Yo Lo Hice

Capítulo 4

Verónica  

Después de tanto esperar había llegado el momento de volver a la escuela. Había guardado reposo en mi casa por dos semanas y tenía mucho veneno almacenado en mi interior.  
Me desperté temprano y empecé a arreglarme lo antes posible. Mi cabello no necesitaba mucho para verse bien así que simplemente lo cepillé y me hice una coleta alta. Me esmeré mucho en mi maquillaje porque quería lucir perfecta. Toda la atención iba a estar puesta en mí cuando llegara.  
La noticia de mi ataque sorprendió a muchos y alegró a otros. Era hora de ir a demostrarle a todos que seguía siendo la reina de la escuela. 
Fue raro para mí estar en casa todo el tiempo, porque no estaba acostumbrada a eso, por eso estaba feliz de volver a mi rutina. Seguía usando vendas blancas en la mano y en el pecho y tomaba pastillas para el dolor todos los días, pero lo importante de toda esa experiencia era que seguía con vida. 
Mi papá insistió en llevarme a clase en su auto así que me subí con él y pasamos recogiendo a Rebecca. Ella me recibió con una sonrisa frente a su casa y las dos nos abrazamos llenas de emoción. Éramos amigas de toda la vida y lo que le pasaba a una siempre le afectaba a la otra. 
Mi papá se estacionó frente a la escuela y Rebecca y yo nos bajamos y comenzamos a caminar. Los estudiantes iban y venían. El uniforme de las mujeres  era una falda azul con una camisa blanca y para los hombres era pantalón negro con camisa blanca. Faltaban pocos meses para que culminara el año escolar. 
Aún faltaban diez minutos para que comenzaran las clases, así que Rebecca y yo podíamos ponernos al día. 
–¿Novedades? Algo que deba saber –pregunté mientras avanzábamos por el pasillo. 
Ella siempre llegaba a visitarme a mi casa, pero no hablamos demasiado sobre la escuela, ni sobre Roxana. No quería oír nada sobre ella. 
–Los chicos quieren hacerte una fiesta de bienvenida en casa de Dexter, compraron comida e incluso oí que iban a decorar. Te invitaran casualmente por la tarde, actúa como si estuvieras sorprendida –me informó Rebecca. 
–Vaya, no esperaba eso –admití. 
–Ah y Roxana ha estado muy sonriente últimamente. Es evidente que tu ausencia le caído de maravilla. Me costó mucho no arrastrarla por el piso. 
Era muy raro que ella sonriera. 
–A mi también me costó mucho la espera, pero ya estamos aquí. ¿Trajiste la memoria? 
Rebecca me enseñó su cadena y vi que en realidad era una memoria. 
–Ni siquiera imagina lo que le espera –dijo Rebecca con malicia. 
Por algo éramos mejores amigas. Ambas chocamos puños y entramos a nuestra sección sonriendo. Nadie sabia que iba a llegar así que mis compañeros de clase se sorprendieron y algunas chicas se acercaron para abrazarme. 
–Me da mucho gusto que hayas vuelto –dijo Lucy después de abrazarme. 
Lucy era morena y tenía un cabello precioso que le llegaba hasta la cintura. Era una de las pocas chicas que no eran hipócritas conmigo. 
–Muchas gracias Lucy. 
–¿Cómo sigue tu herida? –preguntó con curiosidad. 
–Aún no ha sanado del todo, pero estoy tomando medicación. 
Miré por encima del hombro de Lucy mientras ella me hablaba, pero no vi a la mariposita rara por ningún lado. Le tenía muchas ganas a esa chica. Cada vez que la herida de mi pecho me dolía me acordaba de ella.  
A Rebecca y a mí no nos gustaba sentarnos en frente porque no queríamos que los profesores nos prestaran demasiada atención, así que preferíamos sentarnos en medio. Me puse cómoda en mi asiento y empecé a jugar con una pelota antiestrés. Podía sentir que ella apunto de llegar, tenía un fuerte presentimiento. Y así fue. Roxana apareció en la entrada mientras todo el salón estaba distraído. La vi en cuanto atravesó la puerta, pero ella no miró en mi dirección. Era muy raro que ella viera a alguien a los ojos, siempre solía ver hacia abajo. 
Roxana caminó directo a su asiento en completo silencio y nadie le prestó atención, pero yo sí. A ella le gustaba estar en la última fila y no solía hablar con nadie aunque era bastante participativa en clases. La sangre hervía en mis venas de solo verla. Cualquiera diría que ella no era capaz de matar ni a una mosca. 
Las dos estudiamos juntas desde primero de secundaria y aunque nunca fuimos amigas porque yo siempre estaba con Rebecca, tampoco éramos enemigas. Siempre fue una chica inteligente y solía admirarla mucho, pero las cosas cambiaron por completo con el paso del tiempo. 
Dexter llegó en el último segundo como de costumbre y se sentó frente a mí luego de guiñarme un ojo. El timbre sonó en cuanto él tomó asiento y el profesor de matemáticas no tardó en hacer presencia. 
