Aunque mi nombre te parecerá extraño, somos más similares de lo que crees o afirmes, te he visto como me hablas, te he visto cuando te bañas, cuando derramas lágrimas por las veces que te hicieron sufrir, (unas escapan sin permiso y otras rebasan siempre el vaso) Estas a un punto de hundirte y siempre vuelves, es increíble las veces en que te olvidaste que dentro tuyo había algo más que aquello que me profesabas.
Yo soy tú, me lastima lo que piensas, aunque amo tu profunda forma de sentir, eres de las mejores en ese campo, yo investigo y mis colegas dijeron que si alguien se merece un premio en el sentir esa eres tú, si, seguro estas desconcertada, los premios son aceptaciones que otorgamos, ¡Hemos ocultado millones de cosas! pero por algún motivo solo somos objetos, espejos pequeños, grandes, del tamaño de un árbol, somos lo que desean, sin nosotros no podrían vivir, pero de vuelta al tema de los premios, hay narcisos, de baja autoestima, cobardes, de todo hay un poco, pero tú... eres distinta, te arreglas los pelos sin preocupación alguna, no te pintas, no cambias los colores de tu ropa y sonríes a medias, sonríes más cuando lloras, pero no es la sonrisa común, es una oscura, una pérdida, una que inspira temor.
Aunque yo soy tú, querida mía, soy un objeto y tu eres lo que represento en carne viva, y temo de ti desde el día que arrojaste con ira una piedra hacía mi cuando tu cuerpo no daba la medida, dime tú, eres un monstruo que no decide que camino elegir y ahí andas con indecisiones y titubeos, al final, resultaste ser una cobarde.