2 años después...
—¡Ni siquiera lo pienses, jovencita!—exclamó Erling al tomar a su hija Alexandria del pasto de Main Street cuando esta intentaba tomar una piedra y llevársela a la boca.
Le dio un beso en la frente, cuando la niña iba a empezar a protestar.
—Eso no es para comer, princesa. Tu madre me mataría ¿Comprendes?
Alexandria lo observo en silencio
—Eres preciosa.
—¡Erling!—lo llamó su mujer. Michelle se encontraba con su segundo hijo, Vicent. A pesar de ser mellizos, eran muy distintos. Alexandria había heredado la mata de cabello azabache y los ojos de su padre. Por el contrario, Vicent heredó el cabello castaño y los ojos miel de su madre.
— ¿No encontraron helado?
Michelle negó con la cabeza— Buscamos por todos lados, con este verano, todo Londres desea comerse un helado así que es difícil.
—Cuando lleguemos a casa, tomaremos limonada—propuso Erling.—Pero antes juguemos a las escondidas, como habíamos prometido. Entonces—Erling colocó a su hija en el suelo—los niños buscamos a las niñas. Ven Vicent y tu princesa, ve con tu madre.
—Tienes que contar hasta cien, Erling.
—Claro que no. Vicent y yo solo sabemos contar hasta el dos, eso es tiempo suficiente para ustedes.
Michelle se echó a reír y tomo a su hija—Vamos mi amor, antes que nos encuentren.
Ella conocía perfectamente la casa del árbol que estaba cerca y ese sería un buen escondite para las dos. Al llegar allí tomó a su hija.
—Agárrate bien de mi cuello amor. Vamos a subir.
La niña le regalo una sonrisa y ambas subieron. Michelle tomó a Alex y la depositó en la casa del árbol y en el instante en que ella iba a colocar el pie, se resbala y cae. Emitió un grito ahogado y cayó sobre un cuerpo duro, al ver ese cabello rubio y esos ojos azules, el corazón le latió de prisa.
❀
Erling decidió salir en búsqueda de su esposa y su hija, junto con Vicent. Ambos se miraron. Este tenía a Vicent en sus brazos.
—¿Dónde crees que han podido ir? No se ven por ningún lado—Vicent le señaló al frente—Bueno vayamos en esa dirección.
Decidió darle toda la vuelta a la manzana y la imagen que vio lo congeló en el sitio. Era su mejor amigo, Anthony Moore, Conde de Devington cargando a Alex y estableciendo una muy agradable conversación con su mujer. Por un momento sintió que la sangre le llegaba al cerebro. Luego miró a su hijo y se relajó un poco.
Los mejores dos años de su vida fueron junto a Michelle. La amaba y ella en algún momento de su vida le dijo que lo amaba de la misma forma. No podía dejar que los celos propios de los Westhampton lo cegaran, tenía que confiar en su esposa. Erling se acercó lentamente junto con Vicent. Ambos lo miraron y su esposa sonrió.
— Mira quién está aquí—le dijo ella.
—Westhampton—lo saludó Thony, mientras dejaba la niña en el suelo y el hizo lo mismo con Vicent y se dieron un abrazo.
—Otros cinco años más sin verte Devington.
—Así es, desde la última vez. Aunque con la sorpresa de verte casado y con una hermosa familia.
—Así es—le dijo Erling mientras tomaba a su mujer por la cintura y la atraía hacia el—Se puede decir que soy un hombre muy afortunado al tener esta bella esposa e hijos.
—Me sorprendí mucho. La actual Lady Westhampton era como una hermana para ti.
—Oh por favor, no me llames "Lady Westhampton" esa es la tía Charlie, la duquesa. A mí sólo llámame Michelle—le pidió.
—No está bien visto que un hombre soltero llame por el nombre de pila a una dama sino es pariente suyo, mi lady—le dijo este.
—Pero eres como un hermano para mi esposo y aparte crecimos juntos así que no lo veo indecoroso ¿Cierto cielo?—le dijo ella mientras lo miraba.
—Así es. Devington es como un hermano para mí, pero ya conoces a las mujeres, no puedes discutir con ellas. Siempre tendrán la razón.—le aconsejó Erling.
Anthony se echó a reír—Estás muy bien domesticado. Jamás pensé verte así—le dijo Thony y Erling sonrió.
—Me imagino que ustedes tendrán mucho de qué hablar—comentó Michelle—Me voy con los niños en el carruaje, mi amor. Ustedes pueden irse a su club.
—Nada de eso—intervino Anthony—Yo solo pasaba por aquí, sé que Westhampton y yo tendremos tiempo de charlar, no quiero arruinarles su día familiar, ni nada de eso.
—Nos podemos ver esta noche—le dijo Erling—en el White's.
—Me parece bien—le dijo—Fue un placer verlos, Westhampton y Michelle. Por supuesto también a sus hijos, que tengan un buen día.
—Adiós Thony—le dijeron ambos y este se fue.
Michelle miró a Erling—¿Y bién? ¿Sucede algo, cielo?