Aquí empieza esta aventura.
Espero que lo disfruten ❤
Si estas leyendo esto, gracias.
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Lunes 6 de enero del 2019
El horrible ruido de mi despertador sueña por toda la habitación. Con toda la flojera del mundo lo apago y me levanto.
Primer día de clases.
Primero de preparatoria.
¿Estoy lista? Claro que sí.
Me meto a bañar poniendo a todo volumen reggaetón. ¿Qué mejor forma de empezar el día que escuchando música?
Salgo varios minutos después y me visto. Una falda de cuadros blancos, con una camisa negra de manga larga, medias y botas.
Término de peinar mi cabello castaño claro, ondulado. Nada fuera de lo común. Y salgo de mi habitación.
—Señorita Emma, su familia la espera en el comedor — Sara, una señora mayor de unos 50 años, que ha trabajado para mi familia desde que tengo memoria.
—Gracias, Sara — agradezco y bajo hasta llegar al comedor.
La casa es bastante grande, aún me sigo perdiendo por aquí. Adoro mi casa, pero a veces necesito un lugar más pequeño y menos... Ostentoso.
Al llegar a el comedor veo a mis hermanos; tan feos como siempre —noten el sarcasmo — y a mis padres. Todos tienen una gran sonrisa.
—Buenos días Em — habla mi mamá al verme.
—Hola mamá, hola papá, chicos — saludo.
—¿Emocionada? — pregunta Tyler.
— Estaría más emocionada si yo pudiera conducir a la escuela y no un chofer — sonrió falsamente. Como siempre lo hago, no recuerdo la ultima vez que sonreí de verdad.
—¿Otra vez? Ya hablamos de esto princesa — dice mi papá. Ruedo los ojos.
—Perdón— susurro.
Empezamos a desayunar como de costumbre. Todos reímos como una familia normal. El ambiente cálido de la casa solo se ve afectado cuando se me ocurre hablar sobre carros. Mis hermanos los aman tanto como yo, pero a diferencia de ellos, a mí me prohíben conducir.
De vez en cuando voy a carreras junto con ellos, a escondidas, por supuesto. Mis padres nos matarían si se llegan a enterar que ellos me llevan. Y me mataría el doble si supieran que yo compito. De vez en cuando, pero lo hago.
—Buena suerte chicos— dice mi mamá. Salimos de la casa con dirección a la escuela.
—Em, deja de insistir con el tema de las carreras, ellos van a sospechar — me regaña Mateo, más conocido como Teo, en el carro.
—Claro que no, si sigo insistiendo pensaran que los obedezco y que sigo sin conducir — sonrío victoriosa.
—Ella tiene un buen punto — comenta Thomas, más conocido como Thom.
—Joder, quiero un carro propio — me quejó.
—Sabes que eso jamás pasará, pequeña — comenta Tyler, más conocido como Ty.
Mi padre, al enterarse que conducía, movió todos sus contactos para que ningún carro pueda estar a mi nombre, así que es imposible que yo tenga un carro.
—Lo sé — ruedo los ojos — Odio que esto tenga que ser así, dicen que la mayor carga por el apellido esta en Tyler, pero... ¿Qué hay de mí? ¡Soy la más afectada en todo esto! Por ser la única mujer tengo que seguir los estereotipos, lo odio.
—Ve el lado positivo, por ser la única mujer eres la favorita — dice Thom riendo
Solo me molesto en rodar los ojos y seguir viendo por la ventana. Odio esto. Amo a mis padres, pero evitar que haga lo que me gusta es cruel. Demasiado cruel. Esto no es vida, fingir ser alguien que no soy. Fingir ser perfecta no es algo que quiero ser... Pero eso cambiara este año. Lo se.
Llegamos a la escuela después de pasar a dejar a Tyler a su Universidad. Lo primero que veo son a todos los estudiantes volteando a ver la camioneta característica de los Miller. Negra con cristales polarizados. Odio toda esta atención solo por mi apellido.
—¡Em! — grita Dani al verme bajar.
—¡Dani! — grito igual y la abrazo.
No nos vimos en todas las vacaciones, me fui a Londres, Inglaterra con mi familia y mis abuelos paternos. Extrañaba a esta loca. Mi mejor amiga sabe mi amor por los carros y me apoya. Ella me cubre cada vez que voy a competir y por eso la amo más.
— Bueno, yo estoy pintando, ya entendí — dice Jackson.
—Jack— lo abrazo.
—¿Creciste? Te veo más alta... A no, espera, traes botas con tacón, enana — ríe y ruedo los ojos con una sonrisa.
— Cállate, jirafa.
Sí, no se me ocurrió otro apodo. Jack mide 1.93 y es demasiado alto para mí. Mido 1.60, soy un pitufo a su lado.
—¿Qué clase te toca? — pregunta Dani.
—Umm... Mate ¿A ti?
—Igual.
—A mi igual — contesta Jack — ¿Qué taller vas a elegir?
—Fútbol — respondo encogiéndome de hombros.
—Pensé que vendrás a Artes conmigo — Dani hace un puchero.
—Lo siento, necesito hacer algo de deporte.
—Me alegra que vayas a estar conmigo y con tus hermanos — comenta Jack.
Lo olvidaba. En los talleres juntan a todos los grupos.
—¡Llegaron los hermanos Miller! — grita una chica al notar a mis hermanos. Los genes de la belleza transitan por nuestra sangre.
—Hola chicas — saludan coquetamente y yo pongo cara de disgusto.
Ver a mis hermanos ligar no es lo mejor del mundo. Son parte del grupo popular de la escuela y son deportistas. Y yo, solo soy popular por mi apellido y eso me molesta.
Podría ser popular por las carreras...
—La menor de los Miller — comenta un chico alto, cabello rubio y ojos azules, nombre; Matt.
—Hola Matt — saludo amablemente.
—Cada día te pones más linda ¿Cómo haces eso?
—Buenos días, Matt — llega Mateo poniendo una mano en mi hombro dándole una mirada fría a Matt.
Joder, no lleva ni 5 minutos hablando conmigo.
—Hola Mateo — saluda este —Nos vemos luego, muñeca — me guiña un ojo.