El profesor Javier tenía más de cuarenta años y siempre llegaba con ropa formal. No tenía nada en contra de él, sin embargo odiaba la clase de matemáticas con todas mis fuerzas, prefería mil veces cualquier otra clase. El profesor hizo una pregunta a la que ni siquiera le presté atención y la única en responder fue Roxana. Típico.  
–Muy bien Roxana, me alegra saber que al menos alguien estudió –la halagó el profesor. 
Ella se limitó a bajar la vista y yo rodé los ojos. Roxana era la favorita de muchos profesores y por eso no era del agrado de muchos de mis compañeros. Le eché un vistazo al reloj de la pared y comprobé que nuestro sufrimiento estaba cerca de terminar.  
–Verónica está de regreso con nosotros luego de pasar una temporada en el hospital, así que espero que sean atentos con ella y la ayuden a ponerse al día. 
La campana del recreo sonó y todos comenzaron a empacar sus cuadernos. 
–No olviden estudiar para el examen de mañana –agregó él profesor. 
Me acerqué a la entrada fingiendo que iba a salir y esperé a que el profesor Javier se fuera para cerrar la puerta. Nadie iba a salir de esa sección sin ver el video. Mis compañeros de clase no se apresuraron en salir porque estaban distraídos con sus celulares y eso nos daba un poco de tiempo. 
Rebecca se sentó en el escritorio como si fuera la profesora y procedió a abrir su computadora mientras Dexter conectaba el proyector. Roxana nos vio con desconfianza y se dirigió a la puerta lista para irse.  
Estaba muy equivocada si creía que iba a escapar. Me interpuse en su camino y la obligué a sentarse en primera fila agarrándola de los hombros. 
–¿A dónde crees que vas Roxana? Esta presentación es especialmente para ti. 
Roxana me vio sorprendida, pero no dijo nada. Me acerqué a la pared y apagué el interruptor de modo que la oscuridad se apoderó de la habitación. 
–¿Pero qué demonios…? –exclamó uno de los chicos. 
–Damas y caballeros, solicito un momento de su atención –dijo Rebecca teatralmente al tiempo que se ponía unos anteojos. 
Todo el salón guardó silencio y centró su atención en ella. 
–Tenemos una presentación especial el día de hoy en honor a nuestra querida Roxana así que pónganse cómodos en sus asientos y vean cómo es el día a día de esta genio –Rebecca hizo clic y el video comenzó a reproducirse. 
Nunca olvidaré las risas de todo el salón al ver el título: “Diario de una perdedora” 
Roxana abrió mucho los ojos y quiso ponerse de pie al instante, pero Dexter ya se había posicionado detrás de ella y se aseguró de devolverla a su asiento. Ella empezó a forcejear  para liberarse y mientras lo hacía la película siguió su curso.  
La primera escena fue grabada a cierta distancia y mostraba a Roxana estudiando sola en la biblioteca. Tenía el cabello negro suelto y su mesa estaba llena de cuadernos y libros. Ella no tenía ni idea de que estábamos al acecho y comenzó a sacarse los mocos y ponerlos en su falda. El salón entero estalló en risa y muchas chicas soltaron exclamaciones de asco. Rebecca, Dexter y yo también nos estábamos riendo en el video.  
Ella volteó en nuestra dirección y la cámara la desenfocó por un momento. No queríamos que nos descubriera, pero al mismo tiempo estábamos muertos de la risa. 
–Ugh. Que asco –dijo Rebecca sin soltar la cámara. 
La grabación me enfocó a mí y le hice señas para que guardara silencio. 
–Shhhh… nos va a escuchar –susurré yo. 
La cámara volvió a enfocar a Roxana y ella no parecía sospechar nada así que le hicimos señas a Dexter y él le guiñó un ojo a la cámara antes de irse hacia atrás y aparecer de nuevo en cámara junto a Roxana. Él  fingía que todo era una mera casualidad, pero sabía que lo estábamos grabando y nos veía de reojo cuando ella se distraía y sí que era bien distraída. 
Roxana empezó a gritar y patalear como si no quisiera ver lo que seguía, pero no logró liberarse del agarre de Dexter y tampoco apareció ningún héroe para rescatarla. Verla enloquecer me llenaba de satisfacción, era lo menos que se merecía. No se comparaba con lo que yo tuve que pasar la noche que fui apuñalada. 
Aquel día en la biblioteca no pudimos grabar un buen audio debido a la distancia que había entre nosotros y ellos, pero Dexter nos ayudó a recordar palabra por palabra y Rebecca le añadió subtítulos al video.  
–Y así llegamos a la respuesta, es muy fácil –explicó Roxana en el video mientras lo veía con lujuria. 
–En realidad no es nada fácil, lo que pasa es que eres muy inteligente. 
Ese único comentario de Dexter fue suficiente para ilusionar a la rara y el salón volvió a estallar en risa cuando ella empezó a jugar torpemente con su cabello. Ella definitivamente tenía que demandar a la persona  que le enseñó a coquetear así. 
–¿Te han besado alguna vez? –preguntó Dexter sumergido en su papel de hombre coqueto. 
–En realidad no –admitió ella. 
Los chicos del salón fruncieron el ceño y las chicas voltearon a verse entre sí porque no podían creer su confesión. Rebecca levantó una ceja fastidiada por el momento incómodo. ¿Cómo fue capaz de admitir algo así en voz alta? Dexter y ella ni siquiera eran amigos. 
–¿Cerrarías los ojos? –continuó Dexter en el vídeo. 
–¡Ohhh!  
Todo el salón se volvió loco y comenzaron a murmurar entre sí mientras veían el video con expectación. Nadie podía creer lo que estaban viendo. Y aún faltaba la mejor parte. 
Roxana decidió confiar en él sin muchos rodeos y prosiguió a cerrar los ojos. Dexter comenzó a reírse en su cara, pero se tapó la boca para no emitir ningún sonido. Él volteó en nuestra dirección y nos hizo una seña para que nos acercáramos. Rebecca y yo salimos de nuestro escondite tratando de hacer el menor ruido posible y Edgar y Diego que estaban escondidos en otros zonas también hicieron lo mismo. 
–¿Dexter? –preguntó Roxana con nerviosismo, pero sin abrir los ojos. 
Rebecca enfocó la grabación en mí y yo saqué un balde de agua de una esquina y procedí a vaciarlo todo sobre ella.  
–¡Verónica! –gritó Lucy al ver la grabación. Ella no podía creer lo que hice. 
Me encogí de hombros y la ignoré para continuar apreciando el video. 
Roxana se quiso poner de pies, pero Dexter no se lo permitió y yo procedí a romper una docena de huevos sobre su cabeza. El resultado fue asqueroso, había agua y restos de huevo por todas partes. Dexter apartó sus manos asqueado y comenzó a limpiarse con una servilleta. 
Empecé a modelar como una boba para la cámara y todo el salón comenzó a reírse de mí. 
–Pero que mala eres –exclamó otro de mis compañeros. 
Roxana no era el alma pura e inocente que ellos creían que era. La película estaba tan buena que se me olvidó echarle un vistazo a su reacción. Ella había dejado de forcejear y estaba tapándose los ojos con las palmas de sus manos como si quisiera escapar de la realidad. 
–Un poco más y la hubiera llevado a la cama –dijo Rebecca en el vídeo. 
Roxana se sentía humillada y quiso huir de la escena, pero resbaló y cayó al piso provocando otra ola de risas entre los espectadores del video.  
–La próxima vez que quieras engatusar a Dexter, solo recuerda que es mío –diciendo eso lo besé frente a ella.  
Me dio mucha risa verme a mí misma haciendo eso. No cabía dudas de que era una novia tóxica. 
El video terminó cuando Roxana salió corriendo y Rebecca apagó su computadora mientras se reía. 
–Eso fue demasiado fuerte –se burló ella. 
Agarré mi teléfono y subí el video a Facebook en ese mismo instante.  
–Queríamos que fuera una premisa para ustedes, pero ya lo pueden encontrar en las redes sociales –agregué mientras mostraba la pantalla de mi teléfono. 
Todos empezaron a hablar al mismo tiempo y yo encendí la luz satisfecha con mi venganza. Dexter finalmente soltó a Roxana y ella se puso de pies al instante. Yo estaba obstaculizando la salida y las dos nos vimos fijamente por un momento que pareció eterno. Ella se había maquillado los ojos con un lápiz negro y un par de lágrimas habían arruinado su maquillaje. 
–Recibí tu mensaje. Fue muy amable de tu parte –susurré para que nadie más me oyera. 
Ella sabía perfectamente a lo que me refería. 
–Te vas a arrepentir Verónica, lo juro –fue todo lo que consiguió decir. 
–Eso está por verse. 
Abrí la puerta y la invité a salir con una sonrisa. Ella agarró su mochila y abandonó la sección en medio del escándalo. Edgar y Diego se acercaron a mí mientras se reían y me abrazaron con suavidad para no lastimarme. 
–Eres muy mala –afirmó Diego. 
–Somos –corregí– Ustedes fueron parte de esto. 
–Tienes razón. Llámame si necesitas mis servicios. 
Los chicos se alejaron mientras hablaban del vídeo y Lucy se acercó a la salida y meneó la cabeza. 
–No debiste hacer eso Verónica. La vida te lo puede cobrar. 
–¿Ahora eres su amiga? –cuestioné. 
–No, no lo soy, pero eso estuvo mal. 
Lucy se marchó sin decir nada más y el resto de mis compañeros también abandonaron la sección. Me acerqué a Rebecca y amabas chocamos los cinco. 
–¿Crees que nos pasamos? –preguntó Rebecca. 
–Claro que no. Se lo merecía –afirmé decidida. 
Dexter se acercó a mí con una sonrisa y me abrazó. 
–Después de esto nunca más volverá a molestarte. Confía en mí –dijo sin una pizca de arrepentimiento. 
Me hubiera molestado mucho que la defendiera, pero afortunadamente no lo hizo. 
Asentí con la cabeza. 
–Eso espero. 


 




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