Me desperté entre las cuatro y las cinco de la mañana, hoy es viernes, demasiado temprano para un casi adolescente de doce años. Entro a la escuela a eso de las siete, me quedan varias horas, mientras, me deleito con un libro de "Didáctica y currículum" me gusta leer este tipo de cosas y más si soy un estudiante, siempre hay que estar prevenido.
Mi maestra siempre los días viernes se le ocurre hacernos una pregunta que no aparece en el libro que leo (no me salté ninguna página). Es una pregunta que no debería hacerla, quizá si, porque intenta traernos un poco a la realidad y no solo a un monólogo aburrido.
Sumergido en tantos pensamientos se hicieron las siete, me cambié, me vestí y desayune junto con mamá. Por el camino a la escuela, escuchaba música ochentona, me encantaba, me relajaba mucho y me hacía pensar. Llegué y fui uno de los primeros como siempre, la impuntualidad no es lo mío ¿Quién llega tarde a un capítulo de su vida? ¿Acaso no les da curiosidad las estupideces que van a cometer?
Se hicieron las siete y diez y ya había llegado la mayoría, la maestra entró, estaba desorbitada, incluso enojada. Dejó el portafolio y tomo una de las tizas, escribió en el pizarrón con letras grandes PREGUNTA DEL VIERNES.
Nos sorprendió a todos, generalmente las preguntas las hacia al final de la clase del viernes.
-Como saben, ayer desapareció Cayetana, la del sexto B, estamos muy preocupados y ya habrán visto en las noticias que aún no la encuentran, pero hay hipótesis fuertes. La mayoría dice que se la llevaron.- dijo la maestra con los brazos cruzados.
-Seguro fue algún pedófilo o violador.- dijo Amira, feminista de pie a cabeza y gran amiga mía. La maestra se tapó la cara y los demás hicieron un grito de espanto.
-¿Ustedes creen que los que se llevaron a Cayetana eran personas?- preguntó la maestra. -Hipotéticamente- volvió a decir cuando vio las caras de susto.
-Hasta donde yo sé son personas, lo que cambia es que obren bien o mal.- respondí temeroso.
-¿Estás diciendo que defiendes a violadores o pedófilos?- gritó Amira parándose enojada.
-No, lo que me refiero a que todos somos personas, nosotros elegimos como actuar en cada circunstancia y eso nos diferencia de los demás. - le dije.
-Son monstruos, no personas.- dijo mi maestra acercándose a mi banco.
-¿Todos somos mountros entonces?- pregunté, quería que ella me entendiera y que supiera que apoyaba a las mujeres.
-No, solo los que "obran mal"- dijo Pamela, que se sentaba detrás mío y me empujaba la silla.
-Pablo, tu mamá es abogada, acaso no siempre repite que somos sujetos de derechos, que todas las personas tienen derechos.- dije mirándolo esperando una ayuda.
-Si Marcelo.- dijo Pablo.
-Irene, tu papá es pastor, ¿Obrar bien y obrar mal determina si sos persona o no?- le pregunté, me miró sonrió nerviosa y me dijo:
-En realidad el que obra bien va al cielo y el que obra mal si no se arrepiente al infierno.
-¿Que querés probar Marcelo?- me dijo mi maestra.
-Que son personas que obraron mal, no me malinterprete, es un acto atroz lo que hacen, pero por el lado exacto de ver las cosas son personas que obraron realmente mal.- le dije parándome frente a ella.
-Dame tu cuaderno, le voy a tener que escribir a tus padres, para que hables con un psicólogo. - me dijo desafiante la maestra.
-¿Por qué?- pregunté enojado. - ¿Por responder algo que ni siquiera debería estar en clase?, ¿O por tener un mejor argumento mejor que el suyo sobre un tema que como menores de edad somos incapaces de discernir en ocasiones?
Se quedó callada unos segundos, dejó mi cuaderno y empezó a explicar geometría.
A la salida Amira me esperó para ir a casa.
-Te va hacer la vida imposible Marcelo, cualquiera que te hubiera escuchado ahí te golpearía, incluso yo, pero entendí lo que quisiste decir y lo que preguntó ella no era tan literal, era más bien para darle la razón de las monstruosidades.- dijo Amira agarrando de un brazo a Marcelo para irse a casa.
-Prometo no volver a meter la pata y no tomar las cosas tan exactas y literales. ¿Mañana salimos a marchar? - pregunté mirando su expresión de tristeza.
-Esperemos que Cayetana aparezca viva Marce, con todo lo que pasa dudo que me dejen volver sola de la escuela, aprovechemos estos días.- dijo abrazándome.
-Yo siempre te voy a cuidar Amira, sos mi amiga y nunca voy a dejar que ningún monstro te toqué. - le dije y ella sonrió.
Qué pena, al final se merecen el nombre de monstros, mi maestra tenía razón, las que más temen son las mujeres, ojalá deje de pasar algún día. Por cierto, yo soy Marcelo.