Susana miró a su padre llamarla por su nombre, su corazón se conmovió, pero junto a él apareció su hermana, el rencor que sentía se multiplico en ese momento.
Cuando le iban a hacer la cirugía vio el rostro nuevo que había elegido, pero luego lo pensó mejor y era mejor solo hacer unos ciertos retoques, ya que quería tener un cierto parecido con ella misma. Sonrió con satisfacción al ver la confusión de su hermana, miró hacia otro lado y se topo con el rostro del hombre que tanto amó, pero que había planeado su muerte.
Solto el aire y apretó más el micrófono, Vicenzo no apartaba su mirada de ella, por un momento vio sorpresa en él, pero luego su rostro se volvió una máscara fría.
Miró al frente y todo el comité estaba murmurando, escuchaba su nombre, cuando era Susana siempre uso un maquillaje discreto, no le gustaba llamar la atención, pero ahora como Eva había aprendido a maquillarse los labios de un rojo intenso y un maquillaje para resaltar sus ojos, en el accidente había perdido una parte de su visión en el ojo derecho, le habían injertado un lente en su ojo para tener buena visión. Ahora el color de sus ojos eran verdes, cuando se vio la primera vez en el espejo cuando sus heridas sanaron, sintió dolor en su corazón por que ya no era Susana, la chica alegre, confiada, la que nunca espero nada malo de nadie y sintió más odio por su hermana y su prometido.
—Buenas tardes —su voz fue suave y pausada, había practicado tanto para no hablar bajo, si no fuerte.
El silencio reino en ese momento, Vicenzo se había cruzado de brazos, su mirada no se apartaba de ella, su odio hacia que ella no sintiera los nervios que siempre sintió al pensar estar frente a él.
—Mi nombre es Eva Pandora, la mayor accionista del Grupo Santiago, este día tomó posesión de mi lugar en este Grupo. —se escucho una exclamación en toda la sala.
—Socios igualitarios —escucho la voz de Vicenzo.
Todo se había vuelto un revuelo en esa sala, justamente lo que ella quería. Coloco el micrófono y bajó de la tarima, su hermana la observaba furiosa, su padre preocupado.
Camino hacia su padre, quiso abrazarlo, pero se contuvo, su hermana metió su mano en el brazo de su padre y eso la endureció una vez más.
—Imaginó quiere hablar conmigo —Federico asintio y se soltó de Melany.
En ese momento Vicenzo se acerco y dirigió su mirada hacia Federico.
—Exijo una explicación —Se había sorprendido cuando al bajar de la tarima, vio subir a Susana, se había quedado paralizado, pero se fijo en ella bien y sus pómulos eran diferentes a los de su prometida, más delicados, la piel de Eva era menos blanca que la de Susana, aunque podía ser que estaba bronceada, miro sus ojos y estos eran verdes.
—Vamos a mi oficina —respondió Federico.
Melany siguió al grupo al estar todos frente a la puerta de la oficina de Federico, Eva se giró hacia ella.
—Imaginó eres socia también ¿Cuánto es tu porcentaje de acciones? La reunión con socios minotarios no será hoy —Melany enfureció y sujeto con fuerza su bolso.
—No es asunto de socios, soy la hija del Sr. Santiago...
—En ese caso espera afuera, no es una reunión familiar, es estrictamente de negocios —abrió la puerta y entró sin titubear.
Federico miró a Melany y no dijo nada, siguió a Vicenzo, cuando entraron a la oficina, Eva camino hacia el gran ventanal, le gustaba la vista imponente que tenía su padre
—¿Quién eres? —Federico miró nuevamente a la mujer, ella se quitó el sombrerito con malla y lo puso sobre el escritorio de vidrio, quería que apreciarán su rostro.
—Eva Pandora.
—¿Por qué no sabíamos de ti?
—Desconozco por qué Susana no lo mencionó, pero siempre nos hemos comunicado —ella camino hacia su padre y le entregó una carpeta plástica a su padre, Federico miró ese rostro y supo que no era su hija, pero tenían un parecido increíble —Aquí están los correos que intercambiamos con Susana, también tengo los mensajes que nos enviabamos.
Federico abrió la carpeta y vio uno de los correos donde Susana invitaba a Eva a la boda, pero ella respondió que no podría acompañarla por que estaría en un viaje por Europa.
—¿Por qué tienes las acciones de mi prometida? —Vicenzo preguntó, en ese momento la miro a detalle, ella tenía un gran parecido a Susana, sólo que la mirada de Eva era dura.
—Mi amiga me heredó sus acciones en su testamento, al igual que su herencia y ... —Susana sonrío —Sus propiedades.
Vicenzo la miro furioso y negó.
—No vivirás en mi casa —declaró furioso —Compré la casa por nuestro matrimonio y la hice dueña de la mitad de mi casa por ser mi esposa.
Eva se encoge de hombros, realmente no tenía intención de mudarse a esa casa, hasta este momento, al ver la reacción de Vicenzo, había decidido que se mudaria.
—¿Qué harás con las acciones? —Federico pregunto lleno de preocupación, a su padre jamás le haría daño.
—No las venderé, ni haré nada que destruya el Grupo Santiago, Susana estaba orgullosa de su padre y la empresa que levantó.
—Puedes vendermelas para que vuelvan a mi familia.
—No lo haré, si ella me las dejó es por que confiaba en mi, en mi trabajo. Se que no me conoce y es difícil confiar en una extraña, puede trabajar conmigo hasta que este seguro que mi intención es proteger al Grupo Santiago, como lo iba a hacer mi amiga.
Federico asintio y decidió que estaría cerca de Eva, debía cuidar su empresa.
—¿Si te aburres de aquí?
—Para que este tranquilo, haré un contrato donde me comprometo a vender las acciones exclusivamente a usted si decido marcharme.
Vicenzo miró a la mujer una vez más, su parecido a su prometida era increíble.
—Te lo agradecería.
En ese momento tocaron la puerta y aparecieron dos secretarias con una bandeja con café y una bandeja con la repostería dulce.
—¿Le gusta el café? Esta era la repostería favorita de mi hija —Eva asintio, sus ojos verdes recorrieron cada bollo en la bandeja, se sintió conmovida por su padre.