resultados!—. Sin más dilatación los representantes del área local en la olimpiada de conocimiento para las seis materias son —siento un agarrón en ambas manos, para variar se trata de mis hermanos, quienes temblorosos se aferran a mí. De soslayo captó a Tamara quien igual ciñe su mano con la de Elodie y girando al otro lado me asombra ver la mano de Christian entrelazada con la de una chica del otro grupo. La emoción, supongo—: Irene Flores Bautista, Christian Bautista-Delors, Elodie Bautista-Delors, Tamara Alanis Lopéz… —mis orejas dejan de recibir frecuencias pues los gritos de mis chicos junto con los míos se apoderan de ellos, nos levantamos y celebramos entre abrazos y vitoreos.
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Editado: 21.06.2024