Tenía que hacer algo para volver a unir a mis amigas, así que puse manos a la obra, además fue muy fácil, las invite a mi casa, cuando llego Celeste, ya Amber y Megan estaban en mi habitación. Rápidamente cerré la puerta por fuera haciendo que estas queden trancadas, solo abriré hasta que se reconcilien, por eso Meg está gritando como loca.
—Megan, Amber por favor cooperen— ruedo los ojos, son tan testarudas.
—Thurin abre la maldita puerta— escucho el grito histérico de Meg.
—no lo hare hasta que se arreglen— digo sin más pegada a la puerta.
—no lo haremos, no quiero ver la cara a esa perra despreciable— vocifera.
—tu tampoco te quedas atrás— escucho la voz de Celeste. Me paralizo, eso no es bueno, abra una verdadera riña entre ellas, no debí hacer esto.
—pero al menos no engaño a mis amigas— se defiende Meg, pego mi oreja a la puerta para escuchar mejor.
—¿enserio?— escucho una seca carcajada —cuando pensabas decirnos de tu embarazo.
Después de eso no volví a escuchar nada más, cosa que me pone los pelos de punta, pero no abriré la puerta, quiero de verdad que se reconcilien. Suspiro, dejare que boten toda su tensión, sé que no pelearan, por más que discutan no llegan a tocarse. Sin más me alejo de ahí, yendo a la habitación de Adrián sin tocar.
Error. Hace movimientos perturbadores dentro de su pantalón mientras ve la pantalla de su computador. Por el fuerte sonido de la puerta se espanta.
—¡maldición! — dice cerrando su laptop de golpe asustado, cuando me ve suspira aliviado. Entrecierro los ojos.
—¿que estabas viendo hermanito? — digo curiosa.
—¿qué te importa? — dice molesto sin girar completamente hacia mí.
—algo me dice que estabas viendo porno— canturreo lanzándome a su cama.
—¿q-que? — ríe nervioso —¿por qué haría algo así? —dice como si fuera la mayor locura que había escuchado.
—si estabas viendo eso— rio por lo nervioso que se puso —también ¿te masturbas cuando lo ves? — digo haciendo que se ponga más incómodo, trato de contener la risa.
—Thurin sal de mi habitación— vocifera enojado.
—con que jalándote el ganso ¿eh? — digo con burla desde aquí puedo ver su cara roja.
—¡sal! — su grito es tan agudo, que molesta. Suspiro rodando los ojos.
—solo dame unos minutos, saldré pronto.
—¿cuándo no tienes nada que hacer vienes a molestar? — pregunto incrédulo.
—si no quieres que te molesten ciérrala puerta con seguro—digo encogiéndome de hombros
—para que te las ingeniaras para entrar— ríe irónico.
—tienes razón— me encojo de hombros.
—¿porque no te vas a la tuya? — dice fastidiado.
—mis amigas están ahí.
—con más razón deberías largarte de aquí.
—están discutiendo, no se hablan, pronto se reconciliarán tienen mucho de qué hablar.
—¿hasta entonces te quedaras aquí?
—si.
Suspira fastidiado, escucho como la puerta de su baño es azotada. Miro el techo blanco de su habitación. Nah, pronto se le pasara la molestia, no dura mucho.
Nota mental:
"tocar antes de entrar"
Pasa alrededor de unos minutos cuando escucho de nuevo la puerta abrirse, sale un Adrián recién bañado. Vuelvo mi vista al techo blanco. Siento como a mi lado la cama se hundió. Adrián copia mi posición. Los dos contemplamos el techo como la cosa más asombrosa del mundo, un aburrido techo blanco, que fácilmente nos podría caer encima por una mala estructura o un terremoto, ¿por qué el bombillo está apagado? ah, sí, verdad, todavía es de día.
Salgo de mis pensamientos cuando escucho mi nombre.
—Thurin.
—lo que papá y mamá te dijeron no cambia nada— susurra despacio.
—lo sé, ya lo sabía desde antes— digo encogiéndome de hombros.
—¿como? — pregunto confundido.
—escuche a Marcus y a ti discutir sobre ello.
—¿por qué no dijiste nada? — dice levantándose mientras se sienta como indio sobre la cama. Lo imito.
—no quería que se preocuparan—digo jugando con mis manos, cabizbaja. Siento de pronto como me envuelve en sus brazos.
—no te olvides de mí— susurra escondiendo su rostro en mi cuello. Sonrió, es todo un niño grande, correspondo el abrazo.
—nunca lo hare, aunque ganas no me faltan— digo intentando hacer que se ría, pero más bien rompe el abrazo mientras hace una mueca.
—Thurin— llama.
—¿uh?
—eres mi hermana preferida, no se lo digas a Marcus— dice ocultando su sonrisa, en eso entra el nombrado frunciendo el ceño. Al parecer no soy la única que entra sin tocar.
—¿decirme que? — dice este entrando a la habitación, sonrió, se sienta en la cama al igual que nosotros.
—¿qué te importa? — dice tosco Adrián, Marcus lo ignora y fija su vista en mi mirándome preocupado.
—Thurin supe que mamá te dijo sobre...— comienza a decir, pero lo detengo.
—si, ya no me lo recuerden.
—lo sentimos.
—son unos idiotas, no me moriré ni nada— digo revolviendo sus cabellos sedosos, hacen una mueca— tranquilos— de la nada Marcus se lanza sobre de mi abrazándome.
—recuerda que te quiero—dice con la voz entre cortada. Frunzo el ceño.
—¿e-estas llorando? — pregunto sorprendida.
—no solo tengo una paja en el ojo— dice alejándose limpiando su rostro —claro que estoy llorando— sorbe su nariz. vuelve alanzarse sobre de mi esta vez acompañado de Adrián.
—chicos me están asfixiando— escucho un sollozo haciendo que se encoja mi corazón. Mis ojos se cristalizan —los quiero.
—nosotros también— dicen al unísono.
Después de esa escena ponemos caricaturas, osea, muñequitos, a pesar de nuestras edades seguimos viéndolos, son muy entretenidos y súper gracioso. Los tres estábamos en la cama, mis hermanos estaban en las esquinas yo en medio, no me querían soltar, Marcus está apoyado en mi pecho y Adrián en mi abdomen, acaricio sus cabellos mientras mirábamos la televisión, poco a poco el sueño fue adueñándose de mí y no supe más de mi alrededor.
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Editado: 25.12.2020