Yo Soy

YO soy BAULÚ

 

Yo soy Baulú, vivo en un departamento que tiene dos habitaciones pequeñas un baño más grande que el comedor y una cocina al final del pasillo, vivo solo, quizás he perdido  la cordura en estos días de aislamiento, pero en las noches y en los días domingo me siento ausente, ajeno a mí, como si no tuviera otro remedio más que sentarme a ver televisión o el celular, esperando que alguien me hable y me pregunté como si fuera algo espectacular como es "vivir solo".

Me mudé porque quería libertad, libertad que no me la daba el bullicio de mi casa anterior, la cual compartía con mi familia, trabajé hasta el cansancio, estoy terminando de estudiar y comencé a fijarme nuevas metas, como un auto o una pareja, jamás me lo habría planteado, pero estar solo no resultó ser como yo esperaba.

Un día como hoy me desperté alrededor de las cinco de la mañana, lo recuerdo muy patente, un silencio me acechaba, puse los pies sobre el frío y muy sucio piso y caminé descalzo, la cocina se podía ver desde lejos, solo escuchaba una gota caer, indetenidamente, era detestable, la cerré e inmediatamente volvía a gotear, un desperfecto, pensé. Tuve trabajos que realizar en línea, un par de situaciones que debía resolver pero se habían convertido en un gran acertijo, mientras, la gota seguía con su insistente sonido. Me miré al espejo antes del horario del almuerzo, hace mucho no comía, no tenía apetito, a veces me preguntaba si fue buena una idea vivir solo, la gota seguía firme como el baterista de una banda, le puse un vaso para no poder escucharla.

Volví a trabajar luego de una siesta, abrí mis ojos y volví a sentir la ya melodía del agua que ya había rebalsado el vaso. Saqué una caja de herramientas heredada por mi padre porque según el "soy hombre", si supiera que ni siquiera se usar la pinza pero lo intento de todas formas. Agarré lo que parecía poder arreglar lo que desconocía, no tenía tiempo para plomeros, mucho gasto, estuve tres horas sentado en el piso de la cocina, lo bueno es que ya no era una gota, era un charco, o mejor aún, una fuente, sonreí de mis desgracias, descalzo, hambriento y solo ¿Por qué? y después pensé en que era lo que quería y que mis padres me lo habían advertido.

Soy muy orgulloso, pero llamé a mi madre, mi padre siempre me recordaría este error, ella no contestó, lloré, las lágrimas y el agua se hicieron uno, me levanté, busque videos, lo arreglé, comencé a construirme, busqué las piezas que podrían encajar en el rompecabezas que era mi vida, lo logré, tuve éxito. Lo cuento de esta forma porque fue así, como un listado.

Hace ya unos meses me recibí, trabajo, aprendí más cosas del hogar, cocinar, cantar, bailar, limpiar, lavar, leer y hacer un café exquisito, tengo pareja, tratamos la convivencia, quizás ella está como yo, a punto de colapsar porque nada le sale bien, nos complementamos.

Aprendí y es bueno decirlo que si bien la libertad nos da ese poder  para elegir de manera responsable nuestra propia forma de actuar, tenemos que tener en cuenta aprender a estar solos, a vivir solos y que   respirar del bullicio nos aclara que vamos hacer el resto de nuestra vida, eso no es egoísmo.

Mi madre no me respondió la llamada ese día, pensé que era egoísta, gran error mío, hoy me dijo porque no contestó, me dijo "Yo cree a un ser humano libre, que piensa, que siente y si yo hubiera creído que no podías resolver el problema que tenías de seguro hubiera contestado Baulú." cuánta razón tuvo.  

Al final, quizás si me hacía falta que la gota de agua rebalsara ese día. 



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En el texto hay: relatos de la realidad

Editado: 19.04.2022

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