Yo soy ESTEBAN

Me levanté en la mañana cerca de las ocho, medio curioso, hábil, capaz, fuerte y un poco rebelde. Discutí con varios, tampoco me atrevo a decir con quién porque convivo con ellos. Tengo 28 años, quisiera volver a los 18 pero estoy seguro que volvería a entrar en esa depresión de la que siempre intenté salir.

Estuve pensando en el banco de la esquina, sentado, muy solo, llorando de impotencia o rabia contenida que se yo. Y si, llegué a la conclusión que acumulamos. Acumulamos un dolor que creemos merecer. Ocultando la presión del pecho, el salto del ojo, los dolores en el cuerpo y aún más allá, en el alma.
Acumulamos lo que no se dijo y lo que no se dirá. Lo ocultamos en lo más profundo de nuestro interior porque nadie lo pidió y ya es tarde para decirlo. Acumulamos el amor que no fue. Lo ocultamos y encarcelamos en la mente, como si fuera producto de nuestra imaginación. Acumulamos recuerdos. Los ocultamos ahí, detrás del corazón y en un lugarcito de nuestro cerebro intentando que otra vez vuelva a pasar.
Y sí. Somos acumuladores de recuerdos, de dolores, de injusticias, de perdones, de amores, de vicios, de acumulaciones.

Igual capaz me este equivocando y haya gente que siga apostando por limpiar desastres de otros o capaz los acumuladores van disfrazados de gente piola y común simulando perfección